Raquel Sánchez recuerda que un Gobierno del PP puso fin al «despropósito» del soterramiento

Cantalapiedra llevó al pleno del Senado de ayer una pregunta sobre el soterramiento del ferrocarril en Valladolid, con el argumento de que forma parte de las cuatro fases de la solución ferroviaria para la ciudad, tres ejecutadas o en marcha, y solo pendiente enterrar las vías que dividen a la capital del Pisuerga.

«El alcalde sanchista de Valladolid firmó ante notario en campaña electoral que, si llegaba a ser alcalde, su prioridad sería finalizar el soterramiento», recordó Cantalapiedra, que añadió que «las promesas se las llevó el viento y el soterramiento se abandonó».

Sin embargo, según informa Ical, la ministra recriminó al PP que ahora no esté de acuerdo con una solución de integración acordada y avalada por el Gobierno de Mariano Rajoy y por la Junta de Castilla y León, en ambos casos gobernadas por el PP, y afeó que ahora se resucite este proyecto en campaña electoral, cuando «llevó a la ruina» a la Sociedad Alta Velocidad.

Cantalapiedra se preguntó por qué hay dinero para el soterramiento en Murcia y Almería y no en Valladolid y subrayó que Alberto Núñez Feijóo ha comprometido su apoyo si llega a la Moncloa, pero la ministra Sánchez interpretó que «la impotencia y desesperación» del PP es por tener «enfrente a un alcalde que destapó la estafa cometida, cumple el convenio vigente y les va a derrotar en las urnas».

La ministra argumentó que «al calor de pelotazos urbanísticos permitidos por la ley del suelo» de Aznar se prometió hace 20 años el soterramiento con una inversión de 500 millones y su finalización en 2006, lo que no ocurrió por «una gestión opaca y desastrosa» y un endeudamiento de 400 millones asumida por Gobierno, Junta, ambos del PP, y el Ayuntamiento de Valladolid, entonces del PSOE.

«Fue su Gobierno el que puso fin al despropósito del soterramiento en 2017, cuando salió a la luz que León de la Riva firmó tres avales ilegales que comprometieron 100 millones de las arcas públicas, lo debería saber, y no han pedido perdón». «O mucha cara dura o están muy desesperados o ambas cosas a la vez», zanjó la ministra.