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Nada menos que 25 títulos componen su palmarés. Ningún entrenador vallisoletano ha llevado a su equipo a cotas tan altas de éxito deportivo. Después de once campañas al timón del banquillo del VRAC Quesos Entrepinares, Diego Merino sigue sumando campeonatos y copas. La última, la Ibérica conseguida en Lisboa no hace una semana. El entrenador vallisoletano reconoce que el trabajo y pensar solo en el presente cercano son claves para que lleguen los resultados.
El VRAC, con Merino como entrenador, ha conseguido la friolera de ocho ligas de División de Honor, cuatro Copas de la Rey, seis Supercopas y siete Ibéricas. Nadie en el oval hispano se acerca a estos logros. Esta temporada, además de la mencionada Copa Ibérica, aspira a revalidar tanto el título liguero como el de Copa.
Reconoce este técnico que no se acuerda mucho de los títulos más antiguos. «Recuerdo más los últimos, ya que los tienes más presentes. No me olvido, por ejemplo, de una final de Copa del Rey ante Cisneros, que resultó clave para conseguir el resto de títulos aquella temporada. También de la primera Supercopa en Ordizia, que para mí fue muy especial. También la primera Ibérica. Hay muchos títulos especiales, pero al final te quedas con los que tienes más recientes y no con lo que ya es pasado», señala.
Llegó al banquillo quesero en el verano de 2013, después de una temporada convulsa que acabó con el título liguero con Lisandro Arbizu en el banquillo. Merino estaba en aquella plantilla del curso 2012-13, aunque se lesionó de gravedad y dio carpetazo a su carrera como rugbier. «Fueron los primeros títulos que conseguí como jugador con el equipo en el que llevaba desde los 19 años. Fueron temporadas de travesía, en las que no llegaban los trofeos. Acabar mi carrera ganando títulos fue especial, pues era algo que buscaba. Ganamos una Supercopa y una Liga, aunque en esa final yo ya estaba lesionado. Fue colgar las botas y ponerme a dirigir. Empezamos con un poco de suerte en el banquillo, ya que nos llevamos la Supercopa. Fue una campaña muy buena, en la que ganamos todo menos la Copa Ibérica. A partir de ahí han venido temporadas muy buenas, con títulos. Lo importante es que el equipo compite», subraya.
Dirige al equipo que ha reinado en el rugby español desde hace más de una década. Diego Merino hace hincapié en que «lo complicado es llegar y también mantenerse. Es muy positivo ver que cambia la plantilla, también parte del staff, se renueva el formato de competición, que cada campaña es diferente, pero el VRAC sigue estando ahí. Eso significa que nos adaptamos bien a las circunstancias y que eso puede ser una de las claves para continuar arriba».
La modestia es una de las virtudes que más le caracteriza. No le da mucha importancia a ser el técnico vallisoletanos con más títulos a sus espaldas. Afirma que «no lo pienso a nivel del rugby español y tampoco a nivel de Valladolid. Me interesa el presente a corto plazo. Mirar los laureles conseguidos no va a hacer que ganes el siguiente título. Me mantengo firme en la idea de que pasado pasado está y que hay que centrarse en el presente cercano».
La clave del éxito está en su trabajo y el apoyo que le brinda el VRAC para hacerlo. «Es mucho trabajo a todos los niveles. El club realiza un esfuerzo muy grande para que sigamos estando ahí, lo mismo que el staff. Los jugadores están comprometidos con los estamos haciendo y su esfuerzo es impagable. Al final, el éxito es fruto del trabajo de todos», argumenta.
La directiva siempre le ha brindado su confianza, pese a que hace dos años las cosas se torcieron de manera importante y el equipo no estuvo en la lucha por los títulos. «Todo eso sucedió por un cúmulo de circunstancias, algunas externas a nosotros, que no podíamos controlar y también hubo un poco de mala suerte. Quiero creer que la directiva valora más el trabajo que se hace que los títulos. Yo no miro el palmarés, lo que busco es que mi trabajo sea bueno y nadie pueda decir nada, que la gente se encuentre contenta con mi trabajo», concluye.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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