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Daniel Clavero, director general de Fundación Personas, entidad propietaria del centro de trabajo especial Grupo Lince. Cedida

Daniel Clavero, director general Fundación Personas (Grupo Lince)

ENTREVISTA
«Creamos empleo de calidad que se ajusta a las capacidades del trabajador y de la economía»

Este centro especial de empleo integrado en la Fundación Personas, suma cerca de 750 trabajadores en diversos ámbitos

Rebeca Adalia

Valladolid

Domingo, 23 de febrero 2025, 11:30

Este centro especial de empleo integrado en la Fundación Personas, suma cerca de 750 trabajadores en diversos ámbitos

REBECA ADALIA

Daniel Clavero es la persona que mejor conoce cómo funciona el centro especial de empleo Grupo Lince. Ha gestionado esta entidad durante los últimos siete años y recientemente ha asumido la dirección general de Fundación Personas, entidad que es propietaria del citado centro. Lleva trabajando en el ámbito de la inclusión casi 30 años, lo que le ha permitido conocer bien las necesidades de las personas con discapacidad y de sus familias y el enorme potencial que las entidades de iniciativa social tienen de contribuir a la mejora de la sociedad; en lo asistencial, prestando servicios que cubren todo el ciclo vital, y también en el empleo, generando actividad económica.

–¿Qué es exactamente el Grupo Lince y cómo se define?

–Es una herramienta de inclusión laboral, un centro especial de empleo y por lo tanto una empresa que garantiza que al menos el 70% de su plantilla está compuesta por trabajadores con discapacidad. En nuestro caso, este porcentaje supera el 85% y engloba todo tipo de discapacidades (intelectual, física, sensorial, etc.). En pocas palabras, somos economía social, empleo de calidad, inclusión y oportunidades de futuro para muchas personas con discapacidad y sus familias en Castilla y León.

–¿Qué tienen de especial los puestos de trabajo que crean para ellas?

–Los puestos de trabajo están diseñados con adaptaciones específicas para eliminar barreras y garantizar la plena inclusión. Además, contamos con un equipo permanente de técnicos de apoyo que se encargan de ajustar los puestos según las necesidades individuales de cada trabajador, teniendo en cuenta tanto sus capacidades y limitaciones como sus variables familiares y sociales. Ya sea en el caso de discapacidad intelectual, física u otro tipo, nuestro objetivo es crear empleo de calidad, que se ajuste a las capacidades del trabajador y a los principios de la economía social. Esto nos permite ofrecer oportunidades de integración laboral que no sólo son inclusivas, sino también sostenibles y adaptadas.

–¿Con qué empresas colaboran y cuál es el balance que hacen de esas sinergías?

–Colaboramos con muchos centros especiales de empleo y entidades Sociales de Castilla y León, así como con empresas que nos solicitan la incorporación de personas con discapacidad en sus plantillas o desarrollar proyectos en sus instalaciones. Además, somos socios y trabajamos con muchas agrupaciones sectoriales que son muy sensibles con las necesidades de este colectivo. Entre ellas cabe destacar Plena Inclusión, Aedis, Feacem, Sivi y sin olvidar al Clúster de Automoción FACYL y el Cluster Agroalimentario VITARTIS de gran relevancia en nuestra Comunidad. La colaboración con estas organizaciones y sus entidades asociadas ha sido clave para ofrecer oportunidades de empleo y formación a las personas con discapacidad, logrando un balance positivo en términos de inserción y adaptación en el mercado laboral.

–¿Cuáles son los pasos que siguen para conseguir la inserción laboral de una persona con discapacidad?

–El primer paso es trabajar con ella antes de su inserción laboral. A través de un proceso de orientación, identificamos su objetivo profesional, diseñamos un itinerario individualizado de inserción y valoramos su nivel de empleabilidad. Este proceso suele requerir entre dos y tres entrevistas individuales, en las que recopilamos información clave sobre su experiencia, intereses y competencias. Esto nos permite conocer qué busca, qué ha hecho hasta ahora y qué necesita para alcanzar su objetivo laboral. A partir de esta evaluación, pueden darse dos escenarios: si la persona está preparada, pasa directamente a la fase de intermediación laboral. Si identificamos que necesita formación adicional, la derivamos a los recursos formativos adecuados, realizando un seguimiento hasta que esté lista para acceder al mundo laboral.

–Cuentan con un programa de empleo joven. ¿Qué ofrece este innovador proyecto?

–Este programa, con una duración de un año, tiene como objetivo apoyar a los participantes en el desarrollo de un itinerario individualizado de formación e inserción laboral. Está dirigido a jóvenes menores de 35 años con discapacidad intelectual y les ofrece la oportunidad de realizar prácticas tanto en entornos ordinarios de trabajo como en centros especiales de empleo, facilitando así su preparación y acceso al mercado laboral.

–También disponen de una iniciativa que persigue que las personas con discapacidad envejezcan de forma activa. ¿Cómo se adaptan a sus necesidades?

–En nuestros centros especiales de empleo, somos conscientes de que muchas personas llevan años formando parte de ellos y pueden empezar a mostrar signos de envejecimiento activo, como deterioro cognitivo o físico, disminución del rendimiento en el trabajo o pérdida de apoyos naturales. Para adaptarnos a sus necesidades, contamos con una unidad de transición a otros recursos que les ayuda a afrontar esta etapa de manera adecuada. El primer paso es realizar un análisis situacional para identificar qué cambios se han producido en la persona y cómo afectan a su desempeño. Con esta información, y con el apoyo de los técnicos de producción y de apoyo, diseñamos un itinerario individualizado con objetivos concretos que pueden incluir: cambio de puesto de trabajo, intensificación del nivel de apoyo, adaptaciones en el puesto, formación específica, refuerzo de apoyos naturales o acompañamiento en el desarrollo personal y social.

–Recientemente han puesto en marcha el Centro de Fabricación Aditiva Social en Valladolid, un complejo único destinado a la impresión 3D. ¿A cuántas personas da empleo y para qué sectores es centro de referencia en esta técnica de impresión?

–Es el primero de su tipo en Castilla y León, un espacio pionero en la aplicación de la impresión 3D con un enfoque social. Desde su puesta en marcha, se han desarrollado cuatro programas de formación con compromiso de contratación, en los que han participado entre 35 y 40 personas, alcanzando un nivel de inserción laboral superior al 50%. No obstante, la mayoría de estas contrataciones se han producido en el sector de servicios a empresas, mientras que en el propio centro de fabricación aditiva han permanecido entre dos y tres personas. Su actividad abarca desde la producción de piezas técnicas y prototipos industriales hasta la fabricación de productos ortoprotésicos personalizados y soluciones de apoyo para personas con discapacidad. Con esta iniciativa, no solo se promueve la capacitación en nuevas tecnologías, sino que se impulsa un modelo de empleo inclusivo, donde la innovación y la inclusión se combinan para generar oportunidades.

–Son el centro especial de empleo en Castilla y León más grande. ¿Cómo logra el grupo Lince no desligarse del medio local?

–Puede decirse que somos una empresa social de grandes dimensiones sin olvidar los pequeños detalles. Es viable compaginar alianzas con empresas multinacionales al mismo tiempo que tener un vínculo con partners de proximidad.

–Y de cara al futuro, ¿está preparado el Grupo Lince para el nuevo mapa laboral?

–Grupo Lince tiene una trayectoria consolidada de 40 años, y el Centro de Fabricación Aditiva Social es una clara apuesta por el futuro. Este proyecto se enmarca dentro de los recursos de las nuevas tecnologías y marca un paso fuera del sector servicios.

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