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Hay algo en lo que Juan García-Gallardo Frings (Burgos, 1991) ya es el primero. Es el candidato a presidente de la Junta más joven de la historia autonómica. También el más inexperto. En su entorno cercano confesó que dio el paso hacia la política en junio de 2021. Le motivaron «la inquietud política y el periodo de restricciones», que se vivía con la pandemia.
La decisión supuso dar un 'volantazo' brusco a un destino marcado por el Derecho. «Un cambio absoluto de vida», confesó ayer a El Norte en su primera comparecencia tras el 13-F. Aunque toda comparación es siempre equívoca, el apellido García-Gallardo pasaría por ser en Castilla y León lo que Garrigues Walker en España. Fundado por su abuelo, Juan Manuel en 1957 (aún sigue en activo), su padre (se llama igual) hizo madurar un despacho que hoy cuenta con sedes en Burgos y la Castellana madrileña.
Y, sobre todo, con una cartera de clientes de alta graduación. Su último éxito lo consiguieron la pasada semana al lograr que el ex presidente de Caja Burgos, José Manuel Arribas, fuera absuelto de varios delitos económicos después de autoconcederse un crédito para sus empresas por valor de 35 millones de euros.
También han confiado su suerte legal a los García-Gallardo el ex presidente de las Cortes regionales, José Manuel Fernández Santiago, que tuvo que declarar sobre la trama 'Gürtel', o la familia Ruiz Mateos, a la que han logrado no menos de diez fallos absolutorios.
Juan se graduó en Derecho con Diploma en International Legal Studies (E-1), por la Universidad Pontificia de Comillas. Allí también cursó un doble Máster de Acceso a la Abogacía y Derecho de Empresa en Icade-Deusto. Único varón en una familia de cuatro hermanos, su madre y dos de sus hermanas también se dedican al Derecho.
Antes de incorporarse al despacho familiar en Madrid, el joven letrado se fogueó en bufetes de tronío como King&Wood Mallesons o Smith Freehill, con los que se especializó en temas Mercantiles internacionales. Civil y penal económico son otras de sus especialidades.
Habla inglés y alemán, y también se defiende con un francés aceptable. Está curtido en comunicación y debate, ya que ha ganado competiciones autonómicas y ha participado incluso en el campeonato mundial de debate en castellano hace ocho años. También le premiaron en la universidad CEU San Pablo en su curso de Liderazgo y Compromiso Cívico. Además es patrono en la Fundación Querer de apoyo a niños con problemas neurológicos.
Desde su toma de alternativa en un mitin en la plaza de la Universidad de Valladolid y con 'testigos' como Ortega Smith o el propio Santiago Abascal, ha mostrado un perfil discreto de frases cortas en las que repite la ortodoxia de Vox sin salirse ni una coma.
La bisoñez de su llegada a la política se mostró al no revisar su 'huella' digital. En 2011 fue muy pródigo en tuits de corte homófobo, racista o machista. En unos habló de fútbol «ese deporte repleto de maricones»; en otros de feminismo «una ridiculez. Más aún si no eres mujer; y en otros de inmigrantes negros a los que «le huele el aliento a seis metros de distancia». Él lo ha atribuido todo a pecados de veinteañero.
En su tiempo libre, Juan García-Gallardo afirma ser un amante de la hípica, «afición de andar por casa», ha dicho alguna vez, pero en la que también ha ganado algunos concursos en Castilla y León.
Una afición que comparte con su novia, una asesora mallorquina, y que le debe a su tío Enrique y a sus primos, con los que suele montar. La tauromaquia, otro de los referentes culturales de Vox, también figura entre sus devociones desde que un amigo le llevara a ver una corrida a Las Ventas en Madrid con 18 años.
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