Jalen Krogman y Kyle Novak, a su llegada a la estación Campo Grande de Valladolid antes de partir hacia Madrid. El Norte

El tetris de dos americanos para huir del virus desde Valladolid hasta San Luis

Kyle Novak y Jalen Krogman, jugadores del CPLV de hockey-línea, vuelan a Estados Unidos antes de que cierren las fronteras tras superar su particular odisea, sticks a la espalda

Domingo, 22 de marzo 2020, 12:21

¿Se ha detenido a pensar qué sería de su relación con el coronavirus si su aterrizaje le hubiera cogido en país ajeno? El de Kyle Novak y Jalen Krogman es uno de esos muchos casos, y lo que le diferencia de otros es que han tardado una semana en trazar un plan para sacar billetes y tratar de llegar a su lugar de origen, San Luis (Estados Unidos). Hasta este domingo compartían piso en Valladolid como dos miembros más de la familia, numerosísima y deliciosa familia que ha logrado reunir el Club Patinaje en Línea Valladolid (CPLV de ahora en adelante) desde su fundación en 1995. También lo es desde hace cuatro años Jerry Kaukinen, que sin embargo fue más rápido en hacer la maleta y lleva ya una semana en Finlandia. En casa.

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Un clima similar sufren en el estado de Misuri apenas unos días después de que Joe Biden dejara helado al otro candidato a las primarias demócratas, Bernie Sanders. Mientras los dos aspirantes sortean la virulencia de la pandemia, 77 años uno y 78 el otro, dos de sus compatriotas partían en la noche de este domingo desde Valladolid con el reto de superar, piano piano, todas las trampas que plantea un viaje a Estados Unidos en tiempos de alerta máxima. Es un tetris, como se pueden imaginar.

Jalen y Kyle se despiden antes de tomar el tren dirección a Madrid. El Norte

Una madeja que tiene su nudo gordiano en Madrid. Acceder es relativamente sencillo, después de un solitario viaje en tren desde la estación Campo Grande, pero desenvolverse una vez pisado suelo madrileño es una pequeña odisea que tanto Kyle como Jalen difícilmente olvidarán. Tratándose de dos jugadores de hockey-línea pueden imaginar la escena ataviados con dos macutos enormes y los pertinentes sticks con sus correspondientes fundas. Dirán ustedes con toda la razón que por qué no dejaron las herramientras de trabajo en el piso -yo también lo pensé hasta que me explicó Ángel Ruiz, el alma mater de este deporte en Valladolid, que cada uno de los 'palitos' se acerca a los 300 euros-. La consecuencia de la foto que les he mostrado son 400 euros en portes, pero eso será más tarde. Aún no hemos llegado al aeropuerto.

Para esa aventura se necesita de un medio de transporte que no había en Chamartín. Sin taxis a la vista, y en medio de un paisaje más propio de 'The Walking Dead', los dos americanos tuvieron que recurrir al conductor de un cabify que, por supuesto, no les dejó ir juntos. 'Call another cab, Ángel', se lamenta Kyle.

Sin que sirva de excepción, por una vez el panorama sirve estos días de cablea para evitar atascos y llegar a la hora estipulada en el primer boceto de plan que se trazó en Valladolid para no perder el vuelo.

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A la hora que lea esto, tanto Kyle como Jalen, los dos americanos del CPLV Valladolid, estarán de camino a sus casas previo transbordo para sortear las restricciones impuestas por el gobierno Trump. Cargados hasta los dientes pero felices por haber superado su particular odisea.

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