Una noche entre bocadillos y bocados electorales

Dos horas después de que se cerrarán los colegios electorales el entusiasmo que se vivió el 28 de abril había desparecido: sillas vacías, mesas arrinconadas, banderas en las paredes y miradas a las pantallas de la televisión para ver el escrutinio, que iba poco a poco confirmando el ascenso de la extrema derecha, de Vox.

De los 45.965 de la primavera a los 56.110. Toda una caída otoñal invertida hacía arriba.

Tanto los cargos públicos socialistas como los del PP iban llegando a las sedes después de haber regresado de las mesas en barrios y pueblos, donde ejercieron de apoderados e interventores. Las actas que traían lo decían todo.

«En Delicias hemos sido los primeros pero Vox ha superado a Unidas Podemos en muchas mesas», decían el edil Luis Vélez y Antonio Gato, hoy en la sociedad Valladolid Alta Velocidad.

«Que le vamos hacer, ¿pero hemos ganado no?», consolaba Victoria Soto a los veteranos militantes, algunos de los cuales echaban en falta a Óscar Puente, el regidor que marchó a la calle Ferraz. Le suplió Javier Izquierdo que, junto a Helena Caballero, mantuvieron el listón pese a perder 3.400 votos.

Ya que no pudo ser el bocado electoral con esta repetición, era hora de la cena.

«Hay más bocadillos de tortilla que socialistas», ironizaba una periodista, para describir el ánimo en la Casa del Pueblo. Francisco Ferrería, secretario de Política Municipal del PSOE, se afanaba en repartir los entrepanes de chorizo y salchichón.

En el hotel Colón, la cosa era distinta porque los platos se llenaban de calamares fritos, queso y cremas. El exalcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, se sumó a la noche electoral en el hotel de la acera de Recoletos, quizás barruntando la remontada de los populares.

El medio centenar de militantes esperó pasadas las once a que Jesús Julio Carnero, presidente provincial del PP y consejero de Agricultura, llegase para explicar su análisis.

«Hemos pasado de 66 a 88 diputados en unas elecciones irresponsables de Pedro Sánchez», apostilló, para luego sacar pecho de los 91.534 votos provinciales, 13.101 más que en los comicios generales de abril.

«Y hemos logrado que Mercedes Cantalapiedra sea la senadora más votada de Castilla y León», recordó.

Con el brazo en alto, la exedil arrancó el aplauso más largo de la noche. La exconcejala de Turismo hasta se emocionó por el respaldo popular. «La verdad es que nos hemos recorrido muchos pueblos y hablado con colectivos», justificaba.

Antes de la rueda de prensa algunos de los jóvenes cachorros políticos del PP inquirían unos a otros con sarcasmo: «Cuidado con ese, que es de Ciudadanos».

¿Premonición en el centro derecha de recuperar a cargos de la formación 'naranja' ante la debacle de Albert Rivera?

En la sede socialista, ésta se veía de otro modo.

«Este va de farol cuando dice que convocará para este lunes un Comité Ejecutivo con consecuencias. No se va a retirar», decía un militante con un carnet de más de tres décadas.

Mientras, alcalde de Villalón de Campos, José Ángel Alonso, también diputado, recordó a su compañero de Simancas, Alberto Plaza, que también irá a la Cámara Alta.

«¡Adiós mayoría socialista!», espetaban en el PP, mirando lo cerca que estaba a las doce de la noche el tercer escaño por Valladolid de Arenales Serrano.

Y en Ciudadanos, Soraya Mayo lamentaba perder su escaño y los otros siete diputados de la formación naranja en Castilla y León.

«Es un día triste para España, ya que la situación política está mucho peor», dijo.

«Ha sido un honor ser representante de los vallisoletanos en el Congreso», confesó la exdirectiva de los Autonómos de Castilla y León (ATA).

Reconoció que su trayectoria parlamentaria ha sido «corta y un poco frustrante» (seis meses, casi nada), al tiempo que se mostró agradecida al partido y a Francisco Igea por ser su «gran valedor».