ENRIC GARDINER
París
Viernes, 7 de junio 2019, 07:54
Si John Ford hubiera tenido que dirigir una película del oeste en el Bois de Boulogne, el escenario hubiera sido muy parecido a lo acontecido este viernes en la Philippe Chatrier. Oleadas de arena, dos pistoleros y un silencio que hubiera congelado al mismísimo Ennio Morricone. No era 'La diligencia' lo que se rodaba en París, era el capítulo número 39 de la rivalidad entre Nadal y Roger Federer. Una película que cuando se juega entre los muros de Roland Garros siempre termina de la misma forma.
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Lo hace con el español triunfando (6-3, 6-4 y 6-2) y el suizo derrotado. Con la victoria número 24 del manacorense en la rivalidad y con la irrupción de Nadal en su duodécima final de Roland Garros.
Y eso que el encuentro tuvo un protagonista inesperado y particular. El atroz viento que azotó la capital parisina dio un toque diferente al partido. Los Nadal-Federer siempre han estado tocado por los elementos, como la recordada final de Wimbledon 2008, y su reencuentro en Roland Garros no iba a ser menos. «Tardamos un rato en entender cómo iba el viento. A partir de ahí, comenzamos a jugar los dos mejor», explicó Nadal después del encuentro.
El aire levantando la tierra ante sus impacientes caras envolvía un partido mil veces visto y anticipado. Nadal repetía sobre el revés de un Federer al que le costaba sacar cualquier juego adelante.
La superioridad en el fondo del balear obligaba al suizo a aprovechar el viento a su favor y tirar dejadas y bolas cortas que sacaran de su juego a Nadal. Una estrategia que arañaba puntos, pero se antojaba escasa para el desafío de batir a un tenista con un registro de 92 victorias y dos derrotas en Roland Garros. Ninguno de esos dos tropiezos fue contra el de Basilea.
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Un arranque amenazador de 3-0 fue aminorado por el orgullo suizo, que recortó hasta el 3-2, pero ya solo fue capaz de encauzar un único juego más hasta el 6-3.
No parecía Nadal dispuesto a abdicar su trono en París y ni cuando Federer pareció encontrar luz entre los nubarrones regaló un ápice. El suizo dispuso de bola para marcharse 3-0 arriba en el segundo set, pero siguió enredado ante un rival que siempre le ha dominado. El aspecto mental volvió a salir a escena cuando Federer fue incapaz de aguantar su saque con 4-4 y 40-0. Ahí se terminó el encuentro y comenzó el show de Nadal.
Los 'passing', las bolas imposibles y los errores de un Federer desquiciado aceleraron la sexta victoria de Nadal sobre el número 3 del mundo. Un triunfo que mete al de Manacor en la final del torneo parisino por duodécima vez y que le medirá a Novak Djokovic o Dominic Thiem, cuyo partido de semifinales quedó suspendido este viernes por la lluvia y se reanudará este sábado desde las 12:00 horas.
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«Me da energía para seguir adelante. Ahora tengo un día de descanso y solo espero estar preparado para el domingo. Quiero felicitar a Roger por mantener este nivel con 37 años. Siempre es un placer jugar contra él», señaló el manacorense en los micrófonos de Eurosport.
El récord de Nadal entre semifinales y finales de Roland Garros es de 23-0 y este Grand Slam podría ser el primer torneo en su vida que conquista en doce ocasiones, por encima de las once de Montecarlo y Barcelona.
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Además, superaría a la australiana Margaret Court, que fue capaz de ganar once Grand Slams en el Abierto de Australia en la década de los 60 y los 70. La mayor cantidad en un solo 'major', solo igualada por los once Roland Garros de Nadal, una marca que puede tener una fecha de caducidad muy cercana.
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