Ángel Blanco Escalona
Sábado, 13 de mayo 2017, 17:43
«Va a ser un año muy interesante porque después de que la recuperación haya llegado a las cifras macroeconómicas, las personas y las pequeñas empresas, la vida real, van a empezar a notar ya la mejoría». Manuel Pimentel, exministro de Trabajo y en la actualidad asesor de empresas y multinacionales en materia de negociación colectiva y reestructuraciones pasó ayer por Valladolid con un mensaje de optimismo. Participó en un acto de Análisis de la situación socioeconómica organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección en el que le acompañaron el empresario José Ignacio Nicolás-Correa, presidente de la APD en Castilla y León, y Carlos Fernández Carriedo, consejero de Empleo.
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«Sin lanzar las campanas al vuelo, sino con un optimismo prudente», Pimentel concedió que «la diversidad de las comunidades autónomos puede ocasionar que a una llegue antes y a otras tarde algo más», pero consideró «indudable» que las buenas noticias van a llegar por fin a la microeconomía.
Según señaló, «las pymes han sido las más golpeadas por la crisis y lo han sido doblemente: por la debilidad del mercado y por la desaparición de la financiación». Ahora, las supervivientes cuentan con la ventaja de que «se ha producido una selección natural a la manera darwiniana y hemos comprobado que la travesía por el desierto sirve para forjar héroes». El también empresario y consejero de Baker Mackenzie cree que «a corto plazo se va a ver que el mercado se recupera antes que la financiación».
Sobre si es oportuno generalizar una subida salarial, sobre todo en los nuevos empleos, Pimentel sostuvo que «ya las está habiendo y es normal que crezcan los sueldos, pero sin disparates». «Los incrementos de salarios deben producirse, necesariamente, a cambio de incrementos de productividad y de una mayor flexibilidad, que no significa trabajar más horas sino adaptarse a las necesidades cambiantes».
Sobre la influencia de las reformas en la recuperación y los riesgos que pueden surgir al haberse detenido aquellas, el exministro opinó que «siempre hacen falta más, pero con un Parlamento en minoría no hay ya mucha opción para grandes reformas, así que habrá que conformarse con que por lo menos no haya contrarreformas».
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Más preocupante resulta, según manifestó, «la percepción de inseguridad jurídica que puede sufrir en España tras el caso del laudo arbitral en contra de las renovables». «España tiene ahora el dudoso honor de ser el primer país en demandas arbitrales internacionales, por delante de otros como Argentina, Bolivia y Venezuela, y eso no se puede permitir», alertó.
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