Carlos Alonso utiliza en un cajero su nueva tarjeta contactless tras una explicación de una empleada del banco. Rodrigo Ucero

Jubilados frente a la tecnología en Valladolid: seis problemas que dificultan su vida diaria

Demandan trato humano en bancos y administraciones y huyen de aplicaciones y pagos por móvil

Rebeca Alonso

Valladolid

Viernes, 8 de abril 2022, 00:06

Carlos tiene cita hoy en la oficina de su banco, a la que acude hace más de 40 años. Hace poco tiempo le propusieron contratar un fondo de inversiones para no cobrarle comisiones y hoy le ofrecen un cambio de tarjeta. Tiene miedo y bastantes ... dudas. «Iba a venir antes y desayunar un chocolate caliente pero al final he venido directamente, no quería llegar tarde», confiesa con una sonrisa. Y es que es evidente que el trámite le provoca algo de nerviosismo. A sus 69 años quiere seguir siendo fiel a su banco de toda la vida pero le cuesta adaptarse a los cambios. Nunca ha utilizado la banca online, ya que no tiene internet, ni ganas de tenerlo. Tras una larga conversación, una trabajadora le acompaña al cajero y le enseña cómo funciona su nueva tarjeta. «Ya no hay que introducirla en la ranura, la acercas así para que el cajero la detecte y te pide que escribas el pin», explica. Lo tiene reciente en la cabeza y lo pone en práctica para que no se le olvide. Mientras nos cuenta las novedades, una persona mayor introduce varias monedas en un parquímetro de la ORA y niega con la cabeza cuando le preguntamos si utiliza la aplicación que permite gestionar estos pagos por el móvil, ampliarlos y cancelarlos.

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María José también es fiel a su oficina bancaria porque para ella es muy importante el trato humano. «Siempre hablo con el mismo empleado, es mi amigo ya, yo necesito eso», resalta. Es una profesora jubilada de 78 años que nació y se crió en un pueblo de Extremadura pero lleva tantos años en Valladolid que se siente vallisoletana. «Yo pienso mucho en los viejos de mi pueblo que en su vida han manejado un teléfono, algunos casi no saben leer y escribir, y se enfrentan a un cajero que no saben dónde tienen que dar, que se ponen nerviosos... yo he sido de las primeras en firmar la petición del jubilado sobre la atención de los bancos. Pero ya no solo de los bancos, es que si vas a un organismo público y tienes que llamar por teléfono o vía internet. No tenemos más que dificultades. Estamos en un mundo de innovación total a la que ni llego ni pienso llegar», sentencia. Además, cree que hay un desconocimiento de cómo van disminuyendo las facultades de la gente mayor. «Por defecto profesional voy leyendo todos los carteles que veo por la calle y me voy cuenta de que ya con algunos no puedo, hay cosas que pueden parecer insignificantes pero que ya no puedo hacer» lamenta.

Vídeo. María José, profesora jubilada de 78 años. R. Ucero

Las personas mayores que viven en pueblos se encuentran con dificultades añadidas. Es el caso de María Teresa, de 75 años. Hoy ha salido pronto de su casa de Sardón de Duero para hacerse una mamografía en el Hospital Clínico Universitario. Al regresar se ha encontrado con una dificultad inesperada. «Quería coger el autobús para ir a la estación de autobuses pero no pude porque tenía que ser con tarjeta. Por eso vengo andando», explica. Además, se queja de que en su pueblo han cerrado sucursales. «Nos lo están poniendo muy difícil. Ahora tenemos que ir a Tudela al banco. Yo creo que no nos quitan el sol porque no pueden», bromea. Para pedir cita con el médico tiene que llamar al consultorio médico de Tudela y allí le ponen en contacto con su médico del pueblo. De la aplicación del Sacyl y de internet no quiere ni oír hablar.

Vídeo. María Teresa, de 75 años, vecina de Sardón de Duero. R. Ucero

Ana María también está jubilada, tiene 77 años y, al preguntarla por el manejo de las nuevas tecnologías, lo primero que hace es mostrar su teléfono móvil, un modelo simple con números grandes y pequeña pantalla, pensado más para marcar dígitos de forma sencilla que para navegar. «Con esta tecnología hago poca cosa. No tengo Whatsapp ni internet. Tampoco la aplicación de Sacyl, pido cita telefónicamente. Ahora que la pandemia está controlada deberían regular la asistencia normal en los centros de salud y eliminar las citas previas».

