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El empleado municipal Juan Ramón García recibe cinco urnas de manos de Óscar Peñas, operario de la empresa de mudanzas. Rodrigo Jiménez
Elecciones 28-M

Sin ellos en Valladolid no se vota

Un puñado de trabajadores municipales hacen posible que la llamada a las urnas se desarrolle con normalidad, gracias a una intensa labor de reparto y montaje de las 465 urnas, 203 cabinas y 252 soportes que se utilizan

Domingo, 14 de mayo 2023, 00:08

«Quieto, quieto, no te metas. ¿No ves que están haciendo una foto?». Los dos jubilados observan la escena con curiosidad, parados en la acera. A su lado un operario acaba de abrir el portón de un camión de mudanzas de buen tamaño, lleno hasta los topes de caballetes de madera, tableros, grandes planchas de metal y cajas de cartón blancas que, vistas desde lejos, recuerdan a las que se usan para las pizzas. El reportero gráfico de El Norte para un momento y anima a pasar a la pareja, que reanuda la marcha en animada conversación.

Es jueves por la mañana frente al centro cívico José Luis Mosquera de Valladolid, en el corazón del barrio de Huerta del Rey. El trasiego de los mayores que se dirigen a las instalaciones convive con el ir y venir de los obreros que sustituyen las canalizaciones en la misma calle, y con el trajín de los estudiantes que salen al recreo en ese momento. Faltan todavía unas horas para que comience oficialmente la campaña electoral y quince días para que los ciudadanos acudamos a las urnas, pero los empleados del Servicio de Carpintería del Ayuntamiento ya están a pleno rendimiento para garantizar que todo sale perfecto el 28-M.

Porque sin ellos no se vota. Al menos en la capital vallisoletana, donde su labor es esencial cada vez que hay comicios. Y no es una manera de hablar: son los encargados de distribuir por toda la ciudad las 465 urnas, 203 cabinas y 252 soportes que se usarán el próximo 28 de mayo; los que se ocupan del montaje y el desmontaje del material; quienes empiezan a recogerlo el día después de las elecciones y, también, los responsables de custodiarlo cuando no se usa. Una especie de guardianes anónimos de la democracia, por más que ellos se quiten importancia.

Las cifras dan idea de la dimensión de su tarea, que se desarrolla durante estas jornadas previas a la cita electoral en los 91 centros de votación que habrá esta vez en la capital, donde estarán activas 366 mesas. Una labor ingente para una plantilla de «solo tres personas», como explica el responsable del servicio, Antonio Represa. De ahí que el Ayuntamiento de Valladolid lo refuerce con otras cuatro de una empresa privada, porque «si no sería imposible llegar a tiempo». Esto permite crear dos equipos formados por tres personas cada uno. La compañía también aporta los vehículos pesados donde transportan el material, porque los del Consistorio no tienen el tamaño necesario.

Óscar Peñas Ramos es uno de esos operarios externos que ayudan a preparar la jornada electoral. Está contratado por P. M. B. Mudanzas, la firma adjudicataria en esta ocasión, y tiene experiencia en la tarea porque ya la había realizado antes para otras compañías. Un listado establece los lugares a los que deben llegar cada día para terminar en plazo, a razón de cuatro o cinco por cada equipo. El horario «empieza las 7:30 horas y hasta que acabas», indica sonriente, y como aún falta bastante para el 28-M «siempre hay alguien que te dice que vas muy pronto». Una afirmación que confirman los operarios municipales, que aprovechan para remarcar que han tenido «mucha suerte» por haber coincidido de nuevo con él, porque «ya sabe cómo funciona esto».

«Siempre hay alguien que te dice que vas muy pronto»

Antonio Represa matiza que el cronograma es una previsión que puede verse alterada, porque nadie está libre de imponderables como un accidente de tráfico o laboral, por poner los ejemplos más extremos. Tampoco es lo mismo desplazarse a barrios tan populosos como Delicias o La Rondilla, con muchos puntos de reparto en poca superficie, que llegar hasta Puente Duero, Fuente Berrocal, La Overuela o el Pinar de Antequera, donde los minutos que se dedican a los traslados se multiplican.

Piezas para repuestos

Otra circunstancia indeseada que a veces se produce es la rotura de algún elemento. Juan Ramón García, empleado municipal desde 1994, se da cuenta de que el lateral de una de las nueve urnas que tienen que dejar en Huerta del Rey está dañado. No hay problema: como son previsores, siempre llevan de más. En un momento la ha sustituido y está junto a las otras. «De las anteriores elecciones vinieron estropeadas ocho», recuerda, una cifra mínima teniendo en cuenta el volumen total. A ello contribuye el hecho de que «cuando las montamos nos llevamos las cajas de vuelta, porque es la mejor manera de que no se pierdan para poder guardarlas después y que duren», detalla. Y solo tiran las piezas en mal estado, «las demás se dejan para repuestos».

Las tres cabinas que corresponden al centro cívico las colocan en la sala de exposiciones, pero las urnas las depositan en recepción. Allí permanecerán bajo llave hasta el 28 de mayo, porque como apunta Juan Ramón «tienen que estar bajo custodia». Lo hacen ante la atenta mirada del conserje, un veterano –trabaja para el Ayuntamiento desde hace 30 años y se jubila en seis meses– que asegura que no le estorban. «A mí no me molestan para nada, estoy acostumbrado», dice.

«El año pasado no salimos para nada, que es lo mejor que nos puede pasar. Incluso nos aburrimos»

Completada la tarea, toca trasladarse a otro edificio. Y eso durante dos semanas largas. Ahora bien, concluido el reparto, ¿el día de las elecciones descansan? La respuesta es un «no« rotundo. Esa jornada el Servicio de Mantenimiento al completo está de guardia por si ocurre cualquier incidencia, sobre todo a primera hora. «Estamos nosotros y hay electricistas, fontaneros, cerrajeros... porque puede pasar de todo», resume el responsable de Carpintería. Por fortuna, las gamberradas cada vez son menos habituales y «lo habitual es que no haya problemas». La prueba es que «el año pasado no salimos para nada, que es lo mejor que nos puede pasar. Incluso nos aburrimos», confiesa. Mejor así.

Antonio Represa examina una de las urnas antiguas en el almacén de Soto de Medinilla. R. J.

Cuando es mucho lo que hay que guardar

La normativa electoral –en concreto, el Real Decreto 605/1999, de 16 de abril– establece que el material necesario para celebrar los comicios debe proporcionarlo el Gobierno de España. Lo canaliza a través de sus delegaciones y subdelegaciones regionales y provinciales, que se lo entregan a las juntas electorales de zona. Como los secretarios de los ayuntamientos son delegados de estas últimas, terminan siendo los municipios quienes se ocupan de custodiar las urnas, las cabinas y el resto de elementos. En las localidades pequeñas es fácil, porque es poco lo que hay que guardar, pero en las grandes la cosa cambia y hace necesario disponer de un almacén al efecto, como el que tiene el Ayuntamiento de Valladolid a las afueras de la ciudad, en una nave del polígono Soto de Medinilla.

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