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Manu Alvarez
Bilbao
Domingo, 19 de enero 2025, 07:18
Hay ambiente de aprobación. Esto es lo que se respira en el seno de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) en torno a la opa presentada por BBVA sobre Banco Sabadell para intentar absorber esta entidad. Aunque Competencia introdujo algunas incertidumbres ... cuando el pasado mes de noviembre decidió pasar el expediente a la 'Fase 2', una investigación ampliada y con mayor detalle en relación a sus efectos sobre el mercado financiero español, lo cierto es que todo apunta a una luz verde que -advierten- no se visualizará hasta bien avanzado el mes de marzo.
La clave, explican a este periódico fuentes conocedoras del proceso, son los últimos compromisos adquiridos por BBVA -lo que se conoce como 'remedies'- para corregir las «pequeñas» distorsiones que se detectaron ya en la 'Fase 1' del expediente y que afectan a algunas zonas geográficas -Cataluña y la Comunidad Valenciana, principalmente- y a algunos segmentos de mercado en esos mercados locales. En especial, el que hace referencia a los créditos que se conceden a las pequeñas y medianas empresas y la comercialización de los sistemas de pago; por ejemplo, los TPV, los terminales que permiten abonar compras en la hostelería y el comercio. BBVA ya había ofrecido medidas correctoras con compromisos de mantenimiento de oficinas en algunos municipios, que la CNMC había considerado adecuados, pero también había detectado zonas de sombras.
No se conoce el detalle de esos «compromisos ampliados» que BBVA ha trasladado recientemente a los técnicos de la CNMC con los que ha mantenido intensas reuniones, pero sí que ha trascendido el «ambiente favorable». Aparentemente, el banco que preside Carlos Torres ha añadido medidas que mitigan el impacto de una concentración, de ese paso de tener dos bancos a tener solo uno. «Hemos presentado unos compromisos inéditos para garantizar la inclusión financiera y el crédito a las pymes, y estamos convencidos del éxito de la propuesta por el alto valor que genera para los accionistas del Sabadell», aseguró esta semana Carlos Torres, el presidente de BBVA.
Competencia ha desvelado esta semana, aunque de forma indirecta, algunas claves de lo que piensan sus técnicos y que pueden ser relevantes para resolver el expediente de la opa. La CNMC ha publicado sus conclusiones sobre un estudio que le había encargado en 2023 la entonces vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, a propósito de la baja remuneración de los depósitos bancarios en comparación con el precio oficial del dinero que fija el Banco Central Europeo y que ya entonces había comenzado a subir.
La petición de Calviño sugería que o bien podía existir una concertación de precios entre los bancos para limitar la competencia -algo que Competencia no ha visto y menos aún ha podido demostrar-, o bien comienzan a producirse situaciones de ese tipo porque hay pocos actores en el mercado financiero español.
Y ahí Competencia ha sido concluyente al apuntar que el grado de concentración bancaria en España debe calificarse como «moderado», si bien es cierto que es algo superior «al de las principales economías de nuestro entorno». Y si es «moderado» quiere decir que aún le queda un trecho para ser calificado de intenso o excesivo y para constituir una línea roja que no debe superarse. ¿Es la alfombra sobre la que hacer aterrizar la autorización a BBVA para que intente absorber al Sabadell?
Banco Sabadell conocerá en apenas unos días el denominado «pliego de concreción de hechos», en el que la CNMC le desvelará las últimas propuestas que ha hecho BBVA para limitar el impacto de una fusión en el mercado de crédito y servicios bancarios. A partir de ese momento tendrá diez días para emitir un informe en el que, se da como seguro, va a poner en cuestión el valor real de esas medidas.
Como respaldo tiene ya los informes que han presentado las autoridades autonómicas de Competencia de Cataluña y la Comunidad Valenciana, que han incidido en la idea de que el matrimonio de ambos bancos dejaría en manos de la entidad resultante una elevada cuota de mercado -más allá de lo que creen razonable- en esas regiones. Habrá que esperar previsiblemente hasta finales de marzo para conocer la resolución de la CNMC.
Mientras tanto, el Banco Sabadell ha decidido rearmarse ante la posibilidad de que la opa supere todas las autorizaciones pendientes. La de la CNMC, que está en fase de análisis, y la de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que se abordaría a continuación y que aparentemente no debería plantear pegas. Para ello ha desplegado una agresiva campaña comercial para captar nuevos clientes e incrementar sus ingresos, tanto en créditos hipotecarios como en servicios a pymes y autónomos.
El objetivo, al parecer, es conseguir unos datos deslumbrantes cuando se presenten los resultados del primer trimestre de 2025, a finales de abril, porque a partir de esa fecha comenzaría a librarse la batalla final: la generación de una opinión más sólida en los accionistas del Sabadell. El mensaje del banco es claro y en dos direcciones. A la plantilla la han convencido de que deben poner ahora toda la carne en el asador para conseguir clientes y de forma rápida porque eso puede ser garantía de independencia, mientras la alternativa, el triunfo de la opa, puede suponer la pérdida de su puesto de trabajo.
Todo apunta a que el excedente laboral tras la integración afectaría a unos 4.000 empleados. El mensaje a los accionistas, de la mano de ese incremento acelerado del negocio, también es directo: si seguimos en solitario, ganará más que si nos fusionamos.
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