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Domingo, 13 de diciembre 2020, 09:14
Más de media vida dedicado a la hostelería. Podría ser un eslogan, pero no, es la vida de Gregorio Álvarez Alonso, propietario del restaurante de El Pesebre, en la localidad leonesa de Valencia de Don Juan, que ha tenido que reinventarse, cuarenta años después de empezar apenas superada su mayoría de edad porque tuvo que asumir la gestión del negocio.
«Mi padre contaba con un almacén de vinos, pero falleció y tuve que asumir el negocio», explica Gregorio, quien señala que logró crecer y se planteó regentar una tasca, para luego poder abrir un mesón, que ha convertido en uno de los restaurantes más frecuentados de la localidad. También en estos tiempos de pandemia, en los que ha decidido apostar por no dejar de prestar servicio –siempre conforme a la normativa vigente–, y no ha cesado de vender comida para llevar e incluso ha aportado servicio a domicilio, en el entorno del establecimiento.
«La historia de El Pesebre, tiene su miga: el nombre surge porque nos instalamos en una cuadra de vacas, que limpiamos y acondicionamos para poner el negocio en funcionamiento», detalla Gregorio Álvarez Alonso. Tras levantar aquel local, y ganarse al público de la zona, adquirió otro mayor, el actual, con treinta mesas de comedor.
En la cocina se encuentra su mayor respaldo, su mujer María Isabel Escudero, conocida por su maestría con los riñones al ajillo, el bacalao al ajo arriero, el picadillo casero de chorizo o los conejos asados al horno por encargo. En El Pesebre, apunta su propietario, «se ofrecen platos caseros, de todo tipo, pero siempre en el marco de una cocina tradicional, no de diseño», asegura, para añadir que «queremos que la gente que acude coma a gusto, y por ello nos dedicamos sobre todo a los menús para nuestros obreros, y al picoteo, por las tardes».
De hecho, explica, son uno de los pocos establecimientos que han mantenido esa opción del menú diario en modalidad take away, a lo que han agregado hamburguesas o pollos asados, para poder mantener la atención al público: «buscamos, ni más ni menos, que la gente no se deshabitúe y sepan que estamos aquí para prestar servicio».
Y es que, la covid-19 ha afectado de manera especial a este colectivo, el hostelero. «En nuestro caso hemos bajado el volumen de caja al 50% o menos, porque antes teníamos mesas de diez o quince personas habitualmente, contábamos con bautizos, comuniones y bodas, o con la presencia de grupos de autobuses que paraban aquí, las comidas y cenas de navidad… y ahora, lo excepcional es que una mesa se encuentre al completo», sentencia.
«La cuestión no es que nos dejen abrir el establecimiento a la mitad, lo que necesitamos es que venga gente al 50%, esto es que, si hay una capacidad de 70 personas, puedan entrar 35», lamenta Álvarez Alonso, quien afirma que, «con este horizonte, ha habido quien obviamente ha tenido que cerrar, o quien no va a volver a abrir».
Además de las anteriores, se ha desplegado otra línea de financiación por confirming para compras del canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), que pretende garantizar el cobro de proveedores de empresas de esos ámbitos. Se refiere a operaciones de pago financiado incluso a tres años, con importes que oscilan entre los 6.000 y los 300.000 euros, estipulándose en 120 días el tiempo máximo en el que los proveedores cobrarán sus facturas.
Estas iniciativas se suman al tradicional ICE Financia y a la ICE COVID, que se desplegó, junto con créditos preconcedidos a socios de Iberaval, allá por el mes de marzo, cuando la pandemia echó a andar con virulencia en España. Iberaval tiene dos sedes en León, una en la capital y otra en Ponferrada. Solamente en lo que va de año –entre enero y noviembre–, la SGR ha financiado en la provincia 470 proyectos empresariales, por un importe que ronda los 33 millones de euros.
En El Pesebre han llegado a estar trabajando hasta once empleados –incluidos Gregorio y su esposa–, entre personal de sala y de barra, pero en este año todo se ha complicado, y el máximo al que han llegado ha sido ocho personas. «En este momento –confiesa– nos encontramos pendientes de lo que vamos a hacer», pero reconoce que la incertidumbre en la que vive este sector es mucha, y reflexiona que, «en el contexto actual, con el toque de queda que implica el cierre a las diez de la noche, no hay forma de mantener a la gente trabajando en el periodo de la tarde-noche: si hubiese un margen algo mayor, hasta las doce, por ejemplo, se podrían ofrecer cenas y, aunque no hubiese copas, la gente sí acudiría a los establecimientos, no como sucede ahora».
Gregorio ha acudido en varias ocasiones a Iberaval, de hecho, en la mejora de su establecimiento contó con la colaboración de la sociedad de garantía, que junto con Caja Rural de Zamora financiaron el proyecto. Pero esta situación sobrevenida ha llevado a este empresario hostelero, que ya había amortizado los préstamos precedentes, a solicitar en septiembre pasado un nuevo crédito, «fundamentalmente con el propósito de estar preparados para lo que venga», precisa.
Iberaval ha reforzado este año sus líneas de financiación a pymes, autónomos y emprendedores de Castilla y León, con el respaldo de la Junta de Castilla y León, así como a partir de Instrumentos Financieros cofinanciados con Fondos Feder.
Entre las líneas de financiación en condiciones ventajosas desplegadas durante la segunda fase de la pandemia, se encuentra una de mantenimiento del empleo en el sector de la hostelería y el turismo, que permite solicitar hasta 20.000 euros por cada puesto de trabajo mantenido, y con plazos de amortización de hasta cinco años, con 24 meses de carencia.
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