El sector agrario respalda una actividad económica que genera de media 5.000 millones de euros al año de valor de su producción de los cuales, aproximadamente, el 50% corresponde a producción vegetal y el otro 50%, a producción animal. La aportación al PIB del sector a la economía de Castilla y León es el doble de lo que supone esta actividad para el conjunto nacional; si se suma la actividad agroindustrial, la cifra se eleva hasta el 10%.
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Pero, ¿qué medidas necesita el sector? ¿Qué cuestiones básicas debería incluir el programa electoral de cualquier candidatura para apoyar al campo de Castilla y León?
Antonio Torres, agricultor de 36 años, natural de la localidad vallisoletana de Villarmentero de Esgueva, tiene claro cómo sería su programa electoral si tuviera que desarrollar uno y con qué eslogan anunciaría esta campaña: 'Dar visibilidad al campo y recuperar la reputación'. «Creo que lo más importante es dar visibilidad al campo y recuperar la reputación de los agricultores y ganaderos, parece que tenemos la culpa de todo», declara como punto de partida.
Para entender mejor las elecciones
Rápidamente hace referencia a las ocasiones en las que se sitúa la agricultura y ganadería como principales causantes de los gases de efecto invernadero y «hay otros sectores que producen mucho más y no son capaces de contrarrestarlo como hacemos aquí, capturando carbono».
Enunciado el problema, ¿por dónde pasa la solución? «Yo haría campañas para limpiar la cara del agricultor, sobre todo, haría de la actividad algo cercano, no tengo nada que esconder por eso hay que acercárselo a la sociedad, que vean cómo se crean los alimentos, que conozcan nuestros problemas y a lo que nos enfrentamos».
A raíz de su propia experiencia, asegura que «desde el momento en que la gente nos conoce y sabe lo que hacemos, la tenemos de nuestra parte, todo el mundo pregunta y a todo el mundo le gusta, pero para eso tiene que conocer».
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Antonio Torres tampoco pasa por alto otro punto extensivo a todo el medio rural, «lograr dignidad para la gente que vive en los pueblos con acceso a servicios y recursos que están muy limitados; no podemos ser de segunda».
Por otra parte, en su programa electoral incluye un punto que hace referencia a la reducción de la burocracia. «Hay que dar flexibilidad, tenemos que hacer cantidad de papeles y es algo lento y tedioso, no estamos acostumbrados y tenemos que delegar en otros, suele ser un horror».
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Puntualiza otra serie de cuestiones que, en cierto modo, están relacionadas y así, insiste en que «es muy importante dejar claro a la sociedad qué alimentos que llegan de fuera no cumplen con los estándares de calidad y medio ambientales que nos exigen a nosotros». Es habitual esta reclamación entre un sector que ve cómo entran alimentos de terceros países cultivados con productos que, en muchos casos, están prohibidos en la Unión Europea, exigente en sus modelos de producción.
«¿Comprarías un mueble construido de una determinada manera si te dijeran que a lo mejor te crea un cáncer? ¿Por qué no hacemos lo mismo con los alimentos?».
Añade, sin dudarlo, que estas consideraciones «siempre las debemos hacer basándonos en la ciencia» y se muestra consciente de que las importaciones son necesarias «porque somos deficitarios en algunas producciones, pero tienen que cumplir los mismos estándares que nos hacen cumplir aquí, no podemos importar productos de países que pasan de todo».
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Este punto lo hace extensivo a los supermercados, «se habla de ser respetuosos con el medio ambiente, de productos de kilómetro cero y luego vienen de Argentina y eso no es ni kilómetro cero ni respetuoso».
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En este sentido, apela a la idoneidad de un etiquetado «bien claro, que se vea claramente el origen» y al tiempo, plantea «dar facilidades para que se formen canales cortos de venta directa por parte de los agricultores y ganaderos».
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En ese punto de su programa suma «atajar la especulación con los productos agrarios, en ocasiones hay prácticas con intermediarios que son abusivas», sin olvidar que es necesario «impulsar y fomentar los productos de proximidad de calidad, saludables y que son más sostenibles».
Por último, deja de lado conscientemente el tema de las ayudas, y concluye que lo que se necesita es «fomentar la agricultura familiar, apoyar a los pequeños agricultores y ganaderos que somos una gran parte de la gente que hay en el sector y que intentamos sobrevivir con nuestras producciones, no hacernos ricos».
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