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Crear un espacio para llevar a cabo un proceso de recuperación personal y lograr su autonomía e integración social, cultural y laboral es el objetivo de una iniciativa que pone en el centro de su acción a las mujeres que ejercen o han ejercido la prostitución o han sufrido trata con fines de explotación sexual. Se trata del programa que Oblatas Centro Albor desarrolla para ofrecer una atención integral a estas mujeres.
El programa, que se desarrolla gracias a la contribución de la Fundación 'la Caixa', engloba tres proyectos que están interrelacionados. En primer lugar, se trabaja en el proyecto de 'Puerta abierta' con la organización de actividades en el propio centro y la oferta de servicios de higiene, peluquería y lavandería, entre otros. En segundo lugar, 'Proyecto amanecer', centrado en la inserción laboral de mujeres en situación de vulnerabilidad y en tercer lugar, y 'Proyecto Lena', enfocado a mujeres que se encuentran ejerciendo la prostitución y pueden ser víctimas de trata. «Acudimos a los lugares de ejercicio de la prostitución para dar información y orientación sexual, prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual e incluso se ofrecen pruebas del VIH», explica Noemí Lara, trabajadora social Programa Oblatas Centro Albor. La intervención se basa en «la confianza, el respeto al ritmo y proceso de cada mujer y el trabajo en red». La meta es el acompañamiento a todos los niveles: social, psicológico, formativo, laboral y jurídico, este último fundamental en situaciones de trata y/o explotación sexual.
Tan solo en el pasado año alcanzaron a atender a 795 mujeres en la provincia de Valladolid y parte de la provincia Palencia de las que 533 se encontraban ejerciendo la prostitución. En el caso de este grupo de mujeres, 240 han sido detectadas por el programa como víctimas de trata y explotación sexual, pero «solo seis fueron identificadas como víctimas porque para ello tienen que denunciar y enfrentarse a ese proceso y la mayoría no lo hacen por temor a las consecuencias. Es complicado», apunta Noemí Lara.
Por este motivo, la trabajadora social insiste en la importancia de proveer de entornos seguros a estas mujeres que se encuentran en una grave situación de vulnerabilidad. Con edades comprendidas entre 36 y 45 años, que corresponden al 55,4% de las mujeres que atiende el Programa Oblatas centro Albor, y un abanico de hasta veinticuatro nacionalidades, un servicio de orientación jurídica es vital. En este sentido, destaca la trabajadora social la sensibilidad necesaria por los profesionales para abordar este tipo de casos vinculados con el ejercicio de la prostitución o la trata para que no se genere una mayor victimización. «El acompañamiento es importante porque las mujeres se encuentran sin medios de subsistencia para sus familias, se vulneran sus derechos al ser captadas por redes de trata», indica. Una de las líneas de trabajo que se plantean a futuro, si logran aumentar la financiación, es la contratación de mujeres con formación intercultural que hayan superado este proceso y contribuyan a romper barreras.
Gracias al impulso que ha recibido el proyecto desde la Fundación 'la Caixa' a través de las Convocatorias de Proyectos Sociales, han podido mejorar los servicios de inserción laboral. En esta línea, se han establecido relaciones laborales con diferentes empresas y pymes de la provincia para poder ofrecer una alternativa. «Hemos conseguido aumentar la mediación con pymes para poder dar respuesta a posibles ofertas, pero además estamos formando a estas mujeres así que respondemos con un personal cualificado», explica Noemí Lara. Precisamente, su autonomía y la oportunidad de poder encontrar un trabajo como alternativa al ejercicio de la prostitución es un reto que requiere de un compromiso y esfuerzo continuado en el tiempo.
El equipo que trabaja en este área estudia los perfiles demandados por las empresas con las que colaboran y ayudan, forman y asesoran a las participantes porque «hay que proveer de alternativas para que las mujeres tengan opciones fuera de la prostitución», apunta. Hasta el momento, las experiencias laborales surgidas en este entorno colaborativo con pymes y empresas han resultado positivas. «Acompañamos a las mujeres para que puedan incorporarse al mercado laboral de la mejor manera posible. Muchas no han tenido la oportunidad de formarse o no tienen homologados sus estudios. Esto dificulta sus opciones para el cambio de vida que desean. Aquí el apoyo es clave».
En Valladolid, el Centro Albor abrió sus puertas en 1998 con la misión de impulsar la transformación social, a través de la sensibilización y denuncia de injusticias y vulneración de derechos que afectan a las mujeres en situación de prostitución. Organizan campañas de sensibilización educativa para que «se comprenda y conozca una realidad que aún se mantiene invisible a la sociedad». Sus áreas de intervención son de atención y orientación social, formación y empleo, atención psicológica en los procesos de recuperación emocional, orientación jurídica y promoción de la salud y acciones como agentes de cambio de la sociedad.
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