El Salvador da la campanada en el derbi

El gran derbi del deporte vallisoletano recuperó el sabor de sus mejores momentos, cuando los partidos entre el VRAC y El Salvador eran una moneda al aire que, a veces, caía del lado del equipo que esa temporada era inferior. Es lo que ocurrió en el que nos ocupa, con el Chami rompiendo una tendencia que le llevó a perder nueve de sus últimos diez partidos contra su gran rival, su última victoria se remontaba a noviembre de 2021 y esta misma temporada ya había sufrido un rosco en el estreno liguero (0-27) y una derrota honrosa en la semifinal copera (6-15).

El Quesos Entrepinares fue a fallar, y de forma estrepitosa, cuando menos se esperaba, después de voltear la tabla con su victoria en Burgos; saltó al campo sabiendo que el Recoletas había ganado en Santboi en el último suspiro (9-12) y que podría dar un pequeño estirón para garantizar el primer puesto y el factor campo en las eliminatorias finales. Incluso inició el juego con el viento a favor, una variable que podría desviar el tanteo a su favor desde el pitido final, pero se encontró con una resistencia de El Salvador más fuerte que en los cruces anteriores.

Los de Gorostiza pisaron el césped más enchufados, apretaron los dientes en defensa y supieron explotar los primeros errores con las manos de los queseros; un avant con castigo demostró la grandeza de una ley de la ventaja bien aplicada y el 'seven' Juan Martínez encontró una autopista por su ala para firmar el primer ensayo de la tarde. El Quesos solo se asomó a campo contrario en acciones puntuales, mal finalizadas además, como en un pase adelantado de Mateos a Andrés cuando este encontró una vía libre; los franjinegros (ayer de morado, para confundir la vista con el azulón quesero) seguían con la defensa muy cerrada, presionando en campo contrario, y así ganaron la posesión, montaron varias fases hasta encontrar la apertura, otra vez hacia su derecha, para que De la Llana elevara el 0-12 con la transformación de Ortega.

La hemorragia ya era preocupante, y puso ser mayor si el punteo de Mateo Sánchez no hubiera encontrado la buena reacción de Javi López. Se rozó el tercer ensayo, y para desgracia de El Salvador, lo que llefó fue una exclusión de De la Llana. Incluso ahí mantuvo la cara el equipo que ejercía de visitante, estuvo a punto de salvar los diez minutos en inferioridad sin recibir puntos, hasta que Taibo, más acertado en las patadas abiertas que en los tiros a palos, encontró el rincón donde más soplaba el viento y el Quesos pudo empujar en la veintidós rival. Primero, con una toucho bien ganada y prolongada hasta la última carrera de De la Lastra, y después con un maul bien montado que posó Potgieter. En un suspiro, y pese a que El Salvador fue mejor, se llegó al descanso con empate y con todo el arsenal del Quesos en el banquillo.

Para rematar la posible remontada de los de Merino, el viento se tomó un descanso en la segunda parte y sopló con menos intensidad. A El Salvador le dio igual, no acusó la frustración del 12-12 y volvió a entrar mucho mejor en el partido. Rozó el ensayo en la primera acción, con un pase adelantado de Jacobo Ruiz, y también en la segunda, cuando llevó el balón al límite y recibió un castigo por retención en el último empuje; no sumó de cinco, pero sí lo hizo de tres, Santi Ortega ya superó hace tiempo su mal debut pateador de la primera jornada y encontró los palos para devolver la ventaja a su equipo.

Merino dijo basta. Movió el banquillo y metió en el campo a varios jugadores que serían titulares en cualquier equipo de la División de Honor; a los de Gorostiza les tocó sufrir y creyeron que su buen partido se podría torcer de manera definitiva cuando el reloj alcanzó la hora de juego. La patada profunda de Ortega encontró a Andrés bien colocado, inició el contragolpe, le acompañó Gavidi y el magisterio del gran capitán atravesó la trinchera franjinegra; Genco recogió el oval y lo llevó hasta la línea de marca sin preocuparse de buscar un posado más cercano a los palos. El Quesos se acordó de esta decisión al final del partido, ya que Taibo no sumó los dos puntos complementarios, los que hubiera necesitado para ganar.

El Salvador siguió a lo suyo, Ortega volvió a acertar en un lanzamiento a palos, recuperó la ventaja para su equipo y la supo administrar hasta el final, llevando la pelota a campo contrario, aunque siempre con la amenaza de un marcador más estrecho, pero el Entrepinares estaba de nones, nunca se hizo con la iniciativa del juego y, como triste remate, empañó el derbi con una fea entrada, a destiempo y con exceso de agresividad, de Perotti a Ortega, que provocó una tángana general que el árbitro condenó con amarillas muy generosas.

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