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El NOrte
Martes, 19 de julio 2016, 20:22
La famosa compañía de fabricación de vehículos de transporte, Iveco, ha instalado en su planta de Valladolid 4 desfibriladores para socorrer a cualquier trabajador que sufra un paro cardíaco. Esta imporante medida permitirá que las personas que sufran un ataque al corazón en el entorno laboral tengan un 80% de posibilades de vivir.
Iveco ha colocado tres equipos semiautomáticos de desfibrilización y 1 estabilizador manual adicional. Para su correcto funcionamiento, el personal sanitario ha sido formado en el curso "Soporte Vital Inmediato" y no sólo eso, ya que 32 trabajadores sabrán usar estos dispositivos gracias tabién a la instrucción que han recibido.
La inversión, de 25.000 euros, es un gran avance en la implantación de desfibriliadores en el entorno laboral. La función de estos socorristas es prioritaria para la inmediatez de respuesta, ya que los cinco primeros minutos son los más importantes para salvar a un compañero de una parada cardíaca", afirmaba Carlos García, director de DESA VIDA y médico en Urgencias en el Hospital Río Hortega de Valladolid.
Respuesta rápida
Estos desfibriladores son efectivos ante un Paro Cardíaco Súbito (PSC), que no es lo mismo que un infarto o ataque cardíaco. En un infarto, se produce una obstrucción de la arteria y la consecuente privación de oxígeno en el corazón, que termina dañándolo. Una parada cardíaca puede darse independientemente de si ocurre un infarto o no. Además, las personas que sufen el infarto pueden estar conscientes.
En el mundo mueren 6 millones de personas al año por un paro cardíaco. Estas son más muertes que las del cáncer de mama, el de pulmón, el SIDA, la diabetes y otros accidentes cerebrovasculares juntos. Cuando ocurre, es fundamental la rápida intervención, y medidas como esta fomentan la concienciación de la importancia de estos aparatos en espacios públicos. Algo nada baladí, ya que el 84% de estas emergencias ocurren fuera de centros de atención sanitaria.
Las probabilidades se reducen entre un 7 y 10% con cada minuto que pasa y al llegar a los 10 minutos las probabilidades de supervivencia son nulas. Con la implatación de estos desfibriladores, los trabajadores pueden estar "atendidos y estabilizados" en tan sólo tres minutos.
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