Vídeo. Ana María, jubilada de 77 años. R. ucero

Jesús Isabel Martín, portavoz de Castilla y León de la coordinadora en defensa del sistema público de pensiones, conoce muy bien historias como esta porque las escucha cada día. «Se nos pide ahora que manejemos nuevas tecnologías a personas que en algunos casos hemos tenido que aprender de adultos a leer y escribir, gente que ha tenido que dejar la escuela muy pronto porque tenían que trabajar. Ahora de la noche a la mañana tenemos que adquirir conocimientos de informática para tener acceso a nuestros ahorros, a lo que tanto nos ha costado toda una vida tener», señala.

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Vídeo. Jesús Isabel Martín, portavoz de Castilla y León de la coordinadora en defensa del sistema público de pensiones. R. Ucero

Principales problemas a los que se enfrentan los mayores en su vida diaria:

Cajeros automáticos

Muchos mayores tienen dificultades para operar en los cajeros automáticos y realizar operaciones tan sencillas como retirar dinero o consultar el saldo de su cuenta. Tampoco saben manejar la banca online. Esto implica que pierdan el control de sus finanzas y les cueste saber cuánto dinero poseen y cuánto pueden gastarse. Desde la coordinadora en defensa de las pensiones de Valladolid aseguran que en muchos casos provoca estrés y ansiedad. «Algunos pensionistas cuando van a hacer la compra no saben si pueden gastarse un poco más ese mes o no porque no saben consultar susaldo. A veces optan incluso por no comprar su medicina por miedo a quedarse sin dinero y acaban con problemas médicos», aseguran.

Comisiones

Otra denuncia de Jesús Isabel Martín es el cobro de comisiones. «La mayoría de compañeros se quejan de comisiones muy abusivas. Te dicen que para no pagarlas tienes que domiciliar una serie de recibos, depositar cantidad sin moverla del banco un cierto periodo de tiempo, contratar un seguro... son cosas que a la larga tienes que estar pendiente de vigilar. Sigue habiendo letra pequeña y nos sentimos indefensos».

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Transporte

Actualmente en los autobuses de Auvasa es posible pagar mediante cuatro formas: la aplicación, tarjeta bancaria, bonobús o billete ordinario adquirido previamente adquirido en un quiosco. Sin embargo, no es posible pagar directamente con dinero al conductor, algo a lo que muchos jubilados estaban acostumbrados. A la hora de conducir, la mayoría opta por introducir monedas en los parquímetros porque no son capaces de manejar la aplicación de la ORA que permite cancelar o ampliar un pago. Esto les limita, ya que para disponer de más tiempo de estacionamiento tienen que desplazarse de nuevo al coche y volver a sacar un ticket y si les sobra tiempo no pueden recuperar su dinero.

Compras

Desde la coordinadora en defensa del sistema público de pensiones aseguran que muchos supermercados premian el uso de aplicaciones con descuentos o ventajas que que no son válidos para el resto. Además, muchos mayores evitan el pago por móvil y aportar datos bancarios en internet bien por desconocimiento o porque no se fían y tienen miedo de ser estafados.

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Citas

Jesús Isabel Martín resalta que a muchos mayores ya les cuesta simplemente realizar o atender llamadas telefónicas, como para además hablar con contestadores o descargar la aplicación de Sacyl Conecta. «Cuando llamas al médico no es lo mismo la confianza que te daba escuchar a tu médico de siempre que el hablar con una máquina. La complicación de concertar una cita así te genera mucha ansiedad». Además, en muchos organismos públicos como la Seguridad Social es imprescindible pedir una cita previa a través de internet o por teléfono.

Brecha digital en los pueblos

Jesús Isabel Martín también pone de manifiesto que en muchos municipios existe un problema de conectividad. «Para tener conexión a veces estás obligado a firmar un contrato con una determinada compañía que te cobra 90 euros al mes. En Castilla y León existen 2.400 pueblos de los cuales 1.500 no llegan a mil habitantes. Además, en muchas ocasiones no hay ni bancos ni cajeros». De hecho, los vecinos de varios pueblos de Valladolid se han manifestado recientemente contra el cierre de sucursales en sus localidades.

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