El VRAC se deja parte de sus opciones en mitad de un naufragio en Alcobendas

No comenzó mal el quince elegido por Diego Merino para asaltar Las Terrazas. Lo hizo con brío e iniciativa, pero con algunas dudas y fisuras que anticiparon lo que vendría después. No estaban del todo finos en el juego a la mano los jugadores de la escuadra pucelana y tampoco sus delanteros lograron imponer su jerarquía en las zonas de contacto. Sí pudo, no obstante, Javi López lograr una tímida ventaja inicial gracias a un puntapié de castigo en el minuto cinco.

Fue rebasado el cuarto de hora de la primera parte cuando los jugadores de Javier Garrido olisquearon las debilidades del cuadro quesero y tuvieron la sensación de poder lograr una machada. Paso a paso, con la desconfianza que genera pelear ante un gigante que se tambalea, el Alcobendas comenzó a tutear a quien no está acostumbrado a recibir semejante tratamiento. Primero Cittadini hizo pasar el cuero con una patada que colocó las tablas en el tanteador. Después, el VRAC recibió dos golpes directos a la mandíbula en menos de seis minutos que resultaron de difícil encaje.

Inició las hostilidades Roy Lura con una de sus habituales cabalgadas junto a la línea de banda, con la que desarboló a una defensa cazada a contrapié. Acto seguido, en una acción de mucho talento, impropia de un talonador, Vidal enmudeció al banquillo del conjunto pucelano. Recogió el balón el versátil dos leonés, apuró también la línea de cal y lanzó una patada con la que ganó la ventaja y cruzó el punto de marca. Supuso un terremoto con epicentro en Las Terrazas que sacudió los cimientos del VRAC en una mañana que apuntaba a hundimiento absoluto.

Lejos de poner solución a los problemas, la vuelta del intermedio se convirtió en otra tortura. Ni la arenga ni los cambios surtieron efecto en un entramado defensivo que se vio sacudido en corto y en largo, en empuje y en velocidad. En definitiva, ayer la factoría de Entrepinares puso en el mercado un gruyer de lo más apetecible que saboreó con gusto Minteguiaga, hambriento e insaciable. Suyos fueron los dos ensayos que colocaron un 29-3 que hablaba con elocuencia de la actuación realizada por unos y otros.

Fue a falta de diez minutos cuando Gavidi infundió coraje en sus compañeros con una marca de raza y capitanía que además propició que el Alcobendas se quedase con dos hombres menos. Las amonestaciones de Medina y Cittadini permitieron a Cian galopar a campo abierto para terminar el buen trabajo iniciado por los integrantes de la línea de tres cuartos en la acción anterior. El propio Cian y Taibo animaron una revuelta que no encontró continuidad por las imprecisiones y la falta de ideas cerca de la zona de ensayo rival.

Lo único positivo de la derrota es que la enfermedad que ataca al conjunto pucelano se hizo evidente. Ahora toca analizar y acertar con el tratamiento antes de que sea demasiado tarde. Aún queda margen y esperanza para un VRAC que se ha repuesto de caídas mayores.