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La empresa y la universidad deberían ser un matrimonio bien avenido y, sin embargo, no lo son. Jesús Vega así lo considera, y así lo hizo ver en el Foro Económico de El Norte de Castilla, que inició su decimoquinto año con la particular visión de este emprendedor, conferenciante y comunicador. «En España, al contrario de lo que sucede en Francia o Alemania, donde están más próximos, a pesar de ser entornos tan estatalizados, hay un divorcio muy grande entre la empresa y la universidad. Existe una discrepancia muy fuerte entre la oferta y la demanda y la universidad no se está enterando de nada», lamentó. Tanto es así que, cuando fue cuestionado por este tema, sorprendió a los asistentes preguntando qué les parecería si dijera que, en su opinión, las universidades deben desaparecer.
Vega, que, entre otras cosas, contribuyó a la salida a bolsa de Inditex y comenzó tiempo atrás a compartir sus vivencias en América y España, cuenta entre sus experiencias algunas en recursos humanos, a las que se remitió. «En esos casos, intentaba acercarme mucho a la universidad, porque en mis empresas había unas necesidades, pero, exceptuando el caso de las ingenierías, cuando intentaba generar flujos de información y de técnicas de conocimiento, vi que era muy difícil. Las universidades deberían acercarse más a la sociedad», demandó el experto, que percibe una disociación que, desgraciadamente, se suele ver con demasiada frecuencia desde el mundo de la empresa.
La distancia existe con la sociedad en general, y no porque el empresario, ahora llamado emprendedor, así lo quiera, sino por falso axioma que vincula la empresa y a sus responsables con algo negativo. «El trato que se nos da es negativo; los empresarios, si ganamos dinero, somos sospechosos», puso de manifiesto Jesús Vega, que reconoció, no obstante, la existencia de un error propio de comunicación. «Se nos olvida que cualquier euro que se gasta en el Estado procede de la generación de riqueza privada. Los empresarios deberíamos recordar que, cuando hablamos de un estado social, esto proviene de nuestra actividad y de la de los autónomos», ponderó.
Asimismo, recordó que, frente a esa 'mala fama' que tiene lo privado, el porcentaje de ingresos de los autónomos está muy por debajo del salario medio y los salarios de los empleados del sector privado del país están por debajo de los trabajadores del sector público», mientras España se está quedando «cada vez más rezagada en renta per cápita y PIB, siendo cada vez más dependiente de los 85 millones de turistas y dejando de generar modelos de riqueza diferentes para minimizar ese peso tan grande que el turismo tiene en el PIB».
En este Foro Económico, que cuenta con el patrocinio de Banco Sabadell, Collosa y Gullón, Jesús Vega puso sobre la mesa algo tan en boga como es la irrupción de la Inteligencia Artificial en nuestras vidas, como parte de una serie de sucesos o episodios que están cambiando el mundo. Lo hizo con una óptica menos pesimista de lo que lo son otras voces y partió de un ejemplo claro, el de la conducción autónoma. Frente al temor a los accidentes que esta pueda provocar, recordó que en carretera se produce uno cada 770 kilómetros, mientras que un Tesla tiene uno cada 5,5 millones. «Si bien es cierto que la tecnología tiene efectos perniciosos, sería injusto pensar que todo es malo cuando al día dedicamos a nuestro terminal telefónico 4,8 horas», afirmó.
Esos hechos que influirán en nuestro futuro –que para él ya es hoy– fueron enumerados a lo largo de su conferencia. Además de la IA, mencionó la muerte de la realidad, el invierno demográfico, la inmigración, la muerte de la autoridad, la de la verdad y la de la atención y la adolescentización de la sociedad como factores a tener en cuenta. Queriendo lanzar un mensaje optimista, sin embargo, recordó «la gran capacidad de resiliencia que tiene el ser humano, y que debe tener la empresa para afrontar estos retos». «Si la tecnología va a ser mejor que nosotros, nosotros tenemos que ser más humanos e invertir en nuestra capacidad personal para desarrollar lazos y para incidir en los demás», recomendó.
De igual modo, Vega explicó que una de las cosas que intenta transmitir a su hijo de seis años «no es que haga un MBA en Harvard o que desarrolle una memoria que ya tendrá en su dispositivo electrónico, sino que tenga valores, porque los valores nos hacen mejores, y que tenga carácter para enfrentarse en su vida con la determinación puesta en lo que quiera ser o hacer, porque será eso lo que le hará no despistarse ni cuando le vayan bien ni cuando le vaya mal», consejo que compartió con los asistentes.
Sin pretender entrar en disquisiciones políticas –no al menos en este punto–, Jesús Vega mostró su confianza frente a una duda que cualquiera se podría llegar a plantear, tal y como sucedió con el público asistente a este Foro Económico, y es si, llegado el caso, en tanto en cuanto la desafección existente entre las necesidades de la población y la clase política, no sería posible que una Inteligencia Artificial pueda ejercer de presidente del Gobierno.
Lejos de parecerle fruto de la ciencia ficción, Vega respondió con un «¿y por qué no?», al menos, en lo referente a la gestión. «Los algoritmos suman cada vez más variables para tomar asunciones, aprenden muy rápido y, a la postre, toman mejores soluciones que el ser humano», dijo, razonando su visión.
Uno de los ejemplos que puso fue el de los Presupuestos Generales del Estado, que podrían ser determinados a partir de la introducción de las variables introducidas como necesidades, así como el tráfico, que puede ser sincronizado con atención al recibido.
«Otra cosa es la parte de la política relacionada con la visión, con qué valorar y cómo. Para eso nos falta mucho aún», confesó, empero, sabiendo, además, como sabe, que los gobiernos, principalmente los europeos, por encima de Estados Unidos o China, tienden a considerar que poner límites a la Inteligencia Artificial es una necesidad perentoria.
El turno de preguntas realizadas a Jesús Vega por el público asistente no dejó pasar la oportunidad de ahondar en su visión sobre aspectos como el Ejecutivo que preside Pedro Sánchez, habida cuenta de esa percepción que existe del empresario también por parte de parte de la clase política. Con tono jocoso, el ponente reconoció que Pedro Sánchez es «un tipo»que le interesa «mucho», ya que «lee muy bien la sociedad en la que estamos viviendo». «Es más: lo que antes le podía avergonzar, que era mentir continuamente, ahora ha cambiado; ahora se está poniendo en plan 'canallita', como diciendo 'os estoy mintiendo, pero a que soy guapo'. En las elecciones gallegas, como en las celebradas en otras partes, ese plan no le ha servido de mucho», esbozó Vega, que considera que el presidente está «aprovechando que a la gente no le importa la verdad, porque ha mentido en todo y le siguen votando».
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