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J. C. Cristóbal
Domingo, 6 de abril 2025, 17:06
Los aficionados que han visto más derbis de los que ha jugado Kalokalo Gavidi saben que los El Salvador-VRAC son partidos cerrados, feos para ... un espectador de Lugo o de Albacete, pero sí intensos y llenos de emoción si vistes en Pepe Rojo con una camiseta blanquinegra o una azulona. Si el partido que abrió la temporada liguera se firmó con un ajustado 17-13, el de esta segunda fase dobló la apuesta con un 14-12 más apretado todavía; con estas referencias, la final de Copa del 24 de mayo promete ser apasionante.
La mañana despertó espléndida, con ambiente primaveral, con unas gradas al borde del reventón, incluso con seguidores en lo más alto de la tribuna pareja de atletismo, con el palco repleto de una clase política atenta al reclamo de las cámaras, con el homenaje a las campeonas chamizas de la Copa de la Reina, solo faltaba que los quinces de Gorostiza y Merino estuvieran a la altura del entorno y brindaran un gran espectáculo. No fue así. Tardaron media hora en que las aficiones dejaran a un lado los saludos de cortesía, y pusieran toda la atención en lo que pasaba en el verde.
El Salvador
Pelaz, Romanos, Jacobo Ruiz; Martín Peña, Rodrigo Fernández; Faaofo, Santa Cruz, Du Plooy; Munilla, Ortega; De la Llana, Torres, Rust, Blasco; y Bell. También jugaron Vega, Juan González, Víctor Sánchez y Leuila.
14
-
12
VRAC
Calzón, Pírez, Genco; Gavidi, Manu Pérez; Ojeda, Vélez, Viliamu; Perotti, Marcos; Surumi, Hollingsworth, Álex Alonso, Láinz; y Cian. También jugaron Teto Gómez, Gonzalo Domínguez, Miejimolle, Muñiz, González del Pino, Álex Pérez, De la Lastra y Saleta.
Árbitro: Susperregi, vasco. Sin amarillas.
Marcador: 0-5 (min. 30): ensayo de Hollingsworth. 7-5 (min. 37): ensayo de De la Llana y transformación de Ortega. 14-5 (min. 60): ensayo de Rodrigo Fernández y transformación de Ortega. 14-12 (min. 71): ensayo de Cian y transformación de Hollingsworth. Quesos Entrepinares consigue el bonus defensivo.
Incidencias: 15ª jornada de División de Honor, 5ª en el grupo A. Pepe Rojo. Casi lleno. Mañana primaveral. Los dos equipos hicieron pasillo al Colina Clinic El Salvador, campeón de la Copa de la Reina; la capitana, Elisa Castro, realizó el saque de honor.
Arrancó con más fuerza el Quesos, que arrancó de salida un golpe de castigo que Teo Marcos pateó fuera de la H, preámbulo de lo que se repetiría durante la hora y media siguiente. El único respiro colegial llegó con una mala mano de Surumi que a punto estuvo de costarle un disgusto a su equipo; El Salvador no lo aprovechó y, como remache a su desgracia, regaló un balón a Sam Hollingsworth, quien, sin ser el más veloz de la clase, recorrió unos setenta metros con los rivales a su grupa hasta alcanzar la línea de marca y romper el cero a cero (como si el Getafe visitase la carretera de Renedo antes de pisar Zorrilla) que estaba camino de eternizarse.
El punto de inflexión a favor del Quesos duró lo que tardó Santi Ortega en montar una patada monumental hacia una esquina del campo; a Láinz le pilló con la modorra y De la Llana agradeció el agujero para atravesar las líneas y mandar a El Salvador con ventaja a los vestuarios. Imposible saber lo que dijo allí Merino a sus jugadores, piropos seguro que no, porque sustituyó a su medio melé y esperó solo cuatro minutos en completar el cambio de su primera línea.
Con el paso de los minutos el juego se libera de las cadenas, abandona el guion, y empieza a moverse por impulsos. No pudo recuperar el mando el Quesos porque padeció un día negro con el pie, Marcos cedió el disco a Hollingsworth y dio igual, hasta dolió ver al ausente Taibo como aguador ocasional. El Salvador acogió con buena cara el regalo y empujó con fuerza a la delantera rival, una vez con éxito gracias a la marca de Rodrigo, después con frustración porque el debutante Rust se quedó a un palmo de ensanchar la ventaja.
Las caras de los entrenadores disimularon en su presencia en la sala de prensa. La del equipo perdedor, el VRAC Quesos Entrepinares, era sonriente, como si quisieras quitarle hierro a la derrota, y la del equipo ganador, el Inexo El Salvador, era seria, como si pretendiese echarle flores a la victoria.
Diego Merino, técnico quesero, analizó el partido con la mirada en el futuro. «Era un partido especial, un derbi, que nos sirve como preparatorio de lo que tenemos por delante, nos servía para llegar a esas citas con buenas sensaciones. Queríamos ganar, eso está claro, es un derbi, pero preferí no arriesgar con los jugadores tocados y con molestias. El Salvador nos ha ganado en intensidad, nos han llegado muy bien con la segunda fase, Santa Cruz ha hecho un gran partido».
Merino, a una semana de afrontar la Copa Ibérica, no piensa en la Copa del Zorrilla: «Queda mucho tiempo», apunta.
Álvaro Gorostiza, entrenador colegial, acudió a la cita con la zozobra sufrida en los últimos minutos. «Al final hemos cometido muchas indisciplinas, era el riesgo por no finalizar esas grandes ocasiones como la de Rust». Con esta victoria asegura su plaza entre los mejores de la Liga. «Nos aseguramos estar entre los cuatro primeros [que concede factor cancha en el primer cruce] y romper la dinámica de las últimas derrotas, el equipo estaba bien, pero venía de perder, cometíamos errores no forzados que nos daban marcadores muy abultados».
Gorostiza valoraba el buen tono físico del equipo. «Ha sido un partido de mucha intensidad, en la primera parte tuvimos que defender mucho en nuestro campo porque no salíamos con el pie, luego hemos dominado los contactos con momentos que hemos aprovechado para atacar bien. Estamos recuperando jugadores y Rust nos vendrá muy bien».
Con 14-5 encontró su momento uno de esos jugadores que marcan diferencias, Marti Cian, esta vez desde la zaga; buscó la conexión hasta correr bajo los palos y, entonces sí, redondear la puntuación con una transformación, el único acierto en los ocho intentos del VRAC. Con 14-12 y diez minutos por delante, alguno más con la decisión de Susperregi, el derbi entró en una fase de agonía, en la que cualquier indisciplina podría voltear el marcador; y ahí habrá que preguntarse si El Salvador tiene a alguien con poderes en el mal de ojo, si ocurrió hace tres meses con el pie del burgalés Sirvent, repitió ahora con el del quesero Hollingsworth, que falló tres pateos en teoría fáciles en una mañana sin viento que elevó los globos de los niños en vertical y dio la primera alegría al Inexo. Que bienvenidos son los patrocinios en el mundo del deporte.
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