Secciones
Servicios
Destacamos
José Sarrión Andaluz (Cartagena, 1982) agradece el ritmo de la campaña. El único procurador de IU en las Cortes durante la última legislatura está acostumbrado a descomunales cargas de trabajo parlamentario. Por eso, el frenesí de la agenda electoral le resulta, incluso, más benévolo.
–¿ ... Qué expectativas tiene para el 26-M?
–Nunca hago predicciones porque la volatilidad es enorme y, ontológicamente, las encuestas no pueden ser exactas. Nosotros vamos con mucho optimismo. Hace cuatro años, IU estaba en una situación mucho más difícil. Podemos absorbía una parte muy grande de nuestro electorado. A pesar de eso, resistimos y mantuvimos la representación en las Cortes. Creo que ahora retornará mucho voto hacia Izquierda Unida-Castilla y León en Marcha.
–¿Votos de Podemos?
–Y del PSOE, desencantados y procedentes de la abstención en general. Creo que se va a recompensar la coherencia. He sido el procurador que más ha trabajado durante esta legislatura. Se trata de algo objetivo, según la ratio de iniciativas registradas por procurador y también en horas de intervención. También mantenemos la coherencia programática. No cambiamos de opinión en base a las encuestas, sino que nos ceñimos al 'programa, programa, programa' que decía Julio Anguita.
–¿Cree que llega a los electores todo ese trabajo que ha desarrollado usted en las Cortes regionales?
–Eso depende un poco de ustedes, los medios. En Castilla y León hay una falta clara de conocimiento sobre la política autonómica. La gente conoce nombres de concejales, de ministros del Gobierno, pero sería difícil encontrar a ciudadanos que sepan cómo se llaman dos consejeros de la Junta. El propio Herrera, después de 21 años de presidente, tiene unos índices de conocimiento bastante bajos. Esto quiere decir que falta debate sobre política autonómica a nivel de calle. El 80% del gasto y competencias se dedica a sanidad, educación y servicios sociales. Es necesario profundizar en el debate y que la ciudadanía sepa lo que sucede en las Cortes.
–¿Ha sido un error no concurrir en Castilla y León junto a Podemos?
–No, para nada. Nosotros hemos luchado por la unidad y hemos defendido una única candidatura a la izquierda del PSOE. Podemos decidió abandonar uno de sus principios fundamentales, el de la democracia participativa a través de primarias abiertas. Lo que busca es negociar listas con otras fuerzas políticas en una mesa camilla, pactando en un despacho, lo que toda la vida se ha llamado un reparto de puestos. Eso es incoherente con el mandato del 15-M, que decía 'democracia real, ya'. Por eso, nosotros lanzamos el proyecto de primarias abiertas para todas las listas. Lo hemos hecho con las fuerzas dispuestas a ello:Anticapitalistas –que son fundadores de Podemos–, PCAS-Tierra Comunera y con ALTER.
–En cambio, Equo ha pasado de concurrir con IU a hacerlo con Podemos. ¿Le duele ese cambio?
–Soy muy respetuoso, pero tengo claro que nosotros seguiremos siendo el referente ecologista en las Cortes de Castilla y León. He sido el procurador más prolífico en ese asunto. Lo ha reconocido hasta Herrera. Fuimos los primeros en llevar la lucha contra la mina de uranio en Salamanca, que es una de mis insignias, las minas de feldespatos en Ávila, las macrogranjas o el asunto de la caza, donde nos quedamos solos ante una ley que vulnera todas las directivas europeas. En Izquierda Unida hemos tomado decisiones coherentes, independientemente de la popularidad que pudieran tener. Otros partidos miran las encuestas antes de votar.
–¿Cómo es su relación con Pablo Fernández?
–A nivel personal, muy buena. A nivel político, lo que he descrito. Ya que me vuelve a preguntar por Podemos, tengo que decirle que conozco a muchas personas que apoyan a Podemos en las generales, pero que van a votar a IU-Castilla y León en Marcha en las autonómicas y en las municipales. Somos una organización imbricada en el territorio, más cercana a los problemas de la gente, con más estructura en los municipios.
–¿Cuál es el mensaje más importante que quiere transmitir?
–Nuestro objetivo prioritario es la defensa del empleo estable y con derechos para la población. El primer objetivo es la lucha contra el paro y la precariedad, los dos fenómenos causantes de la despoblación. Esta idea es central. Todos los políticos dirán que quieren crear empleo, pero no explicarán a qué coste. El 90% de la contratación que hacemos es temporal y el 40%, parcial. Mucha gente no llega a fin de mes con el empleo que se crea. Esto ya tiene un nombre: los trabajadores pobres. Nosotros tenemos un plan que llamamos 'Hacia una nueva regeneración industrial' para potenciar desde el sector público salarios más altos y estabilidad en el empleo. En Villalar una mujer me pidió que contara su historia: llevaba seis meses cobrando 45 euros al mes para Grupo Norte y, por tanto, había perdido los subsidios de desempleo. Esa es la creación de empleo que estamos viviendo.
–¿Cómo valora la ausencia de IU en los debates por decisión de la Junta Electoral?
–Fui uno de los ponentes de la Ley, que critiqué, enmendé y voté en contra. La Ley dice que los partidos que tengan grupo propio en las Cortes están obligados a ir, pero no excluye a los que no lo tienen. Es una norma restrictiva porque podía contemplar más opciones. Sin embargo, podríamos haber estado perfectamente en el debate. La Ley no lo impide. Además, hay un interés informativo claro. Cuando los medios de comunicación habéis organizado debates, siempre habéis contado con nosotros. Excluirnos de los debates es un fraude democrático. En los años noventa, IU estuvo presente en el único que se había celebrado hasta ahora.
