El PP se queda a las puertas de la mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Valladolid

Un escenario municipal inédito. Cinco fuerzas políticas en el salón de plenos del Ayuntamiento de la capital. El sondeo electoral de Madison MK para El Norte de Castilla sobre la intención de voto de los vallisoletanos de cara al próximo domingo, 24 de mayo, deja al Partido Popular a las puertas de la mayoría absoluta. León de la Riva volverá a ganar las elecciones por séptima vez consecutiva (cinco de ellas con apoyo suficiente para gobernar en solitario), aunque en esta ocasión no lograría los 15 concejales necesarios para tomar el bastón de mando sin necesidad de llegar antes a un pacto. El estudio demoscópico otorga a los populares el 41,5% de los sufragios, lo que supondría ocupar 13 o 14 escaños, entre tres o cuatro menos de los que tiene en este momento. La situación, siempre según el sondeo, refleja una pérdida de respaldo importante al dejarse casi nueve puntos de apoyo con respecto a los últimos comicios de 2011, en los que el actual alcalde sacó los mejores resultados de su trayectoria como candidato de los populares al Consistorio.

El mordisco electoral de Ciudadanos le hace daño. La formación naranja irrumpe en el principal edificio de la Plaza Mayor con una fuerza arrolladora, a pesar de ser novata en el panorama local. El partido de Albert Rivera, representado en la ciudad por Jesús Presencio, sentaría en las bancadas a cuatro o cinco ediles (14,7% de los votos), lo que le convierte en la llave de gobierno. La instrucción del líder nacional sería apoyar a la lista más votada, es decir que Francisco Javier León de la Riva podría volver a ser el regidor durante otros cuatro años, aunque aún no se sabe a cambio de qué contrapartida.

Si este análisis sobre la intención de voto se cumpliera, con Presencio entraría en el Consistorio Manuel Soler, número 3 de la candidatura y expresidente de la Confederación Vallisoletana de Empresarios, quien durante su etapa al frente de esta entidad ha sido especialmente crítico con la gestión del veterano alcalde, hasta el punto de que ambos han protagonizado sonados desencuentros dialécticos, que han llenado decenas de páginas en los periódicos. ¿Podría influir esta situación ante un posible acuerdo? El tiempo lo dirá.

El peor resultado del PSOE

El sondeo de Madison MK apunta a una debacle electoral del PSOE. Sin paliativos. La formación que lidera Óscar Puente perdería entre dos y tres ediles con respecto a los resultados de 2011, que fueron los más bajos de la formación en la actual etapa democrática. Los socialistas recibirían el 21,1% de los votos y sentarían en el Consistorio a seis o siete representantes. Aquí también los efectos del ciclón Ciudadanos y de Podemos tienen mucho que ver. La intensa labor de oposición del abogado no es recompensada por el electorado donde seguiría sin cuajar un candidato que en los últimos cuatro años se ha trabajado la ciudad con visitas a todos los barrios, reuniones con multitud de sectores y decenas de propuestas en los plenos. Un dato, el respaldo de los vallisoletanos a esta formación caería a la mitad en los dos mandatos en los que Puente ha liderado el principal partido de la oposición. En esta situación ha podido influir la guerra interna que se vive en la formación con dos sectores, el de Puente y el de Vadillo, que parecen irreconciliables. En caso de cumplirse esta previsión de voto, el abogado del PSOE ya ha anunciado que abandonará su carrera política. Ana Redondo tomaría entonces las riendas municipales en el control al gobierno.

Los datos de la encuesta zanjan la posibilidad de que las formaciones progresistas puedan crear un bloque anti León de la Riva para desalojarle, en coalición, del poder. Si se suman los ediles del PSOE, Valladolid Toma la Palabra y Sí se Puede (marca local de Podemos) llegarían a doce en el mejor de los escenarios. La filial vallisoletana del partido de Pablo Iglesias recibiría, según el sondeo, el 7,6% de las papeletas, lo que supone la entrada de dos concejales en la corporación. A una semana de la cita con las urnas, los partidos trabajarán sin descanso para arrimar los sufragios de los indecisos o posibles abstencionistas a su opción política.