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Miércoles, 16 de julio 2014, 12:00
Madre e hijo estaban condenados a entenderse. Sus enfrentamientos ponían en peligro un importante patrimonio, uno de ellos era la firma del acuerdo entre la baronesa y el Ministerio de Cultura para el alquiler de la colección privada de Tita. Los líos familiares impedían cualquier renovación, y por ello Carmen Cervera se vio obligada a ceder sin coste alguno sus cuadros durante los trés últimos años, algo inasumible para la baronesa y su economía.
Tita y su hijo debían llegar a un acuerdo para normalizar su relación. Pero Borja no quería solo dinero, sino buscaba el afecto de su madre y el respeto de ésta hacia su nuera, Blanca Cuesta. Borja puso condiciones, entre ellas que la baronesa no filtrara nada a la prensa y que le facilitara la información económica sobre sus empresas comunes. Pero la más importante era otra: que Tita respetara a su nuera, un punto que debía cumplir sí o sí.
Al parecer, la baronesa ha aceptado todo por el bien común. Las imágenes familiares de Tita, Borja y Blanca a las que se ha sumado Manolo Segura, padre biológico del hijo navegando por el Mediterráneo han sido la prueba definitiva de que las paces han llegado, al menos de momento.
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