Mañueco se fuma un puro

El escrutinio de las elecciones municipales de ayer deja un ganador claro del 28-M en Castilla y León: Alfonso Fernández Mañueco, presidente regional del PP y de la Junta. No se presentaba en ninguna lista, pero concurría en todas. Es el ganador, en primer lugar, porque el PP es fuerza vencedora en capitales en las que no gobernaba. En segundo lugar, porque el PP va a poder hacerse con alcaldías de capitales de provincia y municipios importantes por acuerdos con otras fuerzas, especialmente Vox, o aplicando en segunda vuelta la lista más votada. En tercer lugar, porque ha triunfado su maniobra para Valladolid, con un Jesús Julio Carnero que no quería ser candidato y se va a hacer con el bastón de mando. En cuarto lugar, porque se acaba su aislamiento nacional por haber sido el primer dirigente del PP que abrió la puerta de un gobierno regional a Vox; ahora va a haber gobiernos autonómicos, provinciales y municipales, empezando por la capital vallisoletana, en los que va a estar Vox junto con el PP. Y en quinto lugar, porque precisamente por haber llevado a JJ Carnero a la Alcaldía de Valladolid tiene expedito el camino para la candidatura a la Presidencia de la Junta cuando convoque elecciones, sea porque las adelanta, sea porque las lleva a 2026. Aunque con un resultado como el de ayer para el PP en España, huele a que en diciembre hay en Castilla y León generales y autonómicas. Mañueco tiene motivos para fumarse un puro, expresión con la que se representa metafóricamente la imagen del éxito.

Enfrente, es claramente insostenible ya la figura de Luis Tudanca al frente de la ejecutiva regional del PSOE. El 28-M ratifica que es secretario regional y no líder. No ha ayudado a que el PSOE pudiera mantener el resultado de las municipales de 2019 y se quedará, seguramente, solo con la Alcaldía de Soria, cuyo mérito es de Carlos Martínez. Haber perdido Valladolid y que Óscar Puente deje de ser alcalde es el último clavo en el ataúd político de Tudanca.