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Pedro Pascual Muñoz (Ávila, 1964) alterna su trabajo como médico de urgencias y emergencias con el escaño de las Cortes, lo que le ha llevado a ser una de las voces críticas más relevantes en el hemiciclo durante la pandemia. Aspira a revalidar el cargo ... con una formación territorial que ancla su programa en las reivindicaciones históricas desatendidas en su tierra.
–Las papeletas de Por Ávila estarán en las mesas electorales de Valladolid. Una decisión que tiene mucho de símbolo.
–Deberíamos hacerlo en todas las provincias. El espíritu de eso es que hay mucha gente de Ávila que está en otros sitios. En Valladolid, o Salamanca, porque tienes posibilidades de empleo y de desarrollar tu vida, cosa que no tienes en Ávila. Sería importante incluso presentar candidatura en Madrid. Dicen que la mitad de la población de Ávila está fuera de la provincia y de ella, más de la mitad está en Madrid. ¿Cuánta gente de Ávila vive en Madrid, en Móstoles, en Leganés…? Porque trabajan allí y vienen los fines de semana y vacaciones. Es dar una salida a la gente de Ávila para que pueda reivindicar su provincia.
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–En estas elecciones peculiares se anticipa una participación baja que a partidos como Por Ávila le puede beneficiar. Aspiran a consolidar su procurador y arañar otro.
–Y ojalá otro más. Lo ideal sería tener un grupo propio –cinco procuradores o tres escaños con un 5% de los votos emitidos en toda la comunidad autónoma–. La fuerza que tiene un grupo propio en las Cortes de Castilla y León es impresionante. ¡Ojalá pudiéramos sacar cinco! ¿Que puede haber más abstención por las fechas en que se celebra y por la idiosincrasia de nuestra comunidad? Pues es posible que sí.
–¿Augura esa baja participación?
–Sí, porque celebrarse en invierno cuando mucha gente de Castilla y León vive fuera con sus hijos, en otras comunidades, y vienen en primavera, con el buen tiempo, a lo mejor hace que la abstención sea mayor. Y también por el hartazgo de la gente, que no entiende por qué se celebran elecciones en esta fecha, en plena pandemia, con una legislatura no agotada y que podía haberse agotado.
–Por Ávila está dentro del relato del adelanto electoral. Protagoniza ese rifirrafe final de los presupuestos, cuando parecía que todo estaba encauzado y de repente todo se rompe sin que nadie lo esperara.
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Susana Escribano
–Tampoco lo esperábamos. Siempre se ha negociado con total transparencia, a tres bandas. Siempre han estado PP, Ciudadanos y Por Ávila en todas las negociaciones. No hemos sido desleales a nadie, hemos ido aceptando todo lo que nos iban marcando: la presentación de enmiendas, esperar al Pleno, que se iba a estudiar… Nunca pensamos que iba a surgir lo que luego ha surgido.
–¿Les han hecho la campaña? Porque se han dejado fuera, con la caída de esos presupuestos que se presentaron como magníficos, proyectos que Ávila llevaba tiempo reivindicando.
–Ellos decían que eran los mejores presupuestos, tanto para Castilla y León como para Ávila. Pues si tan buenos son, vamos para adelante. Tampoco pedíamos nada del otro mundo.
–Es en lo que insistirán ahora.
–Desde luego, que se cumplan. Y seguiremos insistiendo en nuestras reivindicaciones, que ya hicimos en los anteriores presupuestos.
–A los partidos territoriales, o regionalistas o de España Vaciada, se les hace ahora la crítica de que puede formarse un hemiciclo ingobernable.
–No va a haber ya mayorías absolutas. Hay que hacer política de otra forma, no con grandes partidos y alternancia y ahora yo reparto y hago… La política es consenso y hablar. ¿Qué puede ser más democrático que el hecho de que seamos muchos y llegamos a acuerdos? ¿Ingobernable? No, al contrario. La política es para dialogar. Hay que ser valientes, salir de la zona de confort y dialogar y llegar a consensos, ceder, aportar… Lo veo incluso más positivo. Porque no tenemos disciplina de partido. En los dos grandes partidos hay disciplina de partido y gente que quiere cosas para su provincia o su región tiene que estar a lo que digan los poderes centrales.
–De hecho el PP en Ávila queda en una posición incómoda con esto del presupuesto.
–Incómoda desde el primer momento. Nunca entenderé por qué cosas que pueden ser buenas para Ávila no se aprueban desde el partido de Gobierno. ¿Porque piensas que si las apruebas vas a perder votos? Pues los pierdes, pero es bueno para tu provincia. Que es por lo que estás en política. A mí me da igual quién pida para Ávila. Si son cosas buenas, estaré contento, porque esa es mi obligación. Nunca he votado en las Cortes en contra de cosas que fueran buenas para la comunidad y para la provincia de Ávila. Porque estoy en Castilla y León y creo en las comunidades y en mi país. No soy independentista, ni estoy al margen.
–¿Qué valoración percibe de su labor?
