Sangría del Quesos Entrepinares

El entrenador local Diego Merino entendió bien cómo podía ser la cita y aprovechó la visita de Les Abelles para mover su quince y dar la alternativa a jugadores con menos minutos de juego. La mañana se rompió de inmediato, la resistencia de los valencianos se quebró al segundo o tercer ataque quesero; después de una primera intentona un tanto precipitada, como si el VRAC tuviera prisa por marcar, el avance se movió bien de lado a lado hasta que Láinz, que está enrachado, posó el oval junto al banderín del rincón.

Reaccionaron bien los abejorros, que lograron salir por primera vez de su veintidós y provocar dos faltas defensivas que seguro que disgustaron a Merino; el primer castigo lo lanzaron a banda, paso intermedio a la basura por culpa de una touch mal ejecutada, y el segundo ya buscó los palos, pese a la ausencia del pateador Güemes, y Les Abelles pudieron abrir el marcador, una buena medida con lo que vendría después.

El Quesos Entrepinares fue una apisonadora y arrolló al equipo valenciano, sobre todo por dentro; Teo Marcos confirmó que está de dulce y encontró una vía, poco después lo hizo Balta Taibo para pasar a Álex Pérez, los ensayos se firmaban bajo palos para sumar de siete en siete gracias al acierto del doce quesero, que en ese periodo solo falló un intento por el freno del viento. El bonus ofensivo ya estaba en la buchaca y el Quesos pudo experimentar todas las variantes de ataque para ensanchar la cuenta, si los tres primeros ensayos fueron a la mano, bien en combinación de la línea de tres cuartos o en rupturas a la carrera, el cuarto llegó después de un empuje de delantera, con Álvaro Pírez como el ariete de un touch-maul que arrastró al paquete valenciano más allá de su línea defensiva. El 36-3 del descanso hablaba por sí solo.

Podría decirse que la segunda parte sobró. Los dos equipos movieron sus banquillos y el Quesos Entrepinares dio protagonismo a todos sus jugadores, algo que se reflejó en un dato interesante, consiguió diez ensayos con diez jugadores diferentes que ocupaban todas las posiciones del campo, ensayos del talonador, de un segunda, de un tercera, de los medio melé, de los centros y de las alas, solo faltó sumarse a la fiesta uno de los habituales en esta faceta, el internacional Martiniano Cian, que ocupó de salida la posición de zaguero.

Lo mejor es que los dos equipos mantuvieron la intensidad hasta el final. El Quesos estuvo rápido, y atento a los botes en su favor, para lanzar envestidas que no encontraban respuesta en la defensa de Les Abelles, y así Gonzalo Domínguez, Pablo Mateos o De la Lastra lograron ensayos que celebraron como si la victoria dependiera de ellos; y Les Abelles, pese un momento en el minuto 70 en que pareció perder la paciencia, mostró un carácter digno de aplauso, ni un mal gesto, ni una acción fuera de tono (pese a las dos amarillas con que le castigó Atorrasagasti, acciones del juego), incluso con catorce jugadores en el campo puso energía en una melé para encontrar un hueco por el que se colara el ensayo de Carlos Gómez y llevarse una alegría para el viaje de vuelta. Ni siquiera esa jugada cerró el partido, la inercia llevó al Quesos al fondo del campo para poner el broche con un nuevo 5+2 final. Una victoria y un tanteo que le vale al Quesos Entrepinares para mantener el pulso con el Alcobendas y que certifica que a Les Abelles la temporada se le hará muy larga antes de ser uno de los equipos que perderán su sitio en la necesaria reducción de doce a diez equipos en la categoría.