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J. C. Cristóbal
Domingo, 19 de mayo 2024, 17:26
¿Han respirado ya? ¿Seguro? Si preguntan a algún amigo quesero le responderán que todavía le tiemblan las piernas. Y es que después de las emociones de la final de Copa, con la frustración añadida de la derrota por un punto, se añadieron las tensiones ... con que se vivió el desenlace de la semifinal de Liga, ahora con el suspiro de la victoria y, una vez que se recomponga el cuerpo, con la esperanza de tomarse la revancha con el Aparejadores.
El 14-10 tiene un aroma de justicia poética. Es verdad que el Ciencias mereció ganar en Pepe Rojo, por dominio e iniciativa, también que no hubiera sido justo que entrara en la final después de no presentarse, aunque tuviera razones para ello, a un partido liguero en Valladolid. Si tenemos en cuenta lo ajustado del tanteo de Burgos (16-12), las dos semifinales se quedaron a una jugada de una posible final Ciencias-El Salvador en Sevilla que hubiera provocado más de un sonrojo.
Quesos Entrepinares
Fernando Domínguez, Miejimolle, Genco; Gavidi, Álex Pérez; Marc Sánchez, Fabish, Potgieter; Gonzalo Domínguez, Taibo; Surumi, Alejandro Alonso, Cian, Lainz; y Andrés. También jugaron Calzón, Moala, De la Lastra, Vélez, Javier López y Alberto Blanco.
14
-
10
Real Ciencias
Romo, Hogg, Muñiz; Mora, Stöhr; Ehgartner, Franco López, Milesi; Pedro Cane, Roldán; Huber, Alvar Gimeno, Molinero, Camarero; y Axel Papa. También jugaron Carrasco, Del Hoyo, Borondo y Lamboglia.
Árbitro: Muñoz, madrileño. Sin amarillas.
Marcador: 0-3 (min. 14): golpe de Huber. 0-10 (min. 28): ensayo de Roldán y transformación de Huber. 3-10 (min. 40+): golpe de Taibo. 6-10 (min. 48): golpe de Taibo. 11-10 (min. 51): ensayo de Lainz. 14-10 (min. 68): golpe de Taibo.
Incidencias: Pepe Rojo. Semifinal de Liga. Dos tercios de entrada. Mañana fresca con una tromba de granizo en la segunda parte. Homenajes antes de comenzar a José María Valentín-Gamazo, ex presidente del VRAC, y a la Asociación Down Valladolid, y en el descanso a Ana María Simón, socia más veterana del club, y a la Peña El Tornllo, en su 25º aniversario.
El minuto 80 del VRAC-Ciencias se jugó a cinco metros de la línea de marca azulona, con la delantera andaluza a punto de arrastrar entre palos a la castellana. Lo intentó una y otra vez, en una sucesión de fases que no encontró agujeros en la defensa del Quesos, y no lo hizo porque el equipo de Merino, a falta de buen juego de ataque, exhibió un carácter defensivo, de compromiso, de solidaridad, digno del mejor aplauso. La rabia con que pateó Arnau Andrés la última pelota reflejó el límite al que llegó la resistencia del Quesos.
No fue la única jugada en el alambre de la línea de marca. Si no fallan las cuentas, hubo cuatro ataques del Ciencias que pusieron a prueba el agarre del césped en la zona de cinco metros; en la primera de ellas, Roldán sí tuvo fruto y elevó un 0-10 en el marcador que no presagiaba nada bueno. El Ciencias era el amo del juego, poderoso en el maul y dañino cada vez que rompía por dentro a base de meter kilos en cada empuje; si el Quesos no marchó de vacío al vestuario fue porque Cane se pasó de revoluciones, forzó un castigo, y Taibo deshizo el cero con el tiempo cumplido.
Merino movió su quince en el descanso y el equipo cogió aire con el segundo acierto pateador de Taibo, que esta vez jugó de apertura; la remontada estaba a tiro y la encontró de la manera más inesperada, en uno de esos momentos puntuales que marcan un antes y un después en un partido y en una temporada. Llegó en la nueva embestida del Ciencias a cinco metros de los palos, el ensayo parecía inevitable, pero el Quesos apretó los dientes, robó el balón y se lanzó al abordaje con Taibo, Cian y Surumi, que le puso una chispa al juego, hasta un último pase, quizá adelantado, al otro lado, donde Miguel Lainz se lanzó como un kamikaze para conseguir el 11-10.
La grada del Pepe Rojo estalló y, después de sacudirse el granizo que le cayó encima, se agarró al suelo como un pilier más para contener las melés del Ciencias, sujetarse en los maul que se acercaban centímetro o centímetro a los palos y seguir los movimientos en los costados para evitar que se abriera algún balón a las alas. En ese apartado, la actitud de los jugadores del Quesos fue irreprochable y envió todos sus barcos a proteger el puerto. Y defender bien, también es jugar bien.
El Ciencias reaccionó bien al mazazo del ensayo de Lainz y buscó recuperar la ventaja por la vía rápida a través de dos ex queseros, primero Huber con un pateo a palos, después Axel Papa con un drop muy centrado, pero los ovales no encontraron la H y Balta Taibo dio otro golpe de oxígeno con un acierto que puso una distancia de cuatro puntos, lo que quería decir que Ciencias necesitaba ensayar. Por eso tuvo que jugar a la banda un castigo favorable, aunque fallara varias veces en las touch, e insistir en la presión de la delantera. Lo hizo una vez, dos veces, tres, el Quesos aguantó el asedio, forzó un castigo ofensivo, y se citará con el Aparejadores en un nuevo duelo al sol.
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