–Si hago caso a lo que me dicen por la calle, barremos. Pero claro, no te van a decir lo contrario. Veo a la gente ilusionada, pero es gente que sabes que te va a votar a ti.
–Pero hace dos años y medios su situación era diferente, obligados a hacerse hueco.
–La sensación que tengo es la misma que veía cuando nos presentamos la primera vez, de ilusión, de que se pueden hacer cosas. Y también las encuestas nos daban que íbamos a sacar cuatro concejales en el Ayuntamiento y sacamos once.
–¿Se cree las encuestas?
–Para nada. Porque estoy en la calle. Cuando estoy trabajando parece que todo el mundo nos va a votar a nosotros. Es muy difícil valorar a partidos como el nuestro. Si es una encuesta a nivel de comunidad, es muy complicado. Porque Por Ávila va en Ávila y en Valladolid, pero ¿a cuántos abulenses van a llamar para que coincida que van a votar a Por Ávila? Y cuando dicen que Soria Ya va a sacar dos, tampoco me lo creo.
–A pesar del hartazgo que hay en Soria también.
–Pero cuidado, que luego llegan las elecciones y la gente no sabe qué procuradores van. Aquí preguntas en la calle quiénes son los procuradores de los partidos y a lo mejor conoce a uno, al que más sale en prensa. Y no saben tampoco qué significan las Cortes. Y aprovechan los grandes partidos a los líderes. El que vota a Vox piensa que vota a Abascal, y no. El que vota al PSOE cree que vota a Sánchez, y tampoco. O el del PP a Casado, y tampoco. En teoría el candidato a la Junta de Por Ávila soy yo. Si hay 40-40, a lo mejor… [ríe]
–Se haría un Revilla.
–Hombre, Miguel Ángel Revilla –presidente de Cantabria– tenía más. En política todo es posible. Pero me gustaría que en política hubiera más verdad y no tanto decir que voy hacer y luego no se hace. No entiendo que digas «voy a hacer». Yo puedo decirlo porque no he estado en el poder ejecutivo. Pero los que llevan mucho tiempo, ¿por qué no lo han hecho antes? Esa es la pregunta. Y sabiendo que además es a muy largo plazo, como político no puedes pensar en cuatro años. No sé si seguiré o no, pero no puedes pensar en cuatro años, porque las cosas para hacerlas tienen su tiempo. No se puede tener una visión cortoplacista, de partido, sino una visión de futuro. Y si estás dos o tres años, trabajas como si fueras a estar toda la vida, no por un rédito a ver si estoy más tiempo. El que se mete en política es porque realmente tiene una vocación de servicio y largoplacista. ¿Qué nos ha pasado con la Sanidad? Llevamos más de diez años diciendo que esto va a pasar, que la gente se jubila, que no va a haber médicos. Pero si pienso que voy a estar cuatro años de consejero pienso 'para el siguiente'. Y el siguiente, 'para el siguiente' ¿Y qué pasa ahora? Y que después de 35 años me digas que vas a hacer cosas, ¿por qué no lo has hecho antes?
–La Sanidad centrará otra vez el debate. No sé si hay fórmulas mágicas.
–Está todo inventado. Antes el médico estaba 24 horas en el pueblo, en la casa del médico. Hemos pasado a que el médico estaba en el pueblo hasta las cinco de la tarde y luego uno de los que había se quedaba encargado de las urgencias. Luego, de 8 a 3 estabas en el consultorio y de 3 a la mañana siguiente hacías la guardia. Y eso se fue adaptando. Habrá que seguir adaptándose. También hubo grandes cismas y problemas en los pueblos entonces. Esto es lo que hay, debemos sentarnos todos y llegar a un acuerdo global. No se puede engañar a la población y decir 'voy a abrir todos los consultorios y todos con médico'. No es verdad, porque no hay médicos para todos los consultorios. ¿Los consultorios tienen que estar abiertos? Sí. Y con personal sanitario. Y que a la gente se le atienda. ¿Cómo hacerlo? Hay fórmulas. Nos sentamos y hablamos.
–Ha dicho dos palabras. Diálogo y verdad. ¿Faltan ambas cosas?
–Hay falta de diálogo, creo que por el ansia de poder. Debemos ser más humildes. Y en la oposición hay que trabajar, pero no rebatir y tirar todo por tierra. Algo harán bien, tanto unos como otros. Pero tienes la sensación de que uno lo hace todo bien y el otro todo mal. Y se pierde un montón de tiempo y energías cuando uno se mete con el poder central porque es de otro color, y el otro con el poder autonómico porque es del otro color. Hay que tener un diálogo. Y con la verdad por delante. ¡Estamos representando a la gente! Y es una responsabilidad y un honor tan grande representar a tu gente… Cuando salí elegido, era emocionante. Te ha votado un montón de gente y vas a hablar por esa gente. Yo cuando estoy en las Cortes no soy yo, soy nueve mil y pico personas que me han votado y me han dado su confianza, pero súmale hasta más de 160.000 habitantes de Ávila que son a los que represento. Y no me tengo que olvidar de ellos nunca.
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