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S. A.
Domingo, 10 de mayo 2015, 09:36
Nunca hubo dudas en el seno del Partido Popular, por los motivos que fuera, de que había que confiarse a Juan Vicente Herrera para salir a pelear en las elecciones autonómicas. Es el único líder de su partido que, según el CIS, entregará a Mariano Rajoy la mayoría absoluta en una comunidad autónoma, pero es que además, es el más conocido en Castilla y León y el candidato autonómico al que los ciudadanos otorgan mayor confianza. Aún así, según los datos de la encuesta de Madison para El Norte, tampoco ha de confiarse el veterano candidato popular porque dos de cada tres confían poco o nada en él, y de ellos, muchos son de su partido. El PP no está exento de luchas internas más encendidas en unas provincias que en otras y, aunque él mismo se encargó de apagar el fuego de la sucesión con la famosa frase de la estatua de sal, aún quedan escollos de una hoguera otrora vez prendida.
Tampoco están siendo fáciles las cosas para el segundo candidato en liza, Luis Tudanca. En el PSOE, la ruptura en el partido sigue siendo evidente y, de hecho, parece que ocho meses no han sido suficientes para enfriar las ascuas que mantienen tan vivas como hace un año, la revuelta interna del partido. El joven candidato al frente del barco sigue lidiando con la pelea interna de sus afiliados que confían menos en su líder de lo que lo hacen los votantes de Izquierda Unida. Curioso.
Pero es que además, Tudanca genera menos confianza en Castilla y León que su jefe de Ferraz. Las últimas y numerosas visitas de Pedro Sánchez a la comunidad parecen estar surtiendo efecto (la encuesta del CIS del jueves le arreó un buen empujón en este sentido) y de hecho, casi dos de cada diez castellanos y leoneses confía en él, mientras que Tudanca se queda con poco más de uno de cada díez y cincuenta puntos menos de grado de conocimiento que el líder federal.
La entrada diaria de Sánchez en las casas a través de la televisión ha generado un efecto conocimiento que ha servido también para que Mariano Rajoy alardee de lo mismo que Sánchez en esta comunidad. El presidente del Gobierno es más conocido en Castilla y León que Juan Vicente Herrera con una diferencia de diez puntos. Aunque para entrada en los hogares y hasta contacto diario casi familiar, el despegue de Pablo Iglesias es lo más llamativo en Castilla y León. Al frente de Podemos desde hace un año y habitual de las tertulias de los sábados por la noche, Iglesias se ha convertido en el líder nacional, por detrás de Mariano Rajoy, más conocido en Castilla y León. Eso sí, a la hora de confiar en él, a más de la mitad de la ciudadanía les genera desconfianza y a casi otros tres más, poca, pero no tanta como la que transmite su candidato en la comunidad, el leonés Pablo Fernández que, sin embargo, no es el menos conocido en Castilla y León.
La tercera más votada
Ese mérito se lo lleva la candidata de UPyD, Carolina Martín, que a pocas horas del cierre de presentación de listas sustituyó en la carrera hacia la Junta al dimisionario Rafael Delgado, un histórico de los plenos autónomicos en la última legislatura que, a pocos metros de la meta, se quedó con la miel en los labios. Él consiguió que la formación magenta fuera la tercera fuerza más votada en los comicios de 2011 pero la crisis interna de su partido, librada en prácticamente todas las comunidades autónomas, ha empezado a provocar una debacle difícil de parar. Tanto que, la otrora bien valorada lideresa de morado, Rosa Díez, haya sido desbancada de los puestos de cabeza entre los afectos de Castilla y León.
Este espacio lo ocupa ahora el catalán Albert Rivera, que en Castilla y León es el líder nacional mejor valorado, casi el doble que Mariano Rajoy y muy delante incluso del candidato del PP a las autonómicas, Juan Vicente Herrera. La fuerza de su persona ha elevado la esperanza de la ciudadanía en su formación pero queda todavía pendiente el reto de su candidato en la comunidad, el salmantino Luis Fuentes, el segundo menos conocido en la región y en el que no confían ocho de cada diez castellanos y leoneses.
José Sarrión, de Izquierda Unida, es el más rechazado en la comunidad y, como era de esperar, es mucho menos conocido que su homólogo nacional en las listas al Congreso, Alberto Garzón con el que ayer compartió micrófono en Valladolid para arrancar por todo lo alto su carrera electoral.
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