En un momento marcado por una mayor volatilidad en los mercados de deuda soberana -con la caída de precios y la subida de la rentabilidad de los bonos- el Tesoro no ha tenido problemas para colocar su tradicional emisión de un nuevo bono sindicado a ... 10 años, la primera del año.
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Todo lo contrario. Los inversores siguen devorando la deuda española y, según fuentes del organismo ahora dirigido por Paula Conthe, la demanda ha rondado los 140.000 millones de euros, superando los 138.000 millones récord del pasado ejercicio en esta operación, cuando finalmente se adjudicaron 15.000 millones.
El elevado número de solicitudes ha permitido al Tesoro reducir en tres puntos básicos el diferencial anunciado, quedándose en 5 puntos básicos sobre la rentabilidad del actual benchmark a 10 años, mejorándose de forma notable el ahorro financiero, tal y como informan fuentes del organismo.
«La gran demanda junto con el elevado número de inversores y de alta calidad reflejan el profundo acceso del Tesoro a los mercados financieros, así como la confianza de los inversores en la economía española», añaden desde la institución dependiente del Ministerio de Economía.
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