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El ahorro de las familias se agota a un ritmo mucho mayor de lo esperado. Los hogares se están viendo obligados a tirar del colchón acumulado tras la pandemia para hacer frente a la escalada de los precios que ha suspuesto que, para prácticamente el ... mismo nivel de consumo, haya que realizar un gasto mucho mayor.
La imparable subida de la inflación el pasado año provocó que la tasa de ahorro de los hogares cerrase el ejercicio en el 7,2% sobre la renta disponible. Son 6,6 puntos menos que en 2021 (cuando el dato rondaba el 13,8%) y la cifra más baja desde 2018. Lejos queda ya el 17,7% que se alcanzó de media en 2020, en pleno cerrojazo de la actividad económica.
Las cifras publicadas este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan que los hogares prácticamente gastaron más de lo que ahorraron en el conjunto del ejercicio. En concreto, el gasto en consumo final se incrementó un 11,5% hasta los 756.862 millones de euros, mientras que la renta disponible apenas creció un 3,6%, hasta los 817.536 millones de euros. Así, el ahorro fue de 58.457 millones de euros, lo que implica un desplome del 46% en esos términos absolutos respecto a el dato de 2021.
El ahorro generado fue insuficiente para financiar la inversión realizada, con lo que las familias mostraron una necesidad de financiación (déficit) de 1.753 millones de euros, frente a la capacidad de financiación (superávit) de 57.636 millones de 2021. Desde el INE indican que no tenían una necesidad tan elevada desde 2008.
Si solo se tiene en cuenta el cuarto trimestre, la tasa de ahorro se sitúa en el 14,5% de la renta disponible bruta, frente al 15,9% del mismo trimestre del año anterior. Entre octubre y diciembre, el gasto en consumo final se estima en 190.440 millones, con un incremento del 5,9% respecto al mismo trimestre del año anterior. Con ello, el ahorro del sector se cifra en 32.344 millones (en el cuarto trimestre de 2021 fue de 33.967 millones).
Si eliminamos los efectos estacionales y de calendario (por lo general el ahorro disminuye en el primer y el tercer trimestre y aumenta en el segundo y el cuarto), la tasa de ahorro aumenta 5,8 puntos respecto al trimestre anterior y se sitúa en el 9,1%.
La evolución devidencia las heridas que aún persisten de las recientes crisis (primero la sanitaria, después la energética). A mitad de 2020, la tasa de ahorro corregido de efectos estacionales alcanzó un pico nunca visto del 25,1%. El confinamiento provocó ese menor gasto que, poco a poco y con la apertura de la actividad, los españoles fueron 'soltando'.
Por entonces, esto era un síntoma de un buen indicador económico. Implicaba que volvíamos a consumir. El problema es que los datos indican que el pasado año el dinero que los españoles sacaron de la hucha no se ha destinado a empujar la productividad o a realizar mayores inversiones, sino a hacer frente al encarecimiento del coste de vida.
Por eso, la principal preocupación es que el golpe de la inflación -sin el escudo del ahorro y con la actual pérdida de poder adquisitivo- se dirija ahora de una forma más directa al consumo privado, uno de los principales motores de la economía.
Es decir, las familias dejarán de gastar más por lo mismo y pasarán directamente a consumir menos, afectadas también por la subida de los tipos de interés que empezará a notarse con más contundencia estos meses, a medida que se vayan renovando las hipotecas a tipo variable.
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