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Ángel Blanco Escalona
Miércoles, 8 de marzo 2017, 19:41
El Foro de Davos puso el mes pasado sobre la mesa de debate el problema de que el desembarco masivo de la inteligencia artificial en el mundo laboral destruirá miles de puestos de trabajo, lo que se traducirá en una merma significativa de la recaudación de las arcas públicas. Bill Gates ya ha defendido que los robots deben pagar impuestos y los sindicatos reclaman que coticen a la Seguridad Social. «Tenemos por delante el reto de un modelo económico nuevo que es necesario entender ha advertido esta mañana la exministra Cristina Garmendia. Cuestiones como la generación de una renta desacoplada del trabajo. Más problemático que hacer que los robots paguen impuestos es el hecho de que los robots no van a consumir».
Garmendia ha participado junto con el también exministro en este caso de Justicia Alberto Ruiz Gallardón en un acto donde, con el título de Diálogos para el Desarrollo, han analizado las nuevas herramientas de éxito empresarial y los retos de la economía española. El encuentro estuvo organizado por Management Activo y patrocinado por EspañaDuero, Caser y Samsic Iberia.
La innovación ha irrumpido son contemplaciones en las formas de producir y de consumir, la inteligencia y la robótica ya están aquí y la economía es ahora circular. «No supimos ver la crisis antes de que se produjese, pero ahora no podemos permitirnos fracasar en el desafío de asumir la transformación industrial y social que se está produciendo a toda prisa a nivel global», ha señalado Garmendia, para quien las primeras medidas que deben adoptarse son políticas :«Hay que solventar las desigualdades que provoca la irrupción de todas estas nuevas realidades y es prioritaria la formación y capacitación de las personas», ha añadido la exministra de Ciencia e Innovación y presidenta de la Fundación Cotec.
Por si los cambios fueran poco exigentes, la situación global exige ser manejada a la vez que la local y nada es como era hace solo unos años... ni quizá tampoco como debiera ser. «Las transformaciones están resultando inesperadas y también contradictorias, impensables hace apenas cinco años ha explicado Ruiz Gallardón, ¿o alguien pensaba que Estados Unidos iba a defender el proteccionismo y China a volverse aperturista desde el punto de vista económico?». En su opinión, tanto el brexit como los populismos surgidos en algunos países como Francia u Holanda, con posibilidades de triunfo electoral y contrarios a la trayectoria europea, tiñen de incertidumbre el futuro más inminente. «La realidad es muy compleja y los países que no adapten su modelo educativo y de producción a la nueva situación, económicamente pasarán a formar parte del tercer mundo», ha sentenciado.
El resurgir de las Humanidades
Para ser competitivo, ha manifestado, es preciso «cambiar el concepto de empleabilidad y buscar el valor añadido, que ya no tiene tanto que ver con la especialización de los expertos tal y como se entiende ahora, sino que estará en las personas que tengan conocimientos selectivos en materias diferentes y variadas, que les permitan tomar decisiones acertadas en un mundo tan complejo como el actual».
España, sostienen ambos debatientes, debe dar un paso adelante sabedora de que no está preparada para abordar todos estos retos, pero con el consuelo de que tampoco lo están otros países europeos. Y una de las cuestiones más urgentes está en la universidad. «Es uno de los principales déficit de España, la distancia existente entre la universidad y el mundo empresarial ha continuado Gallardón; no pueden seguir preparando a los jóvenes para oficios que van a desaparecer en diez años».
En este sentido, Garmendia ha sostenido que, en contra de lo que pueda parecer, en el futuro de la robótica y las ingenierías, «las Humanidades van a ganar peso y tendrán más relevancia». «La ética, la filosofía, el derecho o la economía son ciencias muy vigentes y deben estar en el centro de toda estrategia industrial», añadió la exministra, para quien «ya tenemos ejemplos de profesores muy innovadores en sus métodos pedagógicos», y también «universidades que no utilizan la norma como excusa».
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