Marilyn, la primera conejita
'Playboy' llegó a los kioscos en 1953 con un posado por el que la actriz cobró 50 míseros dólares. Seis décadas después, la revista dice adiós a los desnudos
fernando miñana
Miércoles, 14 de octubre 2015, 12:14
Marilyn Monroe era una completa desconocida en 1949. El éxito se hacía esperar y la incipiente actriz tenía serios problemas para llegar a final de mes. El 21 de mayo acudió al estudio de Tom Kelley en Los Ángeles para pagarle cinco dólares que le debía. El fotógrafo le propuso perdonárselos y darle 45 más, hasta completar 50, si posaba desnuda para él. El objeto de aquellas imágenes era ilustrar un calendario que se estaba confeccionando. Aquella joven de 22 años y cuerpo suntuoso (sus medidas eran 94-58-92) se quitó la ropa y se tumbó sobre una gran tela de fieltro rojo.
La ambición rubia nunca imaginó el impacto que tendrían aquellas fotografías en las que aparecía recostada sobre el fondo rojo, pero llevaban camino de hacer historia. Como ella misma. Kelley cedió las fotos a una imprenta de Chicago por 900 euros y el calendario, un fino trabajo de edición titulado 'Golden Dream', se vendió de costa a costa. Cerca de nueve millones de copias.
Cuando el calendario colgaba de las gasolineras, la carrera de Marilyn Monroe, ya de rubia platino, empezaba a despuntar. Muchos estadounidenses comenzaron a preguntarse si la chica que aparecía con sus senos a la vista era aquella actriz pizpireta. La 20th Century Fox lo negó. Pero aquella mujer tan vulnerable lo acabó reconociendo en una entrevista que realizó durante el rodaje de 'Me siento rejuvenecer'.
En esos primeros años de los 50 Hugh Hefner era otro veinteañero ambicioso y soñador que pidió prestados ocho mil dólares entre sus amigos y familiares -mamá puso mil- para sacar adelante un proyecto quijotesco: una revista erótica en la remilgada Norteamérica de mediados del siglo XX. Hefner dedicó 500 dólares de su presupuesto a comprarle al impresor John Baumgarth las fotografías del desnudo de Marilyn para incluirlas en el primera número de 'Playboy' en diciembre de 1953.
La publicación cambiaba de nombre. En un principio se llamaba 'Stag Party' (Fiesta de solteros), pero finalmente el primer ejemplar, aunque sin numerar -Hefner no confiaba mucho en su revista-, salió bajo el nombre de 'Playboy' con una imagen más recatada de Marilyn Monroe en su portada, saludando sonriente con un largo escote, y mostrando en las páginas interiores el desnudo de aquella celebridad en ciernes.
Han pasado 62 años y la revista acaba de anunciar un golpe de timón. Se acabaron los desnudos. No tienen sentido ni rentabilidad en unos tiempos de sobreabundancia erótica y pornográfica en internet. Aunque 'Playboy' siempre ha marcado nítidamente la frontera entre lo elegante y lo grosero. Y además, entre pecho y pecho, sus páginas han tenido cabida para otro tipo de contenidos más intelectuales. Desde entrevistas con Fidel Castro, Woody Allen, Salvador Dalí, Orson Welles o Jimmy Carter a artículos de Truman Capote, Nabokov, Kerouac, García Márquez o Murakami.
Aquella primera revista se vendió a 50 centavos y se imprimieron 54.000 ejemplares. El negocio de Hefner se mantenía a flote y los números se fueron sucediendo mes a mes con sus picantes conejitas, las 'playmates', apareciendo en las portadas que una vez ocupó Marilyn Monroe. Había fotografías sugerentes y otras más explícitas, pero también relatos de Sherlock Holmes o la publicación por entregas de 'Fahrenheit 451', la novela de Ray Bradbury.
Arrepentida
El segundo número de 'Playboy' ya incorporó el logo del conejito con pajarita, una de las imágenes más reconocibles en el mundo, como la manzana de Apple o la M de McDonald's. El diseño es una obra de Art Paul. Debió gustarle al jefe: Hugh Hefner le contrató como director de arte de la revista en 1954, un cargo que mantuvo durante tres décadas.
La revista se afianzó y en noviembre de 1972 alcanzó su récord de ventas con cerca de siete millones de ejemplares. La sueca Lena Soderberg era el reclamo de la portada y aquella fotografía, casualmente, acabó siendo conocida universalmente en los círculos fotográficos como 'Lenna', se convirtió en una referencia, una prueba para los algoritmos de compresión de imagen.
Pero también vinieron tiempos de gatillazos y Christie, la hija de Hugh Hefner, amplió el negocio a los casinos, la televisión y los hoteles. Aunque ser una 'playmate' siempre fue un privilegio. Aparecer en la portada del 'Playboy' abría muchas puertas: cine, televisión, pasarela... O directamente una petición de matrimonio por parte de un potentado.
Marilyn Monroe, en cambio, nunca se sintió orgullosa de aquellas fotografías. «Las chicas buenas no se plantean un desnudo», afirmó la actriz en el libro 'Marilyn: su vida en sus propias palabras'. Aquella jovencita solo accedió por pura desesperación, por un puñado de dólares. Mucho más agradecido está Hugh Hefner, convertido ya en casi un nonagenario. «Sin Marilyn yo no estaría aquí», le gusta repetir al fundador de 'Playboy' a modo de homenaje.
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