Para que España siga siendo una potencia turística de primer orden ha de mantener un elevado número de visitantes extranjeros –de enero a octubre sumaron 74,7 millones, mejorando ya levemente (0,2%) las cifras de 2019 y creciendo un 18% más que hace un ... año- y el sector de la música en vivo, una vez superados los rigores de la pandemia, se ha convertido en un soporte importante. En 2022, según datos de la Asociación de Promotores Musicales (APM), los festivales de este tipo facturaron 459,2 millones de euros, lo que supone un 191,3% más que en el ejercicio precedente.
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A ello se une el efecto tractor en creación de actividad económica para los lugares que los albergan, tanto en alojamientos y restauración como en posibles viajes de ocio a otros destinos nacionales. Ello sin olvidar que la música en directo es ya «la principal fuente de ingresos para muchos artistas», señala Albert Guivernau, profesor de la OBS Business School. En la parte negativa, como retos a superar, la sobreoferta que empieza a haber de eventos y que termina saturando parte del calendario, el incremento de precios que limita las posibilidades del gran público y las quejas por la atención deficiente en algunos festivales, sobre todo por impedir el acceso con comida y bebidas o la imposición de pulseras 'cashless', conductas que ya han motivado la apertura de expedientes por las autoridades de consumo.
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José Antonio Bravo
En España se celebraron 874 festivales el año pasado y en 2023 se esperaba acercarse a los 900 –más de 2,5 millones de asistentes en total, de los que el 20% son turistas extranjeros-, con una estimación de ingresos próxima a los 500 millones de euros y sin que el encarecimiento de las entradas por los mayores costes haya bajado la afluencia, según apuntan fuentes del sector. No obstante, son prácticamente una veintena de eventos los que mueven la mayor parte del público, destacando el Primavera Sound (con medio millón en sus ediciones de Barcelona y Madrid, facturando más de 62 millones), el Mad Cool madrileño (310.000 personas), el Arenal Sound valenciano (300.000) y el Viña Rock albaceteño (240.000).
El negocio ha mejorado tanto tras dos años realmente malos por la pandemia (2020 y 2021), al limitarse de manera importante la celebración de eventos, que diferentes empresas de otras actividades se están consolidando en el sector, sin obviar los crecientes acuerdos con diferentes instituciones públicas (hasta 300 el año pasado, un 64% más que en 2021). Por ejemplo, Iberdrola tiene una filial específica para patrocinar festivales –en los conciertos los 'sponsors' aportan más del 10% de los ingresos–, mientras Endesa y Santander tratan de ganar espacio con la promoción del reciclaje y el dinero virtual (las famosas pulseras digitales), respectivamente.
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Otras grandes firmas, como el grupo Mahou San Miguel, se han metido 'hasta la cocina' adquiriendo participaciones directas, en su caso el 51% de Mad Cool Events. A su vez, el fondo de inversión estadounidense Providence Equity ha comprado por 120 millones la sociedad que gestiona los festivales Viña Rock, Arenal Sound y el FIB castellonense, además de controlar desde 2018 el Sónar barcelonés, cita ya consolidada en música electrónica y experimental. Y el mayor macrofestival de España, Primavera Sound, se ha convertido prácticamente en una multinacional aprovechando la época primaveral latinoamericana (noviembre y diciembre) para hacer nuevas ediciones en Asunción (Paraguay), Buenos Aires (Argentina) y Sao Paulo (Brasil).
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