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Acuñó allá por el año 2015 el término 'España Vacía', una «licencia literaria», como el propio escritor Sergio del Molino reconoce, que marcó un antes y un después a la hora de mover conciencias y mostrar la situación de un medio rural marcado por la despoblación después de varios éxodos.
Sergio del Molino ha sido esta tarde el protagonista del Foro Económico de El Norte de Castilla en Salamanca celebrado bajo las nuevas condiciones, las virtuales, y que contó con el patrocinio de Berkeley Minera, CGB Nuevas Tecnologías y Caja Rural de Salamanca. El título de su disertación: 'La España Vacía: una nueva sensibilidad social y política'.
Ahora que las designaciones se amplían, y en regiones como la castellana y leonesa existe una Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, el conocido escritor dejó claro que más que de lo rural, le gusta «hablar del campo». De ahí su interpretación sobre cómo todo lo que tiene que ver con el desarrollo rural del que tanto se habla no es otra cosa que un «eufemismo». «Es un parche para disimular, para evitar hablar del verdadero problema del campo que es el sector primario», afirmó.
Sergio del Molino fue preguntado por uno de los participantes en el foro virtual de El Norte de Castilla en Salamanca sobre el futuro de los pueblos de menos de 100 habitantes y no expresó titubeos al respecto: «La extinción». «Me gustaría decir otra cosa pero es muy difícil que un pueblo de menos de 100 habitantes vaya a tener un futuro económico».
Argumentó que «salvo que el pueblo sea muy raro y esté poblado por gente muy chiflada, será un pueblo muy envejecido donde casi nadie trabajará y donde la curva demográfica va hacia la extinción». En este sentido recordó el «goteo» que se ve desde el último éxodo de 1959.
Hubo quien probó suerte con los municipios de 500 vecinos pero la visión del escritor es que el destino que les espera es «parecido». Introdujo, eso sí, varias salvedades como por ejemplo, la ubicación y lo que puedan tener alrededor esos pueblos; «no se puede generalizar»
La agricultura y la ganadería están en una situación, según su opinión, «de decadencia y baja rentabilidad en toda Europa y muy especialmente en España porque ha dejado de ser un sector competitivo». Afirmó que ese manido desarrollo rural «es una promesa en la que cada vez cree menos gente», una especie de «ilusión o maná» que llega con anuncios de inversiones públicas o en casas rurales, «algo que no tiene nada ver con la agricultura».
Desde que publicara su libro 'La España vacía', Del Molino entiende que ha habido un cambio, «una catarsis», ya que la despoblación no estaba en la agenda política en 2015 y en las tres últimas elecciones se ha colado en los programas de todos los partidos políticos que concurrían a las mismas. «Mucha gente en las ciudades ve la necesidad de echar una mirada a su propio pasado campesino y eso fue teniendo un reflejo político».
¿Interrumpirá toda la situación derivada de la covid-19 este movimiento? Del Molino se muestra convencido de que «mientras siga la preocupación prestarán atención» y de manera mucho más gráfica sentenció: «Los políticos intentan interpretar la preocupación y cómo sacar rédito, seguirán surfeando la ola mientras siga el activismo».
Su impresión es que su libro fue capaz de sacar a la luz «algo que ya estaba bullendo, que estaba latente y rompió esa sensibilidad en 2016».
El escritor y periodista madrileño desechó las diferencias entre el medio rural y el urbano desde el punto de vista cultural; no así en el caso de la denominada brecha tecnológica. «No hay una cultura rural opuesta a la urbana», insistió. Su percepción es que da igual el lugar donde uno esté porque toda la gente se empapa, a día de hoy, del mismo cine o los mismos libros. «Estamos inmersos en la misma cultura y conversación». Contó en primera persona la experiencia con un ganadero que le interpeló a través de una red social, «desde su granja», para demostrar que la sociedad sigue el mismo movimiento. Otra cosa diferente es lo que necesita ese medio rural, que no es sino «inversión».
Por último, utilizó la palabra «zoquete» para calificar a esa gente, si es que todavía queda, que piensa que por el simple hecho de vivir en el medio rural una persona es «paleta o atrasada y tiene menos acceso a la información».
Se refirió, igualmente, a la «mala conciencia» que dominaba a una parte de la sociedad porque el proceso de modernización de España, con la entrada en la UE como referencia, «dejó a una parte del país atrás, no todo el mundo se incorporó a la modernidad igual». Esto tuvo consecuencias: «En el camino sacrificamos toda una cultura milenaria».
Sobre la mesa, las demandas de siempre: la falta de servicios, los problemas del sector primario o la Política Agrícola Común (PAC) ,«que no tiene buena pinta» desde el punto de vista de la provisión de fondos, ahora que tiene que convivir con otras opciones más urgentes y con la repercusión del Brexit de fondo.
Teletrabajo
En la realidad actual, parece que el teletrabajo se ha convertido en todo un descubrimiento para muchos, pero Del Molino es «muy escéptico» con respecto a que el teletrabajo vaya a tener un efecto en la despoblación a pesar de que «es probable que haya una mejoría considerable con respecto a internet con pedales»; dicho de otro modo, la nula o baja conectividad que durante tantos años ha caracterizado a la red rural y han sufrido los habitantes.
La lucha contra la despoblación necesita «una perspectiva hiperlocal», una vez que las soluciones globales no parecen efectivas. «España es igual que el resto de Europa pero a la vez, con sus diferencias» y, en este caso, de la realidad rural se hace evidente porque aunque sea un problema común, en el caso español el éxodo rural fue más tardío.
Para Sergio del Molino la expresión 'España vaciada», de moda en tiempos más recientes quizás desde un punto de vista más «activista» e incluso estratégico, es una «corrección impertinente» a su 'España vacía'.
Apreció que se trata de un término «más feo» y mientras que en su caso tiene un carácter «evocador», la segunda acepción se ha buscado con otra intencionalidad. «Parece que alguien vació» o «hubo unos señores de negro que decidieron sacar a la gente» al tiempo que no deja de apreciar un «tinte victimista».
El autor opina que era «absolutamente innecesario» introducir 'España vaciada': «Si tienes un concepto con el que más o menos todo el mundo está identificado, no lo estropees»
Dejó claro, por otra parte que él es escritor y esto «no es mi lucha» a pesar de lamentar que este «falso debate», con la aparición de nuevos conceptos lo que hace es «debilitar».
Concluyó reflexionando a cerca de cómo la pandemia podría afectar, desde un punto de vista positivo. ¿Una oportunidad de reversión del éxodo rural? No lo cree y todo porque «la parte de la población que puede permitirse la vuelta es mínima aunque se sientan expulsados».
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