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José Sarrión, en la presentación de su libro. Eduardo Margareto-ICAL
La lucha y esperanza de José Sarrión

La lucha y esperanza de José Sarrión

El candidato de IU-Castilla y León en Marcha resume en un libro sus vivencias como procurador en las Cortes regionales

Arturo Posada

Valladolid

Viernes, 24 de mayo 2019, 07:03

Una hernia discal, agravada con dos discopatías cervicales, truncaron los planes de publicación de 'Comunes el Sol y el Viento. Crónicas de un Procurador en las Cortes de Castilla y León' (editorial Atrapasueños). «La idea era presentar el libro el 23 de abril, pero estuve tumbado en una cama con medicación desde finales de marzo. Hubo que retrasarlo y ha salido ahora, en plena campaña electoral», explica José Sarrión, el autor de la obra. El único procurador de Izquierda Unida en la pasada legislatura ha desarrollado una intensa labor política dentro y fuera de las Cortes y los problemas físicos que lo quejan son el peaje por su incesante actividad pública.

El libro comienza con un temblor de piernas: el que asalta a un nervioso Sarrión el 2 de julio de 2015, en su estreno como parlamentario. Quiere visibilizar la protesta de los trabajadores de Itevelesa y se dispone a entregar una camiseta al presidente Herrera entre una nube de cámaras. Sabe que es la manera de conseguir que los medios se fijen en el problema, aunque él aborrezca la 'política del espectáculo'. «Estoy en contra, sí. Siempre he defendido que la política tiene que ser reflexiva y compleja. Jamás he descalificado a un adversario político. Nunca ataco a las personas, sino a organizaciones, confrontando programas. Utilizo la serenidad y el apaciguamiento en las formas y la máxima radicalidad en los contenidos. Radicalidad en el sentido de buscar la raíz de los problemas. Sin embargo, hay momentos en los que hemos buscado formas de conseguir atención en torno a problemas sociales. Ese fue el primero, en el estreno de la legislatura. Curiosamente, cerré el último pleno entregando otra camiseta a Herrera, en este caso de los trabajadores de Embutidos Rodríguez, en León».

José Sarrión ha concebido 'Comunes el Sol y el Viento' como un canto de lucha y esperanza. Y lo ha hecho con un estilo ameno, lejos de los rigores y complejidades técnicas de sus anterior volumen como investigador académico. Sarrión comprobó que cuando rendía cuentas de su actividad legislativa, había anécdotas que llamaban la atención de la gente y decidió plasmarlas en este libro. «El primer capítulo está dedicado al caso de Aimar, el niño de Tordesillas con discapacidad que estuvo un año sin escolarizar porque la Junta no le quería pagar una enfermera en su colegio. Cuento cómo logramos que se visibilizara el conflicto y cómo lo terminamos ganando. El libro habla también mucho de las deslocalizaciones como las de Nissan, Lauki, Dulciora, Made o Siemens-Gamesa. Es un homenaje al movimiento obrero de Castilla yLeón y a las batallas que hemos planteado desde las Cortes», explica.

El libro compendia situaciones jugosas protagonizadas por Sarrión durante los últimos cuatro años, con episodios de 'política punk'. «Por ejemplo, aquel día que llevamos un tarro con los residuos de la antigua azucarera de Venta de Baños, donde se pudrieron durante diez años toneladas con restos de melaza y generaron unos malos olores en el centro de Venta de Baños. Los procuradores pudieron comprobar lo que olían los vecinos todos los días. O la historia de Fuentepelayo, en Segovia, donde el aire era prácticamente irrespirable por una planta de compostaje que tiraba los residuos en campos que arrendaba».

Los ocho capítulos del libro se cierran con el dedicado a las tramas de corrupción y escándalos que han brotado en Castilla y León: la Operación Enredadera, la Perla Negra, la trama de las Eólicas o las cajas de ahorro. Sarrión acaba con una frase: «Cuando los humildes nos unimos, los poderosos tiemblan». Su esperanza pasa también por que los electores premien su trabajo y le permitan seguir como procurador una segunda legislatura. Él considera un «honor» haber defendido las causas de los trabajadores en las Cortes, pero recuerda que la lucha es colectiva y que continúa en la calle.

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