Marujita Díaz deja una incalculable fortuna a su sobrina

Marujita Díaz era muy dada a mostrar su joyero en las fiestas a las que acudía. Aunque muchos pensaban que se trataba más de bisutería que de joyería, lo cierto es que la artista siempre lucía piezas de un importante valor. La folclórico madrileña que falleció el pasado lunes a los 83 años de edad tenía una gran pasión por los brillantes, las esmeraldas y los zafiros. A lo largo de su carrera fue reuniendo cuantas más piezas mejor. Algunas de ellas fueron regalos de sus parejas, como un brazalete de rubíes y diamantes de los años 50 que le compró su primer marido Espartaco Santoni y que está valorado en 120.000 euros y otras, sin embargo, fueron caprichos que se dio la propia artista.

Tras su fallecimiento, la encargada de custodiar su fortuna será su sobrina Reyes que ha sido nombrada por su tía como heredera universal de todos sus bienes, que no se acaban, por cierto, en su joyero. «Le gustaba mucho el dinero y lo tuvo», asegura su colega Nati Mistral. Cuentan que su segundo marido, el bailarín Antonio Gades, le pidió el divorcio después de que ella se negara a prestarle cierta cantidad.

Su sobrina será ahora quien se quede con la casa en la urbanización madrileña de Mirasierra donde vivía la artista y donde tenía colgados numerosos cuadros de Miró y otros pintores ilustres; además de varios pisos en Madrid, un chalé en Benalmádena (Málaga) y una finca en Marchena (Sevilla).