El Salvador volverá a pelear por los títulos

Un largo preámbulo para entrar en un partido que no tuvo historia. La mañana invitaba a la tertulia y la cerveza, a comentar cómo se vivió el España-Fiyi del día anterior en Zorrilla, El Salvador y Ordizia llegaron a la cita con bajas, Álvaro Gorostiza no podía contar con sus internacionales Bell y Jacobo Ruiz y aprovechó para dar minutos a algunos no habituales, y Federico Gallo no pudo traer a varios de los titulares que visitaron el Pepe Rojo hace un mes para enfrentarse al VRAC.

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Siete minutos duró la igualdad, lo que tardó El Salvador en ajustar unos ataques que estropeó con indisciplinas, unos y otros tantearon la dinámica del juego con patadas altas, hasta que Juan Martínez se echó el oval en las manos y empezó a romper a los del Goierri por dentro, sus arranques 'a la fiyiana' y sus compañeros fueron encadenando un ensayo tras otro, el primero de Torres tras un posible pase adelantado, una acción tan rápida como las que culminaron más tarde Julio Sanz, Diego González y Nacho Vega antes del descanso.

Con 26-0, y la eliminatoria resuelta, es normal que se rebajara la tensión, aunque El Salvador insistió en cerrar su defensa y Ordizia buscó una jugada de orgullo que llevarse a casa. Con el partido ya roto, el neozelandés Faaofo, fichado con la temporada ya empezada, encontró sus cinco minutos de gloria con dos marcas consecutivas llenas del poderío de sus 110 kilos.

El 40-0 no hundió al Ordizia, admirable en su compromiso con el juego, sin ninguna marrullería y, por el contrario, con la ambición de lanzar cañas en sus golpes de castigo por si pescaban el ensayo del honor; ganó con autoridad una touch a cinco metros y arrastró el maul hasta más allá de la línea chamiza para sacudirse el cero del marcador. Todavía hubo tiempo para un arranque de mucha plasticidad, en la que Santi Ortega reivindicó que tiene más que un pie con puntería para saltar a la carrera la trinchera del Ordizia y escribir el epílogo de la eliminatoria posando el oval bajo palos.