Jordi Sevilla es una persona con unos fuertes valores y ha visibilizado en el Foro Económico de El Norte de Castilla uno por encima de los demás: la libertad. El que fuera ministro de Administraciones Públicas entre 2004 y 2007 ha mostrado ante el atento público que ha asistido a su intervención, y al posterior coloquio, un talante crítico con cuanto considera que debe serlo, pero también un optimismo ponderado que lleva de serie el título de su intervención: 'No estamos tan mal'. No lo estamos, ha explicado, aunque ha mostrado su preocupación respecto a que «se está quedando mucha gente atrás» en la actual crisis económica. A su modo de ver, «va a haber una salida a dos velocidades», un panorama producido por el hecho de que «mucha gente está perdiendo poder adquisitivo o quedándose descolgada, y quien no lo crea no tiene más que pasarse por los barrios de cualquier ciudad, preguntar a Cáritas, al Banco de Alimentos o a la Cruz Roja».
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La pregunta, la que se ha hecho a sí mismo, pero interpelando, igualmente, a su audiencia, es si estamos preparados como sociedad para desatender a esa capa social que, como se suele decir, está pasando de clase media a la pobreza. «¿Podemos vivir sin esa gente los dos tercios de la sociedad que no estamos en esa situación? ¿Hemos construido un tipo de sociedad en el que podemos hacerlo?», ha preguntado en voz alta el especialista económico, quien, para más abundamiento, ha confesado encontrarse en su día a día «con gente a la que le va muy bien». «Da la sensación de que, al margen de esa pobreza, hay una parte de la sociedad que funciona con cierta autonomía respecto de lo que le pasa a ese tercio, y a mí me preocupa, primero por conciencia social, y además, porque creo que vivir en sociedades con grandes brechas sociales es incómodo y puede llevar conllevar espirales peligrosas de convivencia. Para mí, deberíamos plantearnos esto como una prioridad clara e importante», ha aseverado.
Otra cuestión que ha querido evidenciar Jordi Sevilla es la existencia de lo que define como «turbocapitalismo y retrocapitalismo»; en España, ha dicho, «seguimos teniendo una baja productividad» debido a que, mientras unas empresas –aquellas que se acogen al primer término – se han adaptado «a competir perfectamente en todo el mundo», otras «no han dado el salto; son parte de una estructura de empresas pequeñas, medianas o autónomos, que en muchos casos son rentables a base de precarizar el mercado laboral». Ese mercado, para el otrora portavoz económico del PSOE en el Congreso de los Diputados, «no es correcto» y se debería «abordar seriamente», porque «todos los datos de todos los países demuestran que, a mayor tamaño medio de las empresas, mayor estabilidad».
Con todo, efectivamente, como rezaba el título de su intervención, no estamos tan mal si atendemos a indicativos que ha clarificado respecto al ruido que a menudo se genera a través de las malas noticias, como las ha denominado. Y es que, ante la sensación «de que llevamos 200 años en caída libre», el CIS nos muestra que a menudo esa valoración se produce más por aquello que nos rodea que por lo que verdaderamente sentimos o vivimos. «En la encuesta del CIS se hace la pregunta de cómo valora la gente la situación de la economía. En estos momentos, entre un 65% y un 70% dice que de manera mala o muy mala. En cambio, la siguiente pregunta es sobre la situación personal del entrevistado, y el mismo porcentaje de personas dice que su situación es buena o muy buena. Esto demuestra que hay una percepción por lo que se oye y otra por lo que se vive, que hay una idea de que, con lo mal que le va a los demás, a mí no me va tan mal», ha argumentado.
No ha ocultado Sevilla, no obstante, una problemática evidente relativa, sobre todo, a la juventud y a su acceso a la vivienda, uno de los indicativos remarcados para resaltar la situación de crisis actual. Este problema existe, a su modo de ver, debido a que «un 3% del parque de la vivienda es público en España, frente al 10% de la media europea, y tenemos una tasa de paro juvenil de un 35%. Estas dos cuestiones explican buena parte de los problemas actuales, y mientras no se arregle eso, todo lo demás es melancolía», ha afirmado, reconociendo, además, tal y como ha hecho en artículos y en sus redes sociales, que de estar en la Secretaría de Economía del PSOE habría criticado, como de hecho hace, tanto la reforma de las pensiones como la ley de vivienda anunciada por Pedro Sánchez.
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Ahondando en esta cuestión, referente a los jóvenes, ha separado el grano de la paja; el tópico que habla de la falta de ánimo o esfuerzo de lo que sucede en una mayoría de casos. «Llevamos dos décadas desmantelando el estado de bienestar; ese es uno de los grandes problemas del modelo de Europa, sobre todo, y en parte de Estados Unidos. Yo conozco, y seguro que aquí también, a gente joven que se esfuerza un huevo y se tiene que ir a Alemania para que le contraten. Es un recurso muy fácil decir que los jóvenes no quieren trabajar. Si es así, ¿por qué se van fuera a hacerlo? Está demostrado que la capacidad de esfuerzo tiene mucho que ver con la recompensa que esperas, y ahora mismo, la recompensa es bastante poco atractiva», argumentó, sin dejar de conceder, no obstante, que los planes de Formación Profesional y de promoción del empleo llevan décadas sin funcionar, provocando la ironía de que haya demanda de trabajadores y, sin embargo, también una tasa elevada de paro, con lo que ello supone respecto del sistema de pensiones.
Con todo, lamenta Jordi Sevilla «que el ascensor social haya dejado de funcionar y haya toda una generación que, de alguna manera, siente que le hemos robado el futuro. Se está dando un cambio sustancial que están viviendo sobre todo los jóvenes, a los que las circunstancias les están poniendo en una situación complicada», ha razonado, sin obviar que el momento actual tiene un punto de volatilidad, como demuestra la mejora de la situación y de diferentes indicadores económicos respecto a las previsiones que había. «No lo digo como apoyo al Gobierno, pero la impresión es que terminamos 2022 mejor de lo previsto y que estamos empezando 2023 así también, mejor de lo previsto. Se están revisando las previsiones de crecimiento y es evidente que hay desaceleración, que hay inflación y que ha golpeado, sobre todo, a las familias con las rentas más bajas, que han perdido poder adquisitivo, aunque estamos empezando a notar un respiro en la bajada de las energías».
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A ello hay que añadir otras cuestiones como que España «va a crecer más que la media de la Eurozona, algo poco habitual, que tenemos la inflación más baja de la Eurozona, algo que no ha pasado nunca, y que no se prevé que el paro se dispare, como sí sucedió en otras crisis«. Atendiendo a eso, realmente no, no estamos tan mal, como ha evidenciado en este Foro Económico, que cuenta con el patrocinio de Banco Sabadell, Gullón, Llorente y Collosa como patrocinadores y con MediaMarkt Business Solutions como socio tecnológico.
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