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Cuando las urnas arrojan un resultado tan endiablado como el de este 23-J, nada está cerrado hasta que se cuenta el último voto. Y lo cierto es que todavía quedan miles de papeletas por escrutar, las de los residentes en el extranjero, que se ... conocerán a partir de este viernes y pueden aumentar o reducir las diferencias entre los dos bloques. Suman 233.688 papeletas, en torno al 10% del total del censo exterior.
Aunque la magnitud de los cambios no alcanzará en ningún caso para que ni el PP ni el PSOE tengan la opción de aglutinar la mayoría absoluta (176 escaños) que garantizará una investidura de su candidato en primera votación, sí pueden hacer que los cálculos en los que Pedro Sánchez basa sus esperanzas de seguir en el poder se compliquen aún un poco más.
Con el resultado provisional contabilizado el mismo domingo, los socialistas podían lograr a su favor 172 votos (PSOE, Sumar, PNV, ERC, EH Bildu, BNG) mientras que los populares llegarían, en el mejor de los casos, 171 (PP, Vox, UPN y Coalición Canaria). En medio quedan, con 7 diputados, los independentistas de Junts per Catalunya. La investidura puede lograrse en segunda votación sumando más síes que noes, y el presidente de Gobierno en funciones aspira a lograr la abstención del partido de Carles Puigdemont para conseguirlos. Pero si alguno de los escaños que están a pocos votos de recaer en el PP lo hacen, Sánchez pasaría a necesitar ya el más comprometido voto a favor del 'expresident' prófugo.
Los socialistas desdeñan la posibilidad de que el recuento del voto exterior arroje un resultado diferente. En el PP, admiten que es «complicadísimo» porque los electores del exterior «suelen beneficiar al partido que ocupa el Gobierno» pero no tiran la toalla y cruzan los dedos con la esperanza de arañar un diputado más en Girona, a costa de Junts, o en Madrid, a costa del PSOE. «Esto es un partido y hay que pelearlo hasta el final como sea», reconocen en Génova.
No sería algo excepcional que se produjera un giro del guion. Hace cuatro años el PP consiguió arrebatar un diputado al PNV en Vizcaya gracias al voto de los residentes ausentes. La situación complicó la investidura de Sánchez, que estaba precisamente a un parlamentario de tener más síes que noes para ser reelegido sin necesidad de buscar la abstención de EH Bildu o Junts.
Alberto Núñez Feijóo ya alentó hace unos días la idea de que no todo el pescado está vendido cuando aseguró que el presidente del Gobierno en funciones le había emplazado la misma noche electoral a tener una reunión una vez que se tuvieran los datos definitivos. Pero desde la Moncloa, donde se relamen por unos resultados que, sin serlo en términos estrictos, saben a triunfo radical sobre el PP, llevan toda la semana tratando de desinflar ese globo.Tanto, que apuntan, en todo caso, a septiembre, como fecha para un eventual encuentro con el líder gallego.
La tranquilidad y la ansiedad con la que unos y otros esperan el escrutinio definitivo del 23-J es muy representativa del escenario abierto tras el inesperado resultado de las generales. Lo cierto es que es difícil saber de antemano qué sentimiento está más justificado. En el Censo Electoral de los Residentes Ausentes (CERA) hay inscritos 2,32 millones –un 6,2% del total–. No se sabe cuántos de ellos han votado (lo que quizá permitiría hacer una extrapolación), solo que en la repetición electoral de noviembre de 2019 hubo 226.050 solicitudes de voto, entonces rogado, desde el exterior. Una cifra que se espera pueda aumentar ahora por la simplificación del proceso para ejercer el derecho fuera de nuestras fronteras.
Además de los citados escaños de Madrid (que estaría a 1.749 votos y es realmente en el que están puestas las mayores esperanzas)y Girona (a 336), los populares calculan que hay un diputado en Cantabria que podría caer de su lado, pero no alteraría el equilibrio entre bloques porque se lo restaría a Vox. En todo caso, no solo el PP tiene alguna opción de ver mejorar sus números. En el otro lado del tablero, las cuentas dan posibilidades al PSOE de arrebatar el último diputado al PP en Málaga por 3.047 votos y otro a Junts en Tarragona por 1.298. En este caso habría mayores probabilidades de vuelco en la provincia andaluza que en la catalana.
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