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Cristina Cerezuela y Carlos Moyá, primera visita de la temporada de 'Mi casa es la tuya'

Cristina Cerezuela y Carlos Moyá, primera visita de la temporada de 'Mi casa es la tuya'

La retirada del tenista de las canchas y el estrés sufrido por la actriz fueron algunos temas que trataron las parejas

el norte

Martes, 6 de septiembre 2016, 13:57

Bertín Osborne ha vuelto con el programa estrella de las noches de Telecinco, 'Mi casa es la tuya'. Si en la primera entrega vimos desfilar a personajes tan interesantes como Malú, Ángel Nieto, el dúo humorístico Martes y Trece, Esperanza Aguirre, Francisco Rivera, Ágatha Ruiz de la Prada y Pedro J. Ramírez y Miguel Ángel Revilla, entre otros, en esta segunda temporada no se quedará atrás. Para empezar, Osborne ha contado con el extenista Carlos Moyá y la actriz y actual cantante Carolina Cerezuela. Un matrimonio que ha sabido hacer frente a largos años de relación y que, ahora más que nunca, parece encontrarse en su mejor momento.

El lugar en el que se ha realizado la entrevista ha sido en Palma de Mallorca, una ciudad que ambos aman con locura y en la que se encuentra su actual residencia. Hasta allí se trasladó la familia Osborne, convirtiéndose en los invitados de Moyá.

Nada más ver la casa de la pareja, Osborne bromeaba: «Parece un resort caribeño», a lo que Cerezuela apuntuaba: «La casa es muy cómoda. Nosotros, cuando la diseñamos, lo que queríamos era que fuera práctica» y luminosa. Cristina fue mostrando la casa, habitación por habitación, a Fabiola, a quien le llamaba la atención la dimensión de las estancias, empezando por la sala de juego de sus niños, Carlos, Carla y Daniela. Lo que más le despertó curiosidad a la mujer de Osborne fue la habitación de una de las hijas de Moyá, invadida por el color rosa. Según comentaba, la atención que requiere la enfermedad y el cuidado de su hijo Kike no podría permitirle tener ahora mismo un nuevo hijo, y menos una niña ya que cree que sus dos pequeños podrían mostrarse algo «celosos». Pero, sin duda, el dormitorio que se llevó la palma de oro en cuanto a espaciosidad fue el de la pareja, presidida por sus dos camas de 1.80 metros cada una.

La familia

En cuanto a su familia, Carolina señala que «mis hijos cada noche acaban en mi cama. Me encanta dormir con los niños». Una afirmación que le sorprendió a Fabiola. El amor y el cariño que la actriz siente por sus tres hijos, parece traspasar límites extremos: «Con 15 años, tenía claro que quería tener dos niñas y un niño. Y la vida me ha regalado tener dos niñas y un niño».

Tras la visita por el interior de la vivienda, se dirigieron a un amplio jardín, donde Cerezuela recordó su paso por la serie 'Camera Café', serie por la que se dio a conocer y también sobre su interpretación en 'Hospital Central'. «El trabajo más fácil para mí ha sido 'Camera café'. La gente se desilusionaba un poco cuando venía al plató y veía una repisa, una cámara y vasos. Siempre pensaba: 'que no vengan niños...».

Su éxito y participación en varias series al mismo tiempo le llevó a atravesar uno de los momentos más complicados de su vida. «Carlos es la persona más sensata que conozco. Un día me sentó con mi madre y los dos me dijeron: 'Carol, así no. Tienes que frenar, tienes que aflojar'». Su propio médico quiso recetarle medicamentos especiales, para que lograse descansar y dormir todo lo necesario. Pero la intérprete no parece arrepetirse de sus actos: «Con sus cosas buenas o con sus cosas malas, todo eso me ha traído hasta aquí, con mi marido y mis hijos», justifica.

En el salón de la casa, Carlos Moyá y Bertín Osborne mantenían una conversación paralela y, como no podía ser de otra manera, comenzaron a charlar sobre los comienzos del tenista, que fue a una edad muy temprana, a los tres años, cuando sus padres iban a las pistas más cercanas a jugar juntos partidos de tenis. «Yo les fastidiaba el partido y practicaba en una pista de frontón».

A los 17 años fue el momento en el que comenzó a ser conocido a nivel mundial con su participación en el Open de Tenis de Australia, donde según el comentarista «perdió con honor y con humor».

«Los inicios no fueron muy buenos. A mí me costó mucho irme de Mallorca. Fue duro. Los seis o siete primeros meses llorando, mis padres diciéndome que me volviera... Y yo no di mi brazo a torcer. Y menos mal, ya fue poco tiempo después cuando los primeros triunfos comenzaron a caer».

Realmente quien le provocó un cambio en su vida fue Australia. Su llegada a la final hizo que medio país se revolucionase por completo. Su gran sorpresa se produjo cuando regresó a España, dándose cuenta de que «el mundo había cambiado».

Carlos y Bertín también recordaron su victoria el año 1998 en Rolland Garros, además del tema del dopaje y conocer cómo fue su primer encuentro con el tenista Rafael Nadal. «A Rafa yo le conocí en Alemania. Me pareció bueno. Le vi con mucho carácter, pero muy tímido fuera de la pista. Te daba la mano y miraba para otro lado. Dentro de la pista se transformaba. Él me ayudó también a mí a ser buen jugador».

Moyá no pudo evitar emocionarse cuando comenzaron a tratar el tema de su retirada. Ese 'adios' vino provocado por la aparición de múltiples lesiones que provocaron que Moyá tuviera que colgar la raqueta para siempre. «Ves que tu cuerpo no está al 100%. No te ves capaz de ganar torneos. Todo el proceso de que te vas a retirar es más duro que el momento que dices 'me retiro'. Antes de la rueda de prensa le dije a Carolina: 'Te prometo que no lloro'. Pero me pudo la emoción», apunta el extenista.

Sobre la retirada de su marido, Carolina confiesa que «para mí fue duro, porque le vi sufrir a él. Fue muy triste ver que cerrase una etapa». Pero no hay mal que por bien no venga, y esa retirada le permitió disfrutar más de la familia. El extenista demuestra una gran pasión por sus hijos y mujer: «Si ves a un papá con su niña te da una ternura que te derrites. Todas las debilidades que los hombres intentan esconder con su mujer, lo exteriorizan con sus hijas. Mi hija tiene una debilidad con su padre contra la que no puedo luchar. Carlos me ayuda con los niños, cría a sus hijos de la misma manera que lo hago yo. Es su padre y lo hace igual», apunta Cerezuela.

La hora de la comida

Después de las largas conversaciones, llegó el momento de la comida, y para rendir un pequeño homenaje gastronómico a la tierra del tenista, el menú consistía en un arroz 'brut' o arroz sucio. Ya con los cuatro protagonistas en la mesa, Bertín quiso saber cómo fue ese primer encuentro entre ambos: «Yo la vi por la tele y me enamoré. A través de un amigo en común, le dije que a ver si me podía pasar su email».Pasados dos meses, decidieron dar el paso de conocerse en persona.

«Cuando nos conocimos, yo tenía esa duda de mirar a alguien y pensar que no había nada. Nos conocimos una noche, quedamos con amigos y yo me levanté al día siguiente y dije: 'Es el hombre de mi vida», y añadió: «Yo no he vivido cuando él ha sido número uno, cuando ha tenido sus grandes éxitos en el mundo del tenis... Pero creo que me he llevado lo mejor de Carlos Moyá, que es levantarme y tomarme un café con él, ver crecer a los niños... Yo creo que ese es el mejor trofeo de la vida».

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