![Pueblos a los que sonríe la fortuna](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/pre2017/multimedia/noticias/201607/21/media/cortadas/NF07H6X2_xoptimizadax-kZ8B-U201698974645tRC-490x490@Norte%20Castilla.jpg)
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Ángel Blanco Escalona
Jueves, 21 de julio 2016, 11:51
¿Acaso ha tocado la lotería en Simancas y ha dejado una lluvia de millones entre sus habitantes, como para elevar de forma notable el nivel adquisitivo de todos ellos o, al menos, de una mayoría? ¿Ha sucedido esto también en la localidad burgalesa de Cardeñajimeno, y en la leonesa de Sariegos? ¿Qué tienen de particular estos tres municipios para haberse aupado al podio de los que disfrutan de una mayor renta disponible por habitante de Castilla y León?
Los tres, al igual que sucede con el cuarto (Boecillo), el quinto (el salmantino de Cabrerizos), el sexto (La Lastrilla, en Segovia) y buena parte de los demás que ocupan la parte alta de la lista tienen algo en común. Todos ellos se encuentran en los alrededores de sus respectivas capitales de provincia, a unos pocos kilómetros -trece en el caso de Simancas con respecto a Valladolid- y, además, tienen una buena comunicación por autovía.
Tómese el caso de la villa de las siete doncellas mancas, por ejemplo. Con una privilegiada ubicación a orillas del Pisuerga, rodeada de espacios naturales, con un casco antiguo pequeño y pintoresco en el que es posible disfrutar de las vistas del castillo y también de un aperitivo de categoría... Las urbanizaciones de más o menos lujo rápidamente rodearon su término municipal (en los tiempos en que en España se construían chalés).
Es razonable pensar, así pues, que no son los simanquinos de toda la vida, ni los ¿cardeñajimenenses? de pura cepa, ni tampoco los sarieguenses con casa en el pueblo desde varias generaciones atrás los que han colocado a sus pueblos en la lista de más pudientes de la Agencia Tributaria. Más bien se trata de decenas o cientos de habitantes de Valladolid, de Burgos, León o Segovia, que antaño vivían y trabajaban en las capitales y cuyo elevado poder adquisitivo ha llevado a buscar una vida con casas más grandes, con jardín y piscina, construidas en entornos apartados de las urbes (pero no demasiado) y agrupadas con las de sus iguales. Municipios desde los que pueden aprovecharse de todas las ventajas de la ciudad y que les permiten escapar con facilidad de sus inconvenientes. Y, por si fuera poco, con impuestos municipales por lo general menos elevados que los de la capital.
Además, otra circunstancia juega a favor del posicionamiento de estos pueblos en esta escogida clasificación: su reducido tamaño. De los seis primeros, el más poblado es Simancas con 5.300 vecinos, mientras que el segundo, Cardeñajimeno, tiene poco más de mil; Sariegos no llega a cinco mil y Boecillo y La Lastrilla no juntan cuatro mil. Solo hace falta un puñado no muy grande de millonarios para elevar la renta media, mientras que que en ciudades de cien o doscientos mil habitantes una cantidad igual o incluso muy superior de ricos termina por diluirse.
Así que la suerte de lotería no ha sonreido en masa a los habitantes de Simancas, ni a los de Cardeñajimeno, ni a los de Sariegos... Pero si a usted, amable lector, le tocase la lotería, ¿qué haría?
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