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Que el Partido Popular no atraviesa por su mejor momento no es ninguna sorpresa. La debacle de las generales del pasado mes de abril a nivel nacional tuvo también su reflejo en una victoria clara de los socialistas en la provincia de Palencia, algo que ... no ocurría desde el año 1986. Y esta situación se ha mantenido también en los comicios celebrados el pasado domingo, en los que el PSOE ha superado en votos a los populares tanto en las elecciones municipales de la capital, como en las autonómicas y en las europeas. El PP solo ha podido conservar la Diputación, dado el fuerte arraigo del que goza la formación conservadora en el medio rural palentino. Sin embargo, el electorado de la capital no es tan fiel a las siglas y del mismo modo que en las dos últimas citas locales han votado al partido de la gaviota, en esta ocasión han vuelto al puño y la rosa, como ya lo hicieran también entre 1999 y 2011, con los gobiernos del socialista Heliodoro Gallego.
Alfonso Polanco logró cambiar la tendencia del voto en la ciudad de Palencia en aquella ocasión, en la que buena parte del mapa de la capital palentina se tiñó de azul. Siete de los doces barrios o distritos de Palencia quedaron en manos del PP y los socialistas solo conservaron sus históricos feudos (San Juanillo, el Cristo, el Ave María, Pan y Guindas y Santiago). Cuatro años después, los resultados electorales de 2015 fueron similares y los populares siguieron conservando sus siete barrios, a pesar de haber perdido cuatro concejales. Pero el PSOE también experimentó una importante bajada, de once a ocho ediles, con lo que no logró arrebatar ninguno de los distritos al PP.
Ahora, cuatro años después, y con tres elecciones generales por el medio, el mapa político de la capital palentina ha variado considerablemente, arrastrado fundamentalmente por el descrédito nacional que ha acumulado la formación que dirige el también palentino Pablo Casado.
La última referencia son las elecciones del pasado mes de abril, en las que el PSOE fue la lista más votada en la capital y prácticamente cambiaron de color todos los barrios que mantenía el PP en su poder, conservando únicamente sus dos grandes graneros de votos, el Centro y el Campo de la Juventud, que, por otra parte, son los que concentran una cifra mucho más elevada de electores que el resto de los barrios, superando ampliamente los 10.000 en ambos casos.
Arañado por la derecha
Tras el hundimiento popular en las generales, todo apuntaba a una fuerte caída del PP también en las municipales, dada la confluencia de la tendencia alcista del PSOE y el habitual desgaste que sufren los partidos que gobiernan. Sin embargo, esta situación no se ha producido y la bajada del PP se ha limitado a un solo concejal, que le ha sido arañado por su derecha, ya que ha ido a parar a manos de Vox, y el mapa político palentino no ha variado con respecto al que se reveló tras las generales del pasado mes.
Así, el PP solo mantiene sus feudos del Centro y del Campo de la Juventud, mientras un reforzado PSOE, que ha ganado tres concejales, con respecto a 2015, extiende su mancha de color rojo por el resto de los barrios palentinos. En algunos de los casos, como en los distritos situados al otro lado de las vías del ferrocarril, en los que históricamente ha ganado el PSOE, la diferencia entre ambos partidos es abismal, mientras que en otros, como Allende el Río, San Pablo y Santa Marina o El Carmen la diferencia es escasa, de apenas un puñado de votos.
El análisis detallado del voto en la capital palentina, a lo largo de los últimos comicios electorales, ofrece un aspecto llamativo. El resultado que ofrece el barrio de San Pablo y Santa Marina suele ser un indicador claro del resultado final que se producirá en el conjunto de la ciudad. De hecho, los expertos aseguran que el reparto de papeletas en las mesas situadas en el colegio Blas Sierra (que se ubica en este mismo barrio) cumplen la misma función predictiva de lo que ocurrirá en el conjunto de la ciudad.
Este histórico barrio, muy pegado al centro de la ciudad, presenta la adecuada disparidad de vecinos como para resultar un botón de muestra del conjunto de la sociedad. Esa dualidad de encontrarse prácticamente en el centro, pero a la vez contar con una variedad social de mucho calado aleja a San Pablo de una ubicación clara en la tendencia del voto y su deriva suele ser indicativa del resultado global de la ciudad. En esta ocasión, las ocho mesas situadas en el barrio de San Pablo y Santa Marina, fundamentalmente en el colegio Blas Sierra y en el centro social de Puentecillas, contaban con un censo de 5.024 electores, de los que han votado 3.517, alrededor del 70% de los que estaban llamados a las urnas.
Y si en anteriores citas electorales el triunfo fue claro para el PP, ya que tanto en 2016 como en 2015 estuvieron a punto de duplicar los votos que obtuvo el PSOE, en las generales de abril, y de nuevo ahora en estas municipales, el resultado ha sido inverso, con un Partido Socialista vencedor, aunque por escaso margen. Esto evidencia que la tendencia está a favor del color rojo, pero el PP sigue demasiado cerca (menos de doscientos votos) como para relajarse.
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