En manos de Vox y de Madrid
La carta del director ·
El nuevo gobierno de la Junta de Castilla y León saldrá de un consenso mucho más complejo que el de 2019
A partir de ya mismo, las negociaciones para elegir presidente de la Junta tras las elecciones en Castilla y León quedan en manos de las direcciones nacionales de dos partidos: PP y Vox. Pablo Casado y Santiago Abascal, junto a sus estrategas, deben entenderse forzosamente si quieren que Mañueco, candidato de la lista más votada, renueve su mandato en el Ejecutivo autonómico. Porque a Vox no le vale otro socio ni a PP le será suficiente con la suma de UPL, Soria Ya o Por Ávila sin la abstención de Vox. Todo ello en el caso, además, de que estas formaciones deseen formar parte de un acuerdo a varias bandas en el que Vox participe, aunque sea de forma pasiva. Hay que obtener en segunda vuelta más síes que noes con una fecha tope, el 25 de mayo. Si para entonces no hay presidente, se repetirían elecciones en julio.
Lo más probable es que en esas conversaciones entre PP y Vox predomine la perspectiva nacional, como en campaña, o sea, el interés partidista de sus protagonistas, cuyas miradas apenas enfocan ahora otra silueta que la del palacio de La Moncloa. Ese ángulo pesará más de lo que nos gustaría a los ciudadanos de Castilla y León. Pero es que en ese ángulo lo que se discute es el dominio del discurso político del centro derecha del país. En Génova van a apostar con un órdago que fuerce a Vox a una cesión casi gratuita de la Presidencia de la Junta, por supuesto sin carteras en el Consejo de Gobierno. No quieren un socio que expulsa a su electorado más centrado.
«Abascal ya ha señalado el camino de la vicepresidencia. Venderá caro su apoyo o su abstención porque tiene todas las llaves, como en 2019 las tenía Ciudadanos»
Pero Vox necesita influir, necesita demostrar que cambia al PP, necesita mostrarse útil a sus electores y en Castilla y León va a tener la mejor oportunidad de que haya disfrutado hasta el momento. Abascal ya ha señalado el camino de la vicepresidencia. Venderá caro su apoyo o su abstención porque tiene todas las llaves, como en 2019 las tenía Ciudadanos. Y porque, de lo contrario, el mensaje que trasladaría es el de haberse convertido en mera comparsa de los azules. Cuesta creer que Abascal acepte ese papel.
Queda tiempo para entretenerse en los análisis que alumbren todos los motivos (muchos, diversos y conocidos) que han dejado la situación política de esta comunidad en el punto en el que está hoy. No es lo mismo una coalición PP-Ciudadanos que otra PP-Vox. Pero lo inmediato es constituir las Cortes, nombrar presidente, que forme gobierno y que la maquinaria política y administrativa de la Junta comience a trabajar en beneficio de los ciudadanos. Con la máxima normalidad.
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