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Las candidaturas autonómicas con las que Alfonso Fernández Mañueco aspiraba a lograr una mayoría suficiente para relevar a Juan Vicente Herrera en el Gobierno de Castilla y León no solo perdieron la noche del domingo contra las listas del PSOE de Luis Tudanca. Lo hicieron ... también contra los propios alcaldables del PP en todas las provincias, incluida Salamanca, en la que el cabeza de lista a la Junta abría el paso en la papeleta de las Cortes. 48.478 electores que apoyaron en sus municipios a los candidatos locales del PP dieron las espalda a las listas autonómicas del partido. Son el 10,1% de los 481.110 ciudadanos que votaron popular en la urna de las elecciones locales.
El PP tampoco resiste la comparación con el resultado de hace cuatro años, últimos comicios en los que Juan Vicente Herrera fue la foto del cartel electoral. Los 513.371 apoyos de mayo de 2015 han encogido hasta los 432.632 del domingo. Lejos quedan de los 805.553 que logró Juan José Lucas en 1995.
La comparativa interna amarga más que la externa, pero esta última no es menos contundente en una tierra acostumbrada a analizar victorias del PP durante la friolera de 32 años. En escaños y en papeletas. El hemiciclo de las Cortes que cerró en marzo con 42 procuradores del PP, 25 del PSOE, 10 de Podemos, 5 de Ciudadanos, 1 de UPL y 1 de IU, abrirá el 21 de junio con 35 parlamentarios del PSOE, 29 del PP, 13 de Cs, y un grupo mixto con cuatro escaños que se reparten Vox, Podemos, UPL y Por Ávila.
El proyecto encabezado por Alfonso Fernández Mañueco se ha dejado en el camino 80.739 votos respecto al último recuento de Herrera y Luis Tudanca saca una ventaja de 45.293 papeletas al dirigente popular, tras crecer en 125.110 votantes respecto a los resultados del PSOE hace cuatro años. El socialista obtuvo 352.815 votos en 2015 y un apoyo del 25,9% del electorado y contabiliza ahora 477.925, lo que supone un respaldo del 31,5% de los votantes.
Todo lo anterior gana en contundencia si se tiene en cuenta que la participación del domingo es del 70,8% del electorado, seis puntos por encima de la que 2015, que se situó en el 64,8%. Seis puntos menos de abstención dan idea de la movilización de los votantes en Castilla y León. A esa implicación del electorado contribuye, aunque su peso en el escrutinio es muy relativo, el hecho de que los votos nulos (13.828 frente a 28.669) y los votos en blanco (14.560 frente a 33.222) se hayan reducido a la mitad en comparación con hace cuatro años.
Junto al PP, pierden votos respecto al resultado de las penúltimas elecciones autonómicas, Podemos e IU. Pablo Fernández dilapida 97.100 apoyos de los 165.000 que logró en 2015. Y José Sarrión resta 25.000 papeletas a las 56.387 que recibió hace cuatro años. Ganan respaldo ciudadano, además del PSOE, el proyecto que lidera Francisco Igea. La formación naranja logra 62.579 votos a mayores que incorpora a los 139.616 que logró en 2017. Vox consigue 75.331 que, lastrados por el recuento parcelado en provincias, solo cristalizan en un único procurador y Luis Mariano Santos lleva a la UPL a crecer en 8.712 votos respecto a los 19.176 que obtuvo hace cuatro años, pero no llega a sumar el segundo procurador al escaño que revalidó entonces.
El resquicio al que se agarra el PP de Fernández Mañueco para intentar maquillar el descalabro autonómico es la comparación con el recuento de las generales del 28-A, una derrota en Castilla y León que desde la noche misma del domingo pasa a ser titularidad del PP de Pablo Casado. Alfonso Fernández Mañueco aplicó el refrán castellano de que quien no se consuela es porque no quiere y calificó de «buen resultado» el escrutinio del domingo para el PP de Castilla y León, porque recuperaba voto respecto a las generales: de 394.658 papeletas a 432.632.
El máximo responsable del PP en la comunidad reivindicó sus aspiraciones a gobernar la Junta, sin mencionar la pérdida de 13 escaños y la ventaja de seis para el PSOE, y anunció la apertura de un proceso de diálogo con Cs. Otros dirigentes del PP insistieron ayer en esa opción. «No me cabe duda de que Fernández Mañueco será el presidente de Castilla y León, porque solo nos hace falta el apoyo de un partido como Ciudadanos», afirmó el consejero en funciones de Empleo y cabeza de lista a las Cortes por Palencia, Carlos Fernández Carriedo.
Desde las direcciones provinciales del PP buscan cobijo en la victoria en votos y ayuntamientos de las municipales. 481.110 papeletas frente a las 448.411 del PSOE y 1.341 ayuntamientos con mayoría absoluta y otros 91 con mayoría relativa.
La trampa que esconde ese enfoque es la concentración de ese respaldo en el medio rural, con una población más envejecida y a la baja en efectivos, y la pérdida de tono electoral que sufrió el PP en las nueve capitales de provincia. Solo fue la lista más votada en Salamanca, logrando Carlos García Carbayo, sucesor de Mañueco en ese Ayuntamiento, 11 de los 27 concejales en liza. El resto de los candidatos populares fueron sobrepasados en las demás capitales. Por el PSOE en todas (en el caso de Soria por mayoría absoluta), salvo Zamora, donde Francisco Guarido, de IU, logró una victoria histórica con 14 concejales de 25, y en Ávila. El candidato más votado en la ciudad amurallada es un recién aborrecido del PP, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, expresidente de la Diputación e impulsor de la formación Por Ávila. El partido con vitola provincial surgió hace apenas cinco meses por oposición a la decisión de Pablo Casado de apartar a Sánchez Cabrera como cabeza de lista del PP al Consistorio abulense. Han competido y ganado a sus excompañeros en esa ciudad. Una venganza que no ha necesitado servirse fría.
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