EL NORTE
Lunes, 23 de mayo 2016, 11:51
El periódico 'Cinco Días' ha publicado una amplia entrevista con la baronesa Thyssen, en la que demuestra que, a pesar de las apariencias, es una mujer que no lleva una vida tranquila, que tiene cuatro secretarias con las que despacha a diario, restándole tiempo para sus grandes aficiones, la pintura o la jardinería.
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En cuanto a la cesión gratuita por seis meses de su colección al Estado, a diferencia de un año como venía realizando anteriormente, señala que se trata de «un préstamo gratuito que yo hago cada año. La colección genera seis millones de euros de beneficios anuales en Madrid». En cuantro a la reducción del tiempo del préstamo, apunta: «Ha sido decisión mía. Lo que no se puede hacer es lo que se está haciendo con mi colección. Renuncié a la legítima de mi marido a favor de los herederos para que su colección estuviese como está hoy en día en el Museo Tyssen-Bornemisza. Los herederos no querían, ya que había una fortuna de por medio. Yo lo que tengo son cuadros y propiedades. No tengo liquidez. Soy ciudadana suiza y desde 1992 soy residente en Andorra. [Saca del bolso la identificación que atestigua lo anterior]. Hace dos años, el 23 de diciembre, tuve que pagar 2,5 millones de euros a Hacienda, un regalo maravilloso. Cada año pago mis impuestos de no residente, y son sumas elevadas. Siempre he vivido entre Lugano (Suiza) y Andorra. Mi hijo también ha vivido entre Suiza y Londres. No entiendo la persecución».
A la pregunta de si se siente perseguida, contesta que «el Museo de Málaga está situado en un barrio que nadie visitaba; ahora, alrededor hay 250 edificaciones con unos carteles que ponen 'En el entorno del Museo Carmen Thyssen'. En cinco años, ha pasado de ser un barrio marginado a ser referente en el mundo del arte del siglo XIX y XX» .
En cuanto a su generosidad, a la hora de generar grandes ingresos para Madrid o Málaga, según cuenta, apunta que ya es hora que también repercutan en ella. «Es hora de que esas grandes ganancias entre Madrid y Málaga también repercutan en mí. Si paso más de seis meses en España, tengo problemas; no entiendo esa persecución. Yo tengo a toda la gente que trabaja conmigo, desde hace casi 30 años, en regla. Cuando dicen que he vendido cuadros con empresas afincadas en el extranjero, tengo que decir que soy suiza y tengo cuentas en este país. Nunca he hecho nada para que se me valore, sino para que las cosas funcionen, pero cuando te molestan y te insultan, a mí y a mi hijo...».
La baronesa ve en estos ataques contra su patrimonio al ministro Cristóbal Montoro. «No se puede ir con la guardia civil a un barco [se refiere al abordaje de Hacienda y de la Guardia Civil, el pasado 30 de julio, a su barco, cuando se encontraba de vacaciones en Ibiza y donde le fue notificada una inspección fiscal]. Creo que me entendería mejor una persona que estudiara a fondo mi caso, que estoy en todo correcta, que yo sepa».
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Sobre el hecho de tener instalada su residencia en Andorra y la posibilidad de que le perjudique a la hora de negociar con el Ministerio de Cultura, apunta que «si no hemos llegado a un acuerdo con la colección ha sido por una cuestión económica, pero no por nada fiscal. Me gustaría una opción de primera compra. Y puede haber algún regalo por mi parte. Hace años me ofreció González-Sinde [ministra de Cultura en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero] una cantidad, pero al final no lo firmamos. Es una gran colección de impresionismo y posimpresionismo».
En cuanto a la posibilidad de que tenga ofertas de otros museos, recuerda que «actualmente hay varias ofertas, hay museos en el mundo que se han interesado, como en Singapur, Hong Kong y Shanghái. Allí me quieren, pero tengo un gran vínculo con el Museo Thyssen, que lleva nuestro apellido y donde tengo cuadros coleccionados, los que coleccionamos juntos y los que colecciono yo también que son los que están prestados. He luchado mucho para que el Museo Thyssen-Bornemisza esté donde está».
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Enfadada
En la entrevista, el periodista le recuerda que hace cuatro años vendió 'La esclusa', de John Constable, por unos 28 millones de euros y que, según el acuerdo de préstamo, puede vender un 10% del valor total de la colección, fijado en 800 millones de euros, y la venta de este cuadro supuso menos del 5%, por lo que le cuestiona si tiene intención de vender alguna obra más. «España tenía que haber comprado 'La esclusa' para otro museo. Yo puedo sacar y vender cualquier obra mañana mismo. Para tener liquidez y poder mantener el resto de la colección, tendría que vender. En septiembre se acaba el plazo de los seis meses, puedo posponer la decisión un mes más, si es necesario». Según estas palabras de la baronesa, da la sensación de que ser rico es complicado. «Ser rico siempre es difícil; es peor ser pobre. Conlleva una gran responsabilidad para uno mismo y las personas que dependen de ti. Yo soy rica en una colección que me genera gastos, no beneficios. Nunca he percibido nada de los dos museos. Me pago yo los billetes cuando vengo a las reuniones del patronato y demás reuniones».
Sobre el futuro de la colección, comenta que «la mejor forma de asegurar que la colección siga unida es que los herederos tengan un fee anual, de esa manera sí se podría mantener. Si los tienes desilusionados, la venderán entera. No se les puede pedir sacrificios como los que hago yo». Respecto al interés de su hijo Borja por el arte, apunta que «desde pequeño ha vivido con el arte, ha asistido a subastas, está preparado, tiene buen ojo. Yo siempre le he aleccionado para que no venda, pero otra cosa es que la gente que tiene a su alrededor necesite cosas. Es un legado importante, son unos cuadros irrepetibles».
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Sobre la posibilidad de que se lleve su colección del Museo Thyssem Carmen Thyssen apunta que «España se resentiría. El museo sufriría, perdería una colección espectacular en impresionismo, posimpresionismo, expresionista y una colección americana muy importante. No existe en ningún museo del mundo. Lo que he hecho bien es ayudar a mi marido. Hay tres cosas importantes que he hecho por él: contribuir a que hiciera lo que quería con su colección; buscar una ubicación, era importante el location, le convenció la cercanía con el Prado. Además, decía que los españoles entendían de arte. A Heini le gustaba el Palacio de Villahermosa, pensó que se podía hacer un museo elegante. Y mantener la colección unida. Si yo hubiera nacido en otro lugar, este museo estaría en otro país».
Carmen Thyssen también recuerda su intención de abrir un nuevo museo en Andorra. «Para febrero de 2017. Estoy preparando el local. Acogerá 22 cuadros, tendremos intercambios con otros museos. Cada tres meses habrá cambios de exposiciones. También pondremos la iniciativa formativa para niños Educa Thyssen, que funciona muy bien en Madrid y Málaga, y por la que hemos recibido varios premios valorando la profesionalidad con la que los introducimos en el arte», señala la baronesa.
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