El día empezaba oscuro en Vigo, con una lluvia para nada fina, sino contundente e hiriente que parecía arreciar justo para amenazar a los segovianos en su intento de conquista de reino ajeno. Un reino cercano a la playa, con un césped espectacular y un ... ambiente radiante, de ilusión por alcanzar el play off tras catorce años consecutivos en la categoría. Un día de esos, históricos, en los que marca Diego Gómez.
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Un chaval de la cantera, al que el escudo le ha traspasado la camiseta y lo tiene grabado en la piel. Ese escudo que, tras cazar un gol que servía para empatar y sacar la cabeza de su equipo del fondo del mar, se agarraba con furia y terminaba besando. Fue una acción de viento a favor, de una falta de Manu al lateral Johan que no se pitó, pilló descuidado al Coruxo por una banda por la que no puedes dejar suelto a Szymanowski. El argentino ponía el centro al segundo palo, donde Aitor Aspas quiso emular a su primo el del Celta con un despeje de espuela. Pero en su área, Rafa Llorente recogía la pelota de espaldas a la portería. Alberto, el portero, se acercaba a él saliendo de su zona y fue entonces cuando el madrileño puso de media tijera el balón en su espalda. Alto, bien arriba, Diego Gómez saltó para tocar con la coronilla y poner la pelota cruzada, mansa, como sabiendo que tenía que entrar y resignada a hacerlo, en el gol del empate.
Coruxo
Alberto
4
-
1
G. Segoviana
Carmona
Goles: -0, Youssef (min. 10); 1-1, Diego Gómez (min. 36); 2-1, De Vicente (min 46); 3-1, Youssef (min. 60); 4-1, Silva (min. 93).
Árbitros: Gonzalo Sáiz Pérez. Amonestó únicamente a Nanclares por parte de la Gimnástica Segoviana.
Incidencias: Campo O Vao. 1200 espectadores. Pasillo del Coruxo a su equipo juvenil por el ascenso a 1ª Gallega.
Necesario como el comer ese gol, porque el equipo era un manojo de nervios desde que Youssef había abierto el marcador para el Coruxo. Un equipo que necesitaba ganar, porque el Compos había marcado y le estaba quitando ese espacio en la lucha por el ascenso a Primera Federación. Fue en un córner tremendamente mal defendido por la Gimnástica, aunque con un soplo de suerte. Mansour despejaba sobre el cuerpo de un rival y el balón, rechazado, le caía al delantero. Javi Marcos habilitaba la posición y a Carmona se le quedó frenada la reacción. Un gol que dejó tocada a la 'Sego', falta de líderes hasta que aparecieron Nogueira y Nanclares para ordenar algo.
La primera parte terminaba con empate. Por ocasiones, los dos equipos habían tenido dos claras y la Segoviana alguna más difusa. Empate en todo, incluso a los puntos en un combate de boxeo que no estaba terminado. Es más, en la primera acción de la segunda mitad, en los primeros 40 segundos, una llegada por la izquierda de Chiqui terminaba en la frontal del área para un remate del capitán De Vicente que terminaba dentro. Los gallegos lo necesitaban y el partido se iba a tener que convertir en algo diferente varias veces más. Llegaba el momento de la ciclotimia, porque con el resultado el Coruxo era cuarto y la Gimnástica se salvaba, puesto que acababa de marcar el Navalcarnero en Luanco. Todos contentos, pero iban a seguir pasando cosas.
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Entraban en juego las pantallas y el empezar a dividir la atención entre el partido y lo que pasaba en los demás. Javi Borrego y Álex Conde, fuera de la convocatoria, se comían las uñas en la grada mirando en el móvil lo que pasaba en Luanco. Y mientras, en el campo, ocurría de todo. Tan pronto podía ganar distancia el Coruxo, que tuvo una llegada con un disparo desde la frontal de Dani que obligó a Carmona a una de sus míticas estiradas; como podía hacerlo la 'Sego'. Rafa Llorente tuvo dos. Una, un golpeo de media volea desde dentro del área con la derecha que le salió centrado y a las manos de Alberto. La segunda, mucho más clara. Dani Arribas, recién incorporado, ponía un balón desde la izquierda que superaba a Alberto por alto y Llorente llegaba solo al segundo palo. Entró forzado y remató de cabeza alto, pero era el empate.
En el minuto 60, todo cambiaría. El propio Rafa Llorente quiso progresar, pero se volvió un mar de dudas en el que surfeó un Coruxo que robó, salió a la contra y encontró a Youssef solo en el área para marcar el tercero. Dos goles de diferencia se antojaban demasiada distancia para que la Segoviana remontara ante un rival de otra medida. Ocurría que en ese momento el Marino marcaba un penalti e igualaba ante el Navalcarnero. La 'Sego' estaba a un gol de caer y no dependía de ella. Porque lo que de ella dependía no se estaba haciendo. El cuarto en contra podía caer en cualquier momento y, mientras, el guión descontrolado marcaba otras vueltas de tuerca: un gol del Móstoles metía al Marino en descenso directo y a los madrileños para jugar el play out. Vamos, que se seguía salvando la Gimnástica.
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Ramsés movió el árbol del banquillo para ver si la madurez de Cidoncha ponía calma en el medio, aunque eso supusiera retirar a Nanclares. Quitaba a Szymanowski buscando los arrestos y el extra de amor al club de Dani Arribas y terminaba incluso levando el ancla, quitando a Mansour, para que entrase Fran Adeva arriba. A ver si entre él, Gómez y Rafa Llorente lograban algo. En un córner se pudo conseguir acortar, porque pudo llegar en el remate en plancha de Adeva que lo provocaba. En el lance postrer, tocaba Gómez y llegaba desde atrás con certeza pero sin potencia Nogueira para rematar de cabeza flojo, a las manos de Alberto.
Jacobo Montes también movió sus piezas, pero más bien para dar un homenaje a los habituales suplentes que también habían gozado de minutos en la temporada. Y no deslucieron nada, ni los retoques defensivos, ni los ofensivos. Los primeros siguieron manteniendo una firmeza envidiable que los ataques de guerrilla de una Gimnástica que iba como el ejército de Pancho Villa no consiguieron doblegar. Y en ataque, una combinación entre Silva y Álex Ares terminaba con otro paradón de muchos quilates de Pablo Carmona. Lo que podía depender de los segovianos, no iba a salir. Rezar era una opción, aunque daba igual si poner una vela al cielo o al infierno. Casi convenía ponerla por duplicado, esperando que todas las partes entendieran la compleja situación.
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El cuarto, inevitable, iba a legar. Lo iba a marcar Silva, igual que pudo marcarlo Álex antes. La 'Sego' estaba desarmada, barquito de papel en medio de una tempestad histórica que no pudo prever. O, mejor, que supo ver pero que nunca entendió. La intensidad de la segunda parte pasó por encima del equipo de Ramsés Gil en unos segundos 45 minutos en los que corrían a cada acción mirando a la grada a ver qué pasaba. Y lo que terminó pasando es que, en el momento en que el árbitro pitaba el final del partido, en el minuto 93, el equipo estaba salvado. En el 94, un gol del Marino enviaba a la Segoviana a la promoción, a jugarse la vida a una carta. A ser fieles a su historia de desengaño y perdición y a esperar al sorteo para ver dónde y contra quién va a tocar luchar otra vez.
No caben análisis más allá de levantar las cabezas, levantar las miradas y buscar el arresto definitivo de orgullo. Porque en el fútbol no se puede confiar.
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