Óscar Puente (PSOE)
La ambición de ser alcalde28M en Valladolid ·
Referente de la política tuitera y regidor de su ciudad antes que ministroSecciones
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Óscar Puente (PSOE)
La ambición de ser alcalde28M en Valladolid ·
Referente de la política tuitera y regidor de su ciudad antes que ministroComo cimiento del sanchismo, cuando el sanchismo era un tipo subido a un coche contra el aparato de su partido, Óscar Puente Santiago (Valladolid, 1968) tuvo la ocasión de obtener recompensa en forma de Ministerio cuando Pedro Sánchez llegó a ser presidente del Gobierno. No ... quiso. Fue, brevemente, portavoz de la Ejecutiva Nacional del PSOE, pero duró poco. En realidad, solo –un adverbio matizable– quería ser alcalde de Valladolid. «Alcalde de la ciudad en la que nací», dice con orgullo en su minibiografía de Twitter, su particular campo de batalla. Es allí donde hace sus pinitos como promotor musical de los conciertos de las fiestas de la Virgen de San Lorenzo; donde bloquea a quienes, a su juicio, discrepan de él con malos modos o directamente le insultan; donde se enzarza con rivales políticos y defiende su gestión.
Elegido por el partido para asaltar una plaza clave y coser la formación
De concejal más joven a una rival con ocho años de gestión municipal
Rostro amable y discurso serio para el tercer intento de los de Abascal
Obligado a multiplicarse para romper los malos augurios
Lesionado en la rodilla justo antes de la campaña, la muleta se ha convertido en el apoyo obligado para estar en cuantos más sitios, mejor. En la presentación de su programa debía hablar un minuto por diapositiva, para llegar a la media horita, pero se entusiasmó y lo convirtió en una disertación de hora y media sobre lo hecho y lo por hacer, ejes de su manera de entrar en campaña. Promete infraestructuras nuevas –un estadio de rugby, una pasarela sobre el río, un parque acuático– pero sobre todo propugna la continuidad de un modelo de ciudad que ha apostado por el transporte público y la movilidad más allá del coche y por una integración ferroviaria que considera una «realidad» frente a un sueño «convertido en pesadilla» que es el del soterramiento.
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