Secciones
Servicios
Destacamos
Ángel Blanco Escalona
Viernes, 10 de marzo 2017, 17:32
Dice el refrán que quien da primero, da dos veces. Y escribió Baltasar Gracián, en El Criticón, que «no sólo dos, sino tres y cuatro, porque en dando, luego le vuelven a pedir». Parece dicho en relación a Protos. Porque la bodega de Peñafiel no solo dio (porque fue) la primera y no solo dio triunfos a sus fundadores y gloria a los vinos del Duero, sino que por dar, hasta le dio la marca a la Ribera, ya que la tenía en propiedad. Lo recordó Edmundo Bayón al recoger anoche el premio al Empresario del Año que otorga la Facultad de Comercio de la Universidad de Valladolid desde hace ya 33 ediciones.
El presidente de Protos, nieto de uno de los once fundadores «visionarios», según sus atinadas palabras de la bodega, atribuyó el galardón al «modelo de buena gestión, de innovación, esfuerzo y compromiso» de la empresa y otorgó «un valor especial al hecho de que sea la Universidad la que la honra con su reconocimiento». «Este premio demuestra que el tiempo y la dedicación que deben poner sobre la mesa quienes optan por aplicarse en ser empresarios no son baldíos», señaló.
Bayón hizo votos también en su discurso de agradecimiento por que «universidad y empresa vayan de la mano» y, más aún, para que «la primera actúe como rampa de lanzamiento de la segunda» y de sus aulas no salgan solo licenciados, o graduados, sino empresarios en ciernes.
«El éxito de Protos explicó está en los orígenes, en haber sido la primera bodega de Ribera Duero, en el trampolín que le supusieron los premios recibidos en la Exposición Universal celebrada en 1929 en Barcelona, donde se presentó como vino fino de Peñafiel».
Bayón evocó cómo aquellos once bodegueros de inicios del siglo pasado, «fueron unos auténticos adelantados a su tiempo, como lo demuestra su apuesta ya entonces, en aquella etiqueta, por la marca (Protos) y por la internacionalización, dos aspectos que precisamente hoy en día están de máxima actualidad».
Durante la gala de entrega de los mercurios, celebrada en el restaurante Las Lomas, el decano de la Facultad de Comercio, José Antonio Salvador Insúa, felicitó a todos los premiados e instó a los empresarios a «hacer pedagogía para ahuyentar esa cierta imagen negativa que tiene la actividad». «Tanto trabajáis todos los días que no os paráis a contar vuestros logros», señaló, para a continuación invitar a los presentes a detenerse un momento a reflexionar. «Dicen que el mercado es implacable pero, ¿quién es ese mercado? ¿Cuánto tiene que apretar a sus proveedores una aerolínea low cost para ofrecernos esos precios que tanto nos gustan a todos? Pensemos en eso para intentar entender a los empresarios», manifestó.
Daniel Miguel, rector de la UVA, «esa empresa con una plantilla de 3.500 personas y casi 22.000 usuarios», manifestó la total disposición de la institución para «favorecer la iniciativa emprendedora desde las aulas». Con un deseo: «Qué los jóvenes que tanto nos cuesta formar, a la universidad y a los contribuyentes, no acaben yéndose a dar lo mejor de sí mismos a otros sitios».
Junto con Edmundo Bayón, la Facultad de Comercio reconoció a otro puñado de representantes del buen hacer empresarial vallisoletano. Como Carlos Galicia, de la pastelería tordesillana Dulces Galicia, donde se hornean los polvorones El Toro, que recogió el premio de Agroalimentación. El premio de Construcción fue a manos de Rufino Martínez, de la empresa fabricante de puertas y molduras Marcos Martínez Minguela, con plantas en Íscar y Pedrajas. Espacio Pintaderas, una tienda de ropa y complementos, pero también de artículos de decoración y regalo, fue galardonado como mejor Comercio, reconocimiento que obtuvieron sus fundadores, Sofía Bueno y Fernando López.
El premio de Hostelería recayó en Pago de Carraovejas, la bodega también peñafielense que ha apostado por el turismo con la apertura de un restaurante el próximo día 24 y, un poco más adelante, de un hotel-boutique al frente del que se encuentra Pedro Ruiz Aragoneses, hijo del cocinero segoviano José María.
Juan Martí Ros y Javier Córdova, de la empresa dedicada al packaging Todo Embalaje, radicada en Aldeamayor de San Martín, fueron el premiados en Industria y Roberto Casado lo fue en el apartado del sector Servicios por su labor al frente de Fitotrans, operador logístico especializado en el sector químico. El premio al Empresario Joven fue recogido por Rodrigo Herrero, fundador del restaurante vallisoletano Hacheqú International Food.
El constructor Jesús Zarzuela obtuvo el premio de plata, en recuerdo de los 25 años transcurridos desde que fue premiado con el galardón al Empresario del Año, mientras que la Asociación Nacional de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados, Aspaym, obtuvo la estatuilla destinada al Tercer Sector, que recogieron su gerente, Julio Herrero, y su presidente, Ángel de Propios.
La ceremonia tuvo también reconocimientos especiales para la iniciativa emprendedora de Rubén Parra y Noelia Rojo, que han puesto en marcha una tienda online de ropa para niños, Pocholitas;para la CVE por su 40 aniversario y para Tomás Fernández de Larrinoa, que deja la presidencia de la asociación de Voluntariado Senior de Asesoramiento Empresarial, Secot, «esa gran fábrica de sueños ajenos», según dijo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.