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Como una auténtica estrella del pop. Repartiendo sonrisas a diestro y siniestro y ante gritos de «alcalde, alcalde». Así llegó Jesús Julio Carnero a la Sala Veinte, establecimiento hostelero de Valladolid que albergó la fiesta del Partido Popular, en la que, tras el discurso triunfal de un candidato tremendamente feliz, retumbó con fuerza la canción 'Me colé en una fiesta', de Mecano. Sí. Carnero se ha colado en la fiesta de la Alcaldía y lo celebró como se merece: bailando junto a Mañueco y a Conrado Íscar mientras Ana Torroja sonaba por los altavoces diciendo eso de «ahí me colé y en tu fiesta me planté».
A tanta gente quiso agradecer Jesús Julio su triunfo que sería imposible enumerarlos a todos. «Es una noche de agradecimientos. En primer lugar, a Dios y en segundo lugar, al personal sanitario del Río Hortega, porque estoy aquí gracias a ellos». Así comenzó Carnero un discurso en el que no se olvidó de nadie y en el que dedicó un espacio importante en sus palabras al presidente de Castilla y León. «Agradeceré siempre a Mañueco la confianza, el cariño y la amistad», indicó el candidato popular, que pronunció su discurso después de la intervención del propio Alfonso Fernández Mañueco y de Conrado Íscar.
Jesús Julio Carnero se mostró muy correcto en todo momento, aunque quiso mandar un mensaje a las voces críticas. «Había gente que decía que yo llegaba forzado y claro que he llegado forzado. He llegado forzado por la realidad de Valladolid, por la situación que no nos gusta en la ciudad, ni al presidente Mañueco ni al candidato Jesús Julio», espetó para cerrar su intervención con la frase «arranca el cambio».
De ese cambio que Carnero dijo que arrancaba también habló Mañueco, pero en clave nacional. «Empieza la cuenta atrás para que Sánchez abandone la Moncloa». Así se encargó el presidente de la comunidad de abrir un discurso especialmente breve que cerró de una manera muy cercana. «Un beso muy grande a Rosa, su mujer. Ya habrá momento de hacer discursos en profundidad», concluyó Mañueco para ceder el turno de palabra al presidente de la Diputación, Conrado Íscar, quien se centró en la pulsión de cambio que se respira en la sociedad. «Ha habido un resultado aplastante en toda la provincia de Valladolid. Gobernamos en 162 localidades, vamos a gobernar en la inmensa mayoría de los pueblos de Valladolid», apuntó un eufórico Íscar, que bailó como el que más al son de Mecano.
Pero no todo fueron sonrisas. También hubo nervios. Muchos nervios. La tensión se podía cortar con un cuchillo durante todo el recuento. El reloj marcaba las 21:24 horas y los resultados provisionales, con un porcentaje muy bajo, daban un concejal más al bloque de izquierdas que al de derechas. Cerca de una decena de periodistas esperaban la llegada de Jesús Julio Carnero, que siguió la jornada electoral lejos de los periodistas, en la sede regional de la calle Santiago, junto a los presidentes de la Diputación y de la Junta de Castilla y León.
Ni cargos públicos ni candidatos estuvieron presentes en la Sala Veinte durante los primeros instantes del recuento. La única manera de seguir el resultado de las elecciones allí era a través del teléfono y todos los presentes permanecían pegados a su terminal, que con el 63,95% escrutado daba los mismos concejales al PSOE que el PP. Un tímido «vamos» interrumpió la paz que se respiraba en el lugar mientras sonaba la canción White Flag de Sarah de Warren y la tensión fue en aumento a medida que iban pasando los minutos. Afiliados y simpatizantes del Partido Popular se empezaron a creer que iban a ganar la Alcaldía y, pasadas las 22:00 horas, comenzaron a llegar los primeros integrantes de la lista.
Con el 80% escrutado, por la barra del bar se podía ver visiblemente nerviosos a Alberto Gutiérrez Alberca y a Mayte Martínez, décimo y sexto en la lista popular, respectivamente. «Los años en el deporte me han enseñado a no celebrar las victorias antes de llegar a la meta», decía Mayte con una sonrisa de oreja a oreja y poco después llegó Javier León de la Riva, que mostró una felicidad contenida y brindó todo su apoyo a Carnero. «Yo estoy el último en la lista a petición propia para demostrar que esa era mi lista, para empujar hacia arriba y para ayudar en lo que sea necesario. Después de veinte años de alcalde y cuatro en la oposición tengo bastante estudiados los problemas de Valladolid», afirmó Javier León de la Riva.
Y luego llegó el apoteosis. Jesús Julio apareció por la calle San Lorenzo entre gritos de «alcalde, alcalde» y «se coló en una fiesta». Ya saben lo que llegó después... Coca-Cola para todos y algo de comer. Pero de los pactos no dijo nada Ana Torroja y Jesús Julio, tampoco. Ya habrá tiempo de hablar largo y tendido de ellos, aunque en el Partido Popular tendrán que esperar un poco para hacerlo porque les va a costar levantarse después de la celebración de ayer. «Valladolid dice sí al cambio, sí a la transformación y no a la resignación. Ahora se abre un camino alentado por el compromiso, por la voluntad y el diálogo para mejorar la vida de todos los vallisoletanos, de los jóvenes, de los mayores, de los barrios y del centro. Arranca el cambio». Esas fueron las palabras que precedieron a una fiesta que, a buen seguro, se prolongó hasta altas horas de la noche.
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