–¿Ha sido difícil afrontar tanta carga de trabajo en esta legislatura como único procurador de IU?
–Sí, tremendamente. Es muy duro, pero también muy reconfortante. No solo soy yo: detrás de mí hay un gran equipo, como mi jefa de prensa y dos técnicos. Además, tengo a 1.700 militantes de IU detrás, que son mis ojos y mis oídos en cada rincón, y colectivos que nos nutren de información. Nos caracterizamos por pisar la calle. Cuando terminan mis obligaciones parlamentarias, empieza el trabajo político.
–¿Cómo se ha llevado con Luis Mariano Santos, de la UPL, en el Grupo Mixto?
–Muy bien. Históricamente, Izquierda Unida no ha tenido problemas en compartir este tipo de espacios. Las posiciones políticas son diferentes, pero el trato personal es bueno. En IU nos hemos concentrado en las políticas de Castilla y León, pero también hemos trabajado mucho los asuntos de León. Nos hemos repartido bien las tareas.
–Antes hablaba de las encuestas. ¿Qué efecto cree que tienen sobre la movilización o desmovilización de los electores?
–Es una pregunta con gran profundidad, más para una tesis doctoral que para una entrevista política. Las encuestas son muy volátiles y presentan complejidad porque siempre se tienen que recodificar. Entonces se introducen criterios subjetivos. No hay otra fórmula para hacerlo. En términos generales, la fiabilidad es baja, pero no quiero criticar con esto a los científicos sociales. Yo sí veo claro que, igual que resistimos hace cuatro años, ahora tendremos mejores resultados. Las encuestas reflejan una línea ascendente:en mes y medio hemos subido medio punto. No tenemos el dinero de los grandes partidos, pero nuestra militancia está completamente entregada.
–En el escenario poselectoral, no habrá mayorías claras y, tal vez, su apoyo resulte necesario para formar un gobierno de izquierdas con el PSOE.
–El PSOE no es de izquierdas, dejémoslo claro. Distingamos la investidura del gobierno. El PP tiene que dejar de gobernar en Castilla y León por una cuestión de higiene democrática. Son 31 años de gobierno, con unas tramas de corrupción que han impregnado, desde la Enredadera, la Perla Negra, las eólicas, el Hospital de Burgos –que vamos a llevar a Fiscalía–, las ramificaciones de la Lezo, etcétera. En IUno seremos un obstáculo para el cambio de gobierno. Esto el día de la investidura, pero al día siguiente nuestro papel será el de hacer oposición por la izquierda a ese gobierno. Un ejecutivo del PSOE en solitario o, aún peor, con Ciudadanos incumplirá su programa: el pacto fiscal, la reversión de los recortes, será antisindical... Este escenario, que parece probable, es un clásico en España: el PSOE es un partido de izquierdas en la oposición y de derechas en el gobierno. Por eso resulta fundamental que IU-Castilla y León en Marcha estemos en el Parlamento regional. Haremos una labor de presión, iniciativa a iniciativa, para forzar al nuevo gobierno a que practique políticas sociales reales.
–¿Qué opina de la aparición de Vox? ¿Considera que se le ha sobredimensionado?
–Vox es una expresión de la degeneración política que hemos vivido en los últimos años. Sí, creo que se le ha sobredimensionado, pero es cierto que se trata de un fenómeno político. Llega como producto de la descomposicion del Partido Popular, con una derecha que se recompone en una nueva fuerza política. También es producto de una campaña cultural. Yo entiendo, como Antonio Gramsci, que la política es cultura. Desde FAES y algunos medios de comunicación se ha ido vertiendo un caldo de cultivo, caracterizado por un racismo culturalista y aporofóbico, contra el pobre, un antifeminismo furibundo, una reacción ante los avances del colectivo LGTBI, etcétera. Cuando ese caldo de cultivo choca con la descomposición del PP, surge Vox, un partido de clases medias-altas, un fenómeno de pijos, salvo excepciones como en la costa almeriense, y urbanita. Necesitamos una gran estrategia política y cultural para combatir a esta ultraderecha. Creo que no volveremos atrás. La población lo tiene claro, sobre todo las mujeres.
«
Empecé con 15 años en las Juventudes Comunistas. Cayó en mis manos el Manifiesto del Partido Comunista de Marx, leí también a Bakunin, Kropotkin, Orwell, Huxley, Herman Hesse... y mi cabeza se ensanchó. Me pasé por la sede de IU en mi ciudad, Salamanca, y a partir de ahí empezó mi militancia, también en movimientos sociales»
«La lectura es mi gran afición. Compro libros casi semanalmente. Últimamente, leo mucho ensayo por mi actividad política, pero también me gustan la novela y la poesía. Ahora estoy releyendo 'Raza, nación y clase', de los filósofos Immanuel Wallerstein y Étienne Balibar. Analiza cómo el capitalismo crea un racismo y machismo de baja intensidad para justificar que el inmigrante cobre menos y, cuando se descontrola, surge el fascismo. Este libro se escribió en 1991».
«Me gustan Silvio Rodríguez, Luis Eduardo Aute, Javier Krahe, la canción latinoamericana de los setenta, la nueva trova cubana... Ytambién el rock español. En ese sentido soy un clásico, Boikot, Reincidentes... Soy muy ecléctico en mis gustos musicales».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.