El semáforo eléctrico cumple 101 años

Los semáforos no siempre han formado parte del mobiliario urbano de las ciudades, a principios del siglo XX, las calles eran transitadas por carruajes por caballos, bicletas o personas caminando que no necesitaban de las señales de tráfico. Los vehículos que existían por aquella época eran escasos hasta que Henry Ford empezó en el año 1913 a producir en masa el mítico Ford T, con un motor de 20 cv y una velocidad máxima de 71km/h. En ese momento se llegaron a producir 15 millones de unidades, convirtiéndose las calles en un caos. Para solucionarlo. el 5 de agosto de 1914 Cleveland instaló el primer semáforo eléctrico. Pero la ciudad del estado de Ohio no fue la primera, ese honor lo tuvo la capital británica 46 años antes. La señal estaba situada en frente del parlamento de Westminster y necesitaba de un policia para cambiar de color ya que se iluminaba con dos lámparas de gas. Dos meses más tarde, estalló un semáforo londinense provocando la muerte al polícia que lo controlaba.

La primera evolución fue introducida por Ernest Sirrine en 1910, quien lo convirtió en automático. Este semáforo mostraba las palabras «stop» y prodecer. Dos años más tarde, un oficial de policia de Salt Lake City, Lester Wire, prefirió volver al sistema manual, pero esta vez con luces eléctricas y un zumbador para avisar el cambio de color.

La irrupción del semáforo coincidió en el tiempo con la Primera Guerra Mundial, en la que los ingenieros desarrollaron unos programadores automáticos para las comunicaciones militares y tal invento se aplicó a los semáforos. El primer semáforo automático que utilizaba luces rojas y verdes eléctricas fue patentado por William Ghiglieri en San Francisco, California en 1917. Una innovación no exenta de problemas, ya que los ciudadanos no sabían adaptarse al nuevo cambio, la ley sostenía que todos los usuarios de la calle eran iguales y los manuales de tráfico daban prioridad a la seguridad vial.

Para mejorar este sistema William Pots instaló una luz ámbar en el medio en 1920. La función de este color era avisar del cambio de señal sin ese tradicional zumbido. El primer semáforo con tres luces se patentó en el año 1923, a nombre de Garret Morgan. Con dos brazos y palabras iluminadas, vendió su diseño a General Electric por 40.000 dólares.

A Europa, este revolucionario invento llegó en el año 1924, concretamente a la ciudad de Berlín con mecanismos totalmente eléctricos, sin tener en cuenta su antecesor inglés. Con cinco caras, intentaba controlar el intenso tráfico de la Postdamer Platz. Madrid fue pionera en España ya que en 1926 instaló uno en el cruce de las calles Barquillo y Alcalá.

En la actualidad mucho han cambiado las cosas. Ahora se iluminan con LED, un sistema que consume tan sólo un 10% en comparación con las bombillas incandescentes y tienen una vida 50 veces mayor.

En Palma de Mallorca cuenta con el primer semáforo que se puede activar con un mando a distancia, una gran ayuda para las personas invidentes. Argentina posee el primer semáforo alimentado por energía solar y las luces de los semáforos de la ciudad islandesa de Akureyi tienen forma de corazón.