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Francisco F. Bernardo
Viernes, 8 de enero 2016, 06:56
Presidente del Círculo de Empresarios desde el pasado mes de marzo, en sustitución de Mónica de Oriol, Javier Vega de Seoane (Bilbao, 1947) define su agrupación empresarial, como un representante de la sociedad civil que persigue influir en la sociedad para que prevalezcan los principios de la libre empresa y el libre mercado. Con un presupuesto anual de 1,6 millones de euros, el Círculo de Empresarios integra a 240 compañías españolas que tienen como objetivo «generar ideas, análisis y propuestas para que España sea un país mejor».
¿Qué necesita España para ser un país mejor?
Necesitamos un nuevo proyecto de país que nos motive a todos los españoles y que nos vertebre. Durante estos últimos años, se ha generado una cierta desafección de la gente sobre sus dirigentes, en general, y particularmente hacia sus políticos. Es importante recuperar un clima de confianza, para lo cual todos tenemos que mejorar nuestros comportamientos.
¿Esta desafección de la que habla también afecta a los empresarios?
La desafección y la falta de confianza afecta a toda la clase dirigente. Dirigentes políticos, dirigentes sociales y dirigentes empresariales. Ha habido empresarios corruptos y corruptores, pero en términos porcentuales es muy pequeño. La mayor parte de los empresarios son gente comprometida con su proyecto, con su país, que se comporta normalmente. En el mundo de la empresa, siempre hay gente que tiene comportamientos poco edificantes, pero las empresas buenas tenemos sistemas para depurar esas personas.
La economía se ha ido desacelerando a lo largo del pasado año, ¿existe riesgo de que volvamos a retroceder?
La economía mundial está creciendo menos, porque hay una situación geopolítica más complicada, y esa inestabilidad frena el crecimiento. Por otro lado, la caída del petróleo y de las materias primas está creando recesión en los países productores, y estos contribuyen a que el crecimiento mundial sea más pequeño. A España le afecta particularmente la inestabilidad política, que se deriva tanto del tema de Cataluña, como de las elecciones generales. Pero esto es coyuntural. Una vez que tengamos un Gobierno estable y una vez que estas incógnitas desaparezcan, yo creo que de nuevo vamos a relanzarnos.
¿La actual regulación del mercado de trabajo es la que necesita este país para crecer?
Necesitamos una regulación laboral que facilite flexibilidad y también que procure alinear los intereses de los trabajadores y de la empresa, para que los salarios estén ligados a la competitividad. Debemos establecer un sistema en el que todos ganen o todos pierdan y que tengamos objetivos comunes. Estamos en un mundo en el que todos tenemos que ganar. Cuanto mejor le vaya a la empresa, mejor le tiene que ir también a sus trabajadores.
Los resultados de la reforma laboral no han sido hasta ahora muy satisfactorios. El paro ha bajado, pero muy ligeramente.
En los dos últimos años se van a crear un millón de puestos de trabajo. En 2015 se han creado 533.186, y, si lo vemos en términos europeos, uno de cada dos puestos que se crean en Europa son en España. Lo que pasa es que tenemos una bolsa de paro muy grande, pero en cuanto a generación de empleo estamos yendo muy bien.
Pero también ha aumentado la precariedad laboral.
La precariedad es un término muy relativo. Mucha gente está entrando en el mercado de trabajo con sueldos relativamente bajos, pero es algo transitorio, porque, según la economía vaya desarrollándose, y según estas personas encajen en sus empresas, esos salarios irán subiendo. España no puede competir con salarios bajos, porque siempre habrá muchísimos países que van a tener salarios más competitivos que los nuestros. Por lo tanto, la estrategia de España no debe basarse en los salarios bajos, aunque transitoriamente, para salir de la crisis, efectivamente vamos a tener sueldos que no serán muy altos. Pero lo que es precario es estar en el desempleo. Lo primero es que la gente que está en paro tenga un trabajo, aunque los sueldos no sean muy altos. Una vez que está en el trabajo ya irán subiendo; pero la estrategia de las empresas no puede ser, ni los es, ser competitivas a base de pagar poco a la gente.
¿Es viable el actual sistema de pensiones? ¿Cuál cree que será su futuro?
El actual sistema de pensiones no es viable porque es un sistema de reparto, de manera que los activos son quienes pagan a los pasivos. Tenemos una población que va envejeciendo y cada vez tenemos más personas jubiladas y menos personas que están trabajando. Además, las pensiones medias de los que se jubilan son cada vez más altas. Ahora, tenemos nueve millones de personas jubiladas que cuestan al sistema 130.000 millones de euros. Tenemos lo que llamamos en términos coloquiales una hucha, que se fue creando en los momentos buenos, pero esa hucha ya nos la estamos comiendo y, si todo va como parece, en el año 2019 nos habremos comido la hucha. Por eso nosotros proponemos una reestructuración en los sistemas de pensiones de forma que, el sistema de reparto, que es el que tenemos ahora, se complemente con una fórmula de capitalización que tendría una parte voluntaria y otra obligatoria.
Pero ya ha habido muchas reformas.
Lo que se ha hecho son reformas pararamétricas. Subir la edad de jubilación, más años para calcular la pensión, etc. Hemos tocado los parámetros, pero no hemos tocado los fundamentos. Creemos que es absolutamente fundamental dotar al sistema de pensiones de este complemento de capitalización, que además generaría una vía de ahorro que permitiría más inversiones y que sería, de nuevo, un círculo virtuoso, porque ese ahorro serviría también para financiar nuevas inversiones y para crecer..
Pero es un diseño que daría sus resultados a muy largo plazo.
Demográficamente se va a ir produciendo un desequilibrio. Cada vez va haber más gente jubilada, donde las nuevas incorporaciones van a tener pensiones más altas y donde además la vida, por fortuna, va a durar más. Todos eso va a generar que la cantidad que necesitamos para poder financiar a nuestros pensionistas se va a ir elevando continuamente y, como la población activa no va a crecer tanto, el sistema quebraría. Para que no quiebre, tendríamos que bajar las pensiones. Cuanto más pronto comencemos a complementar el sistema de reparto con planes de capitalización, menos problemas tendremos en el futuro. Sí, son temas a muy largo plazo, y los políticos suelen tener una visión cortoplacista, no les preocupa demasiado lo que pase dentro de veinte años. Pero nosotros tenemos que tener esa mirada a largo plazo, porque estos planes de capitalización tardan muchos años en crear los fondos necesarios. Por lo tanto, hay que empezar cuanto antes.
Sobre Castilla y León
El Círculo de Empresarios desarrolla sus actividades en una triple vertiente: como centro de pensamiento, promueve ideas; como centro de encuentro, implsa debates, y, al mismo tiempo, colabora con la sociedad a través de diferentes programas. Uno de sus proyectos estrella persigue contribuir a crear cien nuevas grandes empresas en cinco años.
¿Podrán participar empresas de Castilla y León en estos proyectos del Círculo?
Precisamente una empresa de Castilla y León, Prosol, forma parte del Círculo. Rocío Hervella es socia de la junta directiva y su empresa está participando en el Proyecto Creciendo. Cada año añadimos cinco empresas. Se hace un análisis, y tienen que ser empresas que tengan una cierta dimensión y que quieran crecer. Seguro que en Castilla y León hay unas cuantas de estas, y estoy encontradísimo de que se vayan incorporando nuevas empresas y nuevos socios.
¿Qué imagen tiene de los empresarios de Castilla y León y de la economía de esta comunidad?
Aunque hace unos cuantos años fui director comercial de una fábrica en Valladolid, Tecnauto, la foto que tengo es muy simple. Me parece que es una comunidad que tiene un paro bastante más bajo que el de España, lo cual da la sensación de que es una economía bastante diversificada. Tiene algunas grandes empresas, como todo lo que se deriva de la automoción, de Renault y todo su cluster de empresas auxiliares. Luego, el mundo agroindustrial también es muy potente y está bastante diversificado.
¿Cuáles serían las carencias?
Quizá faltan empresas medianas-grandes y grandes. Hay muchas empresas medianas que hace falta que se conviertan en grandes, y para convertirse en grandes, hoy en día, es absolutamente crucial mirar al mercado global e internacionalizarse. Quizá ese puede ser el defecto que tenga el empresario de Castilla y León, que no tenga esa visión internacional